Campamento de Famosos

CAPÍTULO 9

FiFWYhUoE5AanK2yOz48iWBYn6oT8GuyrH04UvUqGKcuBz04nBPjstyeUxFd6ZM-YD2cJRJEF5LrePUgqTz1FjStbFWTa6hpFM_4RThkVjrPD73qjeiQkb8PTF-6MTjKcbuQDVMe1VRmJnRZUlb4Jw

LEO

Salimos al jardín donde Jacke y Shay nos esperan. O bueno, solo lo hacen para que pueda llevarme la mochila que les dejé hace más o menos una hora atrás. 

Ni siquiera supimos cuánto tiempo nos tardamos en esa ducha. 

Sacudo la cabeza no queriendo recordar eso. Y no quiero recriminarme porque definitivamente no me arrepiento. De hecho lo haría otra vez si se me presenta la oportunidad. 

Quizá así dejé de tomarle tanta atención que por razones desconocidas, se las dí. 

Respiro hondo y sonrió lo mejor que puedo cuando llegamos donde ellos, siento que mis piernas aún no han recuperado sus fuerzas. 

¡Dios! 

Es que tenía unas expectativas altas en el sexo pero con este se fueron hasta el cielo. No sólo porque lo hizo sino por la forma en que lo hizo. Me sentía en el  cielo, sus manos me tocaban con tanta veneración, delicadeza y rudeza al mismo tiempo que me hacía pensar que estábamos yendo más allá sin saberlo. 

Sin duda alguna lo volvería a repetir, solo porque su ….

—Deja de pensar—me susurra.

Brinco en mi lugar siguiéndole el paso. 》Ya deja de desconcentrarte Leonor 《 me regaño.

—¡Al fin! —se queja Jacke. —¿Dónde fuiste a buscarlo? ¿Al Polo Norte? —indaga con sarcasmo.

Veo como Shay le da un codazo mal disimulado y me mira con una sonrisita.

—¿Te bañaste, Leo? —indaga, curiosa.

Evito ponerme roja y trato de fingir que no pasa nada. Fingir y actuar frente a unas cámaras siempre se me dió bien, pero hacerlo así,  sin las cámaras y como yo, me es difícil. No puedo mentir y menos puedo fingir a no ser que tenga un objetivo claro.

En fin, me hago la desentendida y asiento con una sonrisa.

—¿Dónde estabas? —indaga Jacke hacia Dorian —La pequeña Claire estaba preocupada por tí. 

Miro hacia otro lado, ocultando la vergüenza.

—¿Enserio? —pregunta, con interes —Con razon se colo a mi habitación sin ser invitada —se mofa. 

Lo miro mal ganandome una risita de los otros dos.

Bufo y agarro mi mochila para colgarla a mi hombro. Shay está a punto de decir algo pero la voz de Mila no la deja. Nos avisa que tenemos que partir ya y que espera que estemos de tenis porque vamos a caminar. Y mucho.

Nos reparten una casa de campaña para cada pareja, y con una orden clara, siguiendo a los que nos acompañan—entre ellos Mila—nos encaminamos a quién sabe donde.

Dejamos todo aparato tecnológico en la mansión y estamos a la intemperie, únicamente con la naturaleza rodeándonos. 

Jacke y Shay están delante de nostros hablando como loros mientras se ríen, admiran y critican todo lo que ven a su paso. Una hora después siento como vamos subiendo por una colina ya que empiezo a jadear, amante del deporte no soy, lo máximo que hago es trotar. Y es por eso que a cada paso que doy siento que me roban el aire.

Al final termino tropezando con una piedra yéndome de bruces de frente pero no llego a tocar el suelo ya que las manos de Dorian me sujetan de la cintura. 

—¿Aún te duelen las piernas? —me susurra en el oido. Me estremezco.

—Idiota —me zafo de su agarre cuando percibo un tinte burla en su pregunta. 

Se ríe levemente y me toma de la mano cuando intento irme.

—Lo pregunto enserió—ahora su rostro cambia.

No lo miro, peor asiento levemente. 

—No soy de hacer mucho ejercicio, por esl estoy cansada —murmuro .

Se saca la mochila que traía y la pone de frente, sobre su pecho. Se agacha un poco.

—Sube.

Mi cara se vuelve roja, estoy segura.

¿Por qué con él todo es tan natural? Cada maldito gesto que hace lo hace si fuera lo mas normal del mundo.

—No, no, no. Te vas a cansar y…

Estrellita —me corta —, no lo voy a repetir.

Aprieto mis labios y obedezco posicionandome detrás de él,  los demás nos pasan mirándonos como si fuéramos bichos raros. Me voy acercando hacia él y al final termino cargada en su espalda y él caminando por mí,  prácticamente. 

Me aferro a su cuello, sin llegar a asfixiarlo y me afianzo más con las piernas en su cintura y él me sostiene de los muslos. 

—¿No soy pesada? —le digo al oido rozando mis labios en el lóbulo de su oreja, a propósito. 

Lo escucho reír.

—Mi ropa pesa más—dice ignorando mi provocación.

Y lo agradezco porque no sé qué me pasa, no puedo dejarme llevar así de fácil.



#14123 en Novela romántica
#2657 en Chick lit

En el texto hay: famosos, amor dulzura, aventura humor

Editado: 01.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.