LEO
Mi risa se expande por todo el lugar sin tregua cuando Dorian intenta no reír de igual forma.
—No voy a hacerlo—me dice.
—Solo es un juego Dorian —hago mi carita de perrito abandonado que le saca un suspiro rendido.
Sonrío internamente y celebro al verlo colocarse a mi lado, frente a Mila, que nos detalla rodeandonos y pensando en qué haremos nosotros.
Un juego nuevo y a decir verdad, el último, según ella. Tenemos que vestirnos y bailar, según él disfraz que nos tocó. El disfraz lo elije Mila, según como nos observa. O algo así entendí.
Lo uní que sé de esto es que no saldrá bien porque Dorian odia bailar o algo así dijo y lo peor es que me costó convencerlo y creo que por nada porque yo tampoco es que sepa mucho de baile y más cuando no sé qué disfraz nos va a tocar. El baile tiene que ser de acuerdo a lo que vamos vestidos.
—Hmmm —murmura volviendo frente a nosotros mostrando una gran sonrisa. —Ustedes dos tienen una conexión increíble, incluso sus cuerpos parecen estar perfectamente alineados—dice aplaudiendo.
Me incomodo de inmediato al sentir el cuerpo tenso de Dorian y creo que hasta sudo frío por el comentario. Mi mano tiembla levemente, y me obligó a no mirar a mi compañero ya que estoy sumamente sonrojada, lo puedo sentir.
—¿Puedes darnos el dichoso disfraz de una vez? —pregunta con molestia y no sé como sentirme con eso.
Mila me mira unos segundos antes de irse y dejarnos solos dentro de una de las cabañas. O en una habitación de una de las cabañas.
El silencio se vuelve incómodo y enserio quiero hacer como que no me importó su comentario pero, para que negar que me dolió y por eso ahora estoy molesta, muy molesta.
No tenía porque ser tan… tan así.
Aprieto mis manos entre sí y trato de concentrarme en otra cosa.
¿Cómo es que el humor de una persona puede cambiar en menos de un segundo?
Esto es demasiado para mí.
—¿Hay que esperarla? —me pregunta pero no respondo haciendo que de nuevo esta situación quede más incómoda. —Es…
—¡Chicos! —llega Mila. —Tengo el atuendo perfecto para ustedes—nos lo entrega entusiasmada.
Frunzo el ceño al verlo.
—¿Enserio? —bufa Dorian.
A mí no me parece tan malo. De hecho, me gusta. Pero no digo nada al respecto porque sigo molesta.
Es un disfraz de caperucita roja y el lobo. Nada original pero tampoco es algo que pase desapercibido ya que he visto a algunos vestidos de Hadas, la bella y la bestia, vampiros y unos dinosaurios que me sacaron una sonrisa.
Detallo mi vestimenta y me imagino en ella con una sonrisa en el rostro, a mí tampoco me agrada la idea de bailar peor el vestirme de esta manera va a ser bastante interesante.
—Pueden cambiarse aquí—canturrea y sale nuevamente.
Miro a Dorian que prácticamente está fulminando a sí traje con la mirada, inevitablemente una sonrisa se escapa de mis labios porque parece un pequeño niño malhumorado porque no le gusta lo que vé.
—Esto está horrible—se queja—Mira, mira—se viene hacia mí señalando la tela —¡Pica! —me hace tentarla.
Y es cierto, pica.
—No te lo pongas —me encojo de hombros.
—¿Y dejar que caperucita ande sin el lobo por ahí? —niega con la cabeza—Voy a ver que ha…
—¡Ya sé! —exclamo para ignorar lo primero que dijo y porque se me ocurrió algo—ponerlo con una camiseta debajo.
—Lo brazos —señala.
—Entonces un sueter. No sé que has traido—me quejo.
Él sonríe, pero no sé porqué lo hace, no hay nada de gracioso en nada de lo que dije. Entrecierra sus ojos como si estuviera pensando y se va hacia la salida dejándome sola y sin respuestas a la razón por la que de fue.
En menos de cinco minutos después aparece, yo ya estoy lista porque aproveche su salida para cambiarme. Me mira de pies a cabeza mientras camina hasta donde estoy.
—¿Me ayudas ? —pregunta con aire inocente. Entrecierro los ojos en su dirección.
¿Qué le pasa?
—¿A qué?
—Colocarme el traje.
—Puedes hacerlo solo.
—Tiene un cierre en la espalda que no podré alcanzar—se excusa.
—Ya, entonces cuando llegue a ese momento lo hago—digo dandome vuelta. Lo escucho bufar y luego el roce de las prendas que trajo en su cuerpo. Me es imposible no voltear un poquito para ver su ancha espalda desnuda que luego es cubierta por un mangaslargas colo negro que hace notar a la perfección sus músculos.