KYLER
— ¿El árbol de los deseos? —pregunto.
Cindy asiente, dándole un trago al chocolate caliente. —Eso me dijo el señor Quest, no sé a qué se refiere pero ahora tengo curiosidad e iré a buscarlo.
—También tengo curiosidad —admito—. Así que eso haremos, ya que no podemos irnos de aquí.
Aunque no me quejo. Este lugar es genial y sobre todo, he tenido la oportunidad de acercarme a Cindy. Esto no hubiera sucedido si no hubiéramos tomado el camino incorrecto.
—Sí pero antes de buscar ese árbol iré a tomar una ducha, ¿ya te bañaste, verdad? Dime por favor que sí hay agua caliente.
Sonrío. —En realidad no, vas a congelarte —abre los ojos y suelto una pequeña risa—. Estoy bromeando, claro que hay. En este lugar el agua caliente es indispensable. Pero intenta que no esté tan caliente, los cambios de temperatura pueden ser malos para tu cuerpo, intenta usar el agua más fría que puedas.
Arruga la nariz. —Moriré.
—No lo harás —me señalo—. Yo no usé el agua caliente en realidad, me fui a bañar al lago.
Suelta una carcajada. —Espero que nadie te haya visto.
—Esperemos que no —sigo comiendo los huevos revueltos con una salsa roja que sabe muy bien.
Regresamos a la cabaña y ahora estoy sentado en el sofá mientras espero que Cindy termine de bañarse. Me advirtió que tiene toda una rutina así que se tardará un poco.
Jacob y Eli están alistándose para salir al comedor y averiguar cómo está la situación de la carretera. A pesar del desastre que ocurrió ayer, hoy lucen como los mejores amigos que siempre han sido. A veces pienso que ellos estaban destinados a ser hermanos en lugar de amigos, pero algo ocurrió y terminaron en familias distintas.
—Ah, ahora voy —Jacob le avisa a Eli antes que se vaya.
Eli sale y Jacob me mira. — ¿Qué? —cruzo la pierna.
Él se mueve para sentarse al lado de mí. — ¿Estás enojado conmigo?
Junto las cejas. —No, ¿Por qué?
Mira hacia la puerta un momento. —Sé que a veces soy un poco… ya sabes, un tonto pero no quiero que te decepciones de mí.
Vaya, esto sí que me tomó por sorpresa. Jacob es un buen hermano, pero no suele hablar de sus sentimientos conmigo. — ¿Yo?
Mira hacia abajo, parece que está evitando mis ojos. —Kyler, tú eres una gran persona y sé que papá estaría orgulloso de ti. Aguantas muchas cosas y lo haces ver tan fácil, tú no…
Y esto es otra cosa que no pensé ver, sus ojos se llena de lágrimas. —Jacob…
—No, déjame hablar —parpadea rápido—. Cuando empezaste a enfermar tenía tanto miedo que fuera algo como lo de papá porque ya lo había perdido a él pero no podía perder a mi hermanito —aprieta los labios—. Gracias al Cielo tú no tienes algo mortal pero sé que es difícil para ti y sé que no te quejas, que eres valiente y yo no podría. No soy como tú.
No respondo, ver a mi hermano así es inusual pero recuerdo cuando íbamos al hospital por mis síntomas y lo asustado que se veía. También recuerdo que me abrazaba con fuerza, como si temiera que al soltarme yo me desvanecería.
—No quiero que pienses que le estoy fallando a papá y no quiero fallarte a ti o mamá —aclara la garganta—. Sé que debería ser mejor y debería… solo no quiero que me odies, Kyler porque yo te amo, eres mi hermano y no quiero decepcionarte.
Hay muchas formas de responder a eso pero la mejor es lo que hago. Me acerco y lo abrazo, él me abraza también por varios segundos.
Sé que Jacob no es perfecto pero lo que no sabía era que se sentía así. No dudaba de su amor por mi o por mamá pero sus palabras fueron inesperadamente necesarias.
—Bien, suficiente de esto —se separa y empuja mi hombro—. Esta conversación nunca ocurrió.
Ruedo los ojos. —Como quieras.
Sonríe, luego mira a mis rodillas. — ¿Te están doliendo?
Siempre me duelen pero ya me acostumbré. —Un poco, pero puedo caminar.
Asiente y suspira. —Sí, lo sé —se levanta—. Iré con Eli y supongo que tu estarás aquí con…
Pongo los ojos en blanco. —No empieces.
Deja escapar una carcajada. —No dije nada —empieza a moverse hacia la puerta—. En realidad se ven curiosos cuando están juntos, ella en su complejo de princesa y tu homenajeando a bandas de ancianos.
Jacob ha vuelto.
—Las mejores —me encojo de hombros—. ¿Acaso no te ibas ya?
Sale mientras ríe y escucho su risa por unos segundos más. ¿Qué puedo decir? Mi hermano es un idiota pero lo amo también.
Mientras espero a Cindy tomo mi teléfono y reviso algunas notificaciones, luego voy a la galería y veo las fotografías de anoche. Mi corazón pega un salto cada vez que recuerdo cuando estábamos en el trineo.
Deslizo mi dedo sobre la pantalla para ver las demás, me detengo en una que le tomé a Cindy y se ve tan linda con ese fondo navideño detrás de ella.
—Esa es mi favorita —Cindy está detrás de mí, recostada en el respaldo del sofá.
Pego un salto y dejo el teléfono a un lado. —Ah, hola, ya terminaste.
—Sip —se suelta el cabello que lo tenía recogido—. ¿Qué hacías?
—Nada —aclaro la garganta.
Ella se mueve hacia donde estoy para sentarse a mi lado, dejando una pequeña distancia entre nosotros. — ¿Quieres salir ahora o esperamos un rato?
He estado solo con Cindy en un auto en medio de la noche, estuve a solas con ella anoche mientras explorábamos el lugar y cuando esperábamos el amanecer pero ahora mismo, se siente distinto. Yo me siento distinto.
—Está bien si esperamos un rato, si quieres —rasco mi cuello—. Um, ¿Qué quieres hacer? ¿Hablar de algo? O solo podemos, no sé, estar en silencio.
— ¿Quieres ver una película? —Pregunta—. Podemos usar mi teléfono y buscar algo para ver, tal vez una de navidad, de esas que se ven cada año como tradición.
Una película con Cindy en su teléfono suena a que tendremos que estar cerca para poder observarla bien. —Um, sí, está bien.
Sonríe. —Genial, ¿Dónde? ¿Aquí o allá?
Se refiere a la habitación. —Um, creo que aquí… es lo mejor.