Caminos Diferentes

20

KYLER

Escribí: “Que este viaje no acabe nunca”

Cerré mi tarjeta y sin querer (bueno tal vez sí) vi de reojo lo que ella escribía. Solo tenía curiosidad y sé que no debí hacerlo pero cuando lo leí, mi corazón se detuvo.

“Que Kyler ya no esté enfermo”

Sé que este árbol es simbólico y es muy poco probable que los deseos que cuelgues en él se cumplan pero el hecho que ella renuncie a su deseo para pedir algo por mí es tan especial.

Me obligo a ver hacia otro lado mientras ella cuelga la tarjeta en una rama. Cindy está ocupada viendo los adornos del árbol y yo procuro mantener mi corazón tranquilo.

Hay tantas cosas que quisiera decirle, sin embargo, no lo haré. En este momento ella y yo estamos en una pausa de nuestras vidas reales. Si la vida no nos hubiera obligado a convivir, ella ni siquiera sabría que tengo una enfermedad crónica.

— ¿Vas a colgar el tuyo? —pregunta, acercándose a mi lado.

Cuando está cerca de mí noto la altura de diferencia, intento no hacerlo pero imagino que si la abrazara estando de pie, podría recostar mi mentón en su cabeza y sentiría su mejilla justo sobre mi corazón.

—Sí —aclaro la garganta.

—Ponlo cerca de ese reno con bufanda —señala un adorno.

Asiento, mordiendo mi labio inferior para evitar sonreír como el tonto que ya soy. Subo la mano y lo coloco, el reno está a un lado y si pudiera hablar seguro me aconsejaría no ilusionarme con la chica linda y popular de la escuela.

Eso intento.

—Bien, ¿ahora qué? —pregunta.

Me encojo de hombros. —No lo sé, regresemos a la cabaña.

Asiente y nos movemos de regreso mientras el grupo de villancicos sigue practicando.

—Este lugar es inmenso —afirma.

Pasamos a un lado de un Santa Claus tamaño real que se mueve de un lado a otro, como si estuviera bailando.

— ¿Dónde guardaran todos estos adornos cuando no es navidad? —pregunta.

—Tal vez no lo guardan, tal vez aquí siempre es navidad —bromeo.

—Sí, puede ser.

Regresemos a la cabaña y Cindy golpea a la puerta con fuerza, en un momento después, Jacob abre.

—Dejen de desaparecer —cruza los brazos.

Cindy pasa a un lado de él para entrar.

Cuando yo estaba entrando, Jacob me quitó de la cabeza el gorro de Cindy. — ¿Por qué usas esto?

—Dámelo —extiendo la mano.

Jacob se lo coloca. — ¿Acaso no me veo mejor, Cindy?

—Jacob, deja de ser tan molesto —Cindy se acerca pero él se lo quita y lo levanta estirando su brazo tan alto como puede.

Me acerco para intentar tomarlo pero Jacob mueve lejos su mano y sonríe. —Ahora es mío.

— ¡Jacob! —Cindy eleva la voz.

—Ya —me acerco pero él empieza a caminar hacia atrás rodeando el sofá—. Jacob, dámelo.

Se lo vuelve a colocar y le guiña a Cindy. — ¿Te gusta pasar tiempo con mi hermano? ¿Por qué no pasamos tiempo nosotros?

Jacob sigue moviéndose y se tropieza con Eli, quien salió de la habitación. —Quítate —Eli lo empuja.

Jacob ríe mientras que Cindy vuelve a intentar quitarle el gorro, pero se aleja. Entonces Eli toma el brazo de mi hermano y finalmente se lo quita.

— ¡Oye! —Jacob reniega.

Eli suspira y va con Cindy. —Ten y la próxima vez que te moleste, te doy permiso a que le des un buen golpe en esa cara egocéntrica.

Frunzo el ceño y ella lo hace también. — ¿Qué? ¿Ahora quieres que lo golpee?

Jacob bufa. —Está molesto porque su novia… —Eli le cubre la boca con la mano.

— ¿Tienes novia? —Cindy inclina el rostro—. ¿Tienes novia y aun así coqueteas con chicas?

Eli rueda los ojos. —No tengo novia —suelta a Jacob—. Pero estaba saliendo con una chica y pues, mientras estábamos por aquí ella le envió un mensaje a Jacob.

—Pero la rechacé porque soy un buen amigo —Jacob se mueve para sentarse en el sofá—. Así que Eli tiene el corazón roto.

—No lo tengo —se sienta también, al lado de Jacob.

Cindy hace una mueca y se acerca a Eli. —Está bien si tienes el corazón roto, no te hace menos hombre en realidad.

Eli la mira, estira su mano y le hace una seña para que se siente a su lado. Cindy se coloca junto a Eli y recuesta su cabeza en el hombro de él.

Jacob les da un vistazo. — ¿Ahora son tiernos? Bueno, yo también tengo un hermano menor, Kyler ven aquí.

Bufo. —No.

—Ven aquí y sé tierno conmigo —abre sus brazos y yo sigo negando.

Jacob chasquea la lengua, se levanta y rápidamente camina hacia mí. A pesar que él y yo medimos casi lo mismo, nunca he dejado de verlo como mi hermano mayor y eso me hace pensar que es más grande, más fuerte, más de todo.

Me toma rodeando mis hombros y me arrastra hasta el sofá mientras Eli y Cindy nos miran divertidos. Me sienta en él y se coloca entre Eli y yo.

—Listo, ahora lucimos como cuando nos tomaban fotografías antes, ¿no?

Eli mira a Cindy y asiente.

Eso ocurría cuando los padres de los Torrence aún no se habían divorciado, cuando a mí me parecían una familia feliz y perfecta, cuando nos hacían sentir también como parte de ellos.

—Entonces… ¿Cuándo nos vamos a ir? —Cindy pregunta.

Jacob resopla. —No lo sabemos.

Eli agrega: —El señor Quest nos está manteniendo al tanto de cómo va todo en la carretera, pero hasta ahora las noticias son lo mismo.

Luego de un momento donde todos permanecemos en silencio, Eli se levanta. —Creo que iré a comer algo, cuando no hay nada qué hacer lo mejor es comer, ¿no?

—Sí —Jacob se levanta también—. Vengan también, a menos que quieran escaparse otra vez.

Eli cruza los brazos y me da una mirada antes de voltear hacía Cindy. —Sí, por cierto, ¿A dónde se han estado yendo?

Cindy rueda los ojos. —Solo estamos explorando el lugar, deberían hacerlo también.

—Tal vez luego —Eli responde.

— ¿Entonces no van a ir a comer? —Jacob me mira.

Me encojo de hombros. —Todavía no tengo hambre.

—Yo tampoco —Cindy responde.

Jacob sonríe de lado. —Claro, ¿no será que quieren estar solos? Vaya Cindy, nunca pensé que fueras así.




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