Caminos Diferentes

24

UNA SEMANA DESPUES

CINDY

—Y Eddy vomitó sobre Eli.

Kyler suelta una carcajada. —Hubieras grabado eso —dice, limpiando sus manos por las migas de las galletas.

—Lo sé, hubiera sido algo que mostraría a todos —afirmo.

La abuela de Kyler entra del jardín trasero y nos sonríe. — ¿Qué tal las galletas, chicos? ¿Les gustaron?

—Están deliciosas —admito—. En serio, son perfectas. Tiene que darme la receta, por favor.

Ella sonríe ampliamente. —Con gusto, Cindy. Come todas las que quieras, hay muchas más.

—Gracias —digo.

Kyler voltea para verla. —Abuela, extraño mucho tu comida.

Ella se acerca para acariciarle el cabello. —Pues ven a visitarme más seguido, son bienvenidos aquí. Tu, Jacob, tu linda novia….

Kyler tose dos veces. —Abuela, yo… no…

—Kyler, soy una anciana pero no creas que olvidé nuestra última conversación —sigue acariciando su cabello y sus mejillas se están enrojeciendo.

—No…

—Kyler, Kyler —aprieta su mejilla—. ¿Por qué asumiste que tu abuela no iba a recordar quienes eran Cindy y Eli? Claro que sé quién es el mejor amigo de tu hermano y por supuesto, su hermana.

Él niega. —Abuela, gracias por tu no solicitada información. Te amo, pero, ¿podríamos disfrutar de las galletas?

—Claro —le da una palmada en el hombro—. Tengo más confesiones para mañana.

Sonrío cuando su abuela sale de la cocina. —Cuando tenga su edad, seré como ella.

Kyler suspira lentamente. —No pudo ser peor.

—Entonces, ¿le hablabas a tu abuela de mí? Eso es tierno, por eso me gustas.

Rueda los ojos. —No lo hice… bueno, sí lo hice. Lo lamento, quizás lo hice y quizás mi madre también lo sabía y tal vez, no lo sé, tu madre.

Abro los ojos. — ¿Estás bromeando, no?

Se encoje de hombros. —Hace unos meses, ¿recuerdas el evento de la escuela? Cuando usaste un vestido rojo.

Asiento. —Sí, ¿Qué hay con eso?

Lame sus labios. —Bueno, creo que te estaba observando no tan discretamente y tu madre se sentó a mi lado y dijo: Es linda, ¿no?

Sonrío. — ¿Y qué le dijiste?

Recuesta su codo sobre la mesa y sonríe de lado. —La verdad.

Kyler no deja de provocarme mariposas en el estómago. Si no estuviéramos en la casa de su abuelita, me inclinaría para besarlo. —Ah, ¿Y cuál era esa verdad?

—Le dije: Es la más linda.

Puedo sentir como mi corazón pega un salto. —Entonces, mamá lo sabía y no me lo dijo. Eso es injusto.

—Bueno, creo que es buena guardando secretos —ríe.

Estiro mi mano para tomar la suya, me gusta sentir su calidez. —Pues, um, ¿recuerdas cuando el año pasado hicimos una obra para la clase de historia y tu usaste un traje?

Asiente. —Sí, ¿Por qué?

Veo nuestros dedos entrelazados. —Porque pensé que te veías bien. En realidad, todas mis amigas lo pensaron, incluso recuerdo a Julieta preguntarme si creía que tú aceptarías ir a la fiesta de otoño con ella.

Toma otra galleta. — ¿Qué le respondiste?

Me encojo de hombros. —Le dije lo que pensé en ese momento, que nunca te había visto en una fiesta o baile y que… bueno, quizás le dije que tú usando un traje era algo de una sola vez.

Muerde la galleta y asiente. —Eso es cierto, no voy a esas cosas y prefiero usar pantalones que no tengan que plancharse.

Muevo la vista a la lámpara al fondo, de su abuela. No quiero verme decepcionada por el hecho que Kyler no sea ese tipo de personas, porque yo si lo soy.

—Pero —continua—, solo hay una forma de hacerme ir a esos lugares.

— ¿Cuál? —entorno la mirada.

Kyler se levanta de la silla sin soltar mi mano hasta llegar a mi lado, se inclina para besar mis nudillos provocando que el calor rápidamente se extienda por mis mejillas. —Que mi cita seas tú.

Niego, apretando los labios. —No quiero que cambies por mí, no quiero que hagas algo que no harías por mí porque yo no haré nada por ti.

Suelta una carcajada y ahora se inclina para besar mi frente y prometo que él tiene que detenerse o mi corazón va a explotar. —No te obligaré jamás a hacer o ser algo que no quieras, pero yo, quiero esto.

Subo el rostro y ahora él, besa mis labios.

Cierro los ojos perdiéndome en la sensación de sentir sus labios con sabor a canela por las galletas y menta porque se rehúsa a besarme sin cepillarse los dientes (lo que agradezco)

—Ay, no —somos interrumpidos, por mi persona menos favorita.

Jacob.

Kyler suspira pero se queda a mi lado sosteniendo mi mano. —Jacob, ¿No deberías estar con Eli trabajando o haciendo algo más?

Jacob se acerca para tomar una galleta. —Eli está manejando todo en la tienda perfectamente —me señala con la galleta luego de arrancarle un pedazo—. No es de niñas buenas besar a tu novio en casa de su abuela.

Kyler sube la otra mano a mi mentón. —En realidad, yo la estaba besando —acaricia mi piel con su pulgar—. Y Cindy no tiene que ser una niña buena o mala, puede ser lo que se le dé la gana.

Sé que decir que “lo amo” es demasiado pronto pero no puedo negar que no amo cuando dice cosas como esas. —Eso rimó —digo.

Jacob arruga la nariz. —Mejor voy con la abuela, ustedes… traten de comportarse.

Finalmente se va y Kyler me sonríe. —Solo hay que ignorarlo y desaparece.

Me levanto de la silla y ambos estamos muy cerca, rodeo su cintura con mis brazos y me envuelve en un abrazo. —Me gustas mucho, Kyler. En serio.

Besa un costado de mi cabeza. —Tú me gustas mucho, Cindy Vee.

Cierro los ojos escuchando el latido acelerado de Kyler contra mi cara sobre su pecho.

No tenía planes de comenzar ninguna relación en la escuela, no después de aceptar que todos los chicos disponibles eran bastante inmaduros y mucho menos tenía planes de conocer más sobre Kyler, el chico que siempre formó parte de mi vida.

Pero ahora mismo, esto se siente como un final perfecto, de esos que hacen que las películas te dejen con una sensación de esperanza y felicidad.




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