Campamento de Famosos

CAPÍTULO 5

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LEONOR.

Me dolía la cabeza. 

Desperté hace unos minutos en mi habitación, la reconocí,  estoy sin siquiera moverme un poquito de miedo a que me duela algo más que la cabeza.

Apenas y recordaba algo del bosque; yo saltando y cantando, Dorian advirtiendo sobre la rama y luego …. Nada. 

Sinceramente algo dentro de mí estaba desolado, seguro no pudimos terminar la competencia y dudo mucho que Dorian haya seguido en mi estado, aunque no soy de su total agrado no es tan inhumano.  O eso espero.

Seguía mirando hacia el techo sin hacer ningún movimiento, temerosa.

—Tu cabeza no esta rota, asi que puedes moverte—su voz llenó toda la estancia haciéndome brincar del susto.

Voltee con cuidado, estaba ahí,  sentado en una silla con un libro entre sus manos.

¡Yo conocía ese libro! 

Lo mire sin decir nada, preguntándome desde hace cuando estaba allí.

Se había cambiado de ropa, ahora parecía más relajado; llevaba una camiseta negra en la que se enmarcan bien sus músculos de los brazos—y estoy seguro que los del torso también si se levantaba—, y un vaquero dándole un aire jovial. Sonreí un poco y no sé qué fue lo que me orilla a decir algo como eso, pero hasta yo me sorprendí de escucharme decir: —Te ves lindo.

Enarcó una ceja.

—¿Llevas horas durmiendo y lo primero que dices es "Te ves lindo"? ¿Enserio? —pregunta como si fuera un gravísimo error pero ocultando algo detrás de  aquellas palabras que fue imposible de descifrar.

Me puse a pensar levemente para luego encogerme de hombros.

—Solo quería dar un cumplido y lo hice—simplifico, ocultando mi vergüenza y en el proceso levantándome de la cama para sentarme. Sin mirarlo

Me dolía la cabeza y el cuello. Ánimos de empezar una discusión me faltaban así que lo dejé.

—¿Qué pasó con la competencia?

—No ganamos.

Casi lloriqueo al escuchar eso.

—Pero tampoco perdimos—agrega antes de que le dé mi atención. 

—¿Qué?

—Verás, nadie más que nosotros logramos encontrar todo pero debido a que sangrabas y estabas desmayada, decidí traerte aquí antes de que te sucediera algo peor. —explico y asentí con tristeza. Sintiéndome culpable por no haber ganado— Mila decidió darnos el premio, ya que si bien no completamos todo el recorrido, fuimos los únicos que encontramos todo—me señaló el buro junto a mi cama.

Allí estaba el cofre. 

—Por la noche tendremos otro evento, asi que ahora te dejo descansar—aviso y se fue.

Mire durante algunos segundos el cofre y al final decidí  salir  de la cama para ir a bañarme, lo necesitaba.

Cuando salí del baño, volví a ver el cofre. Quería abrirlo pero a la vez no, esta vez no me dejaría llevar por la curiosidad, ese cofre lo habíamos ganado junto a Dorian, quería que él también participará a la hora de abrirlo. 

Quizá el ya habría visto lo hay pero algo me decía que eso no era así,  es más ni siquiera sé si le agrade la idea ya que fue claro a la hora de decir que el juego le parecía aburrido y actuaba como si no le interesará pero luego se contradijo cuando me tomó por sorpresa al tener todo lo que pedían.

Suspire y alejé mis ojos del cofre. Me cambié y bajé a almorzar. Tenía tanta hambre que mi estómago gruñía.

Al llegar todos estaban enfrascados en charlas individuales, todos menos una mesa. Dorian, Alejandra, Arturo , Jacke y su acompañante—la cual no recordaba su nombre—estaban sentados entablando conversación.  Bueno, Dorian solo se veía fastidiado.

Cuando me divisó sus ojos brillaron  y de un salto se levantó de la mesa para venir hasta mí.  

—¿Qué sucede? —pregunté al ver a las personas en nuestro lugar.

—Parecen un maldito virus, llegaron y no se fueron por más que trate de impedir que sentarán—gruño.

A mí tampoco me agrada la compañía de Alejandra y Arturo. A Jacke ya lo conocía y lejos de no ser agradable se hizo mi amigo aquí.

—Si quieres vamos a comer en otra mesa—propuse.

Me miró por algunos momentos analizando mi respuesta, parecía sorprendido pero solo asintió dejándose llevar por lo que le dije. Tomó mi mano y me guió fuera del salón, al jardín, ante la mirada atenta de las personas que seguían en nuestra mesa.

Al sentarnos un mesero llegó para pedir nuestra orden y decirnos los platillos que tenían el día de hoy.

Dorian seguía mirándome como si fuera un bicho raro.

—Te golpeaste muy fuerte la cabeza—afirma distraído.



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En el texto hay: famosos, amor dulzura, aventura humor

Editado: 01.03.2023

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