Campistas

La Tropa X

Los chicos y yo nos quedamos helados al escuchar el cascabel. Sofí buscaba a su alrededor, tratando de encontrar el origen del sonido.

— ¿De dónde viene? —Preguntó Ariel, con la voz temblorosa.

Mi esperanza de estar equivocada se desvaneció por completo cuando Sofí, con la voz ahogada por el pánico, respondió:

— Es una serpiente de cascabel. He leído que es una de las más grandes y venenosas que existen. ¡Tengan cuidado!

— ¿Qué? —Gritamos todos al unísono.

No podía creer lo que escuchaba. Si este es el lugar que yo pienso, no recuerdo que hubiera animales tan peligrosos.

— ¡Quiero verla! ¿Dónde está? —Exclamó Jess con una emoción que me preocupó de inmediato.

Antes de que pudiéramos reaccionar, Jess se separó de nosotros para buscar a la serpiente.

— ¡Jess, vuelve aquí, es peligroso! —Gritó Arthur, pero se detuvo en seco. Su mirada se fijó en el animal que se arrastraba a pocos centímetros de los pies de su hermana.

— Jess, no te muevas. No te hará daño si no haces movimientos bruscos —Habló Sofí con voz temblorosa.

El rostro de Jess se llenó de pánico al oír las instrucciones, pero al ver a la serpiente, su expresión se apaciguó por completo.

— No se preocupen. Investigué en internet sobre estos animales, de hecho, me interesa la vida silvestre, es emocionante —Dijo con un tono de voz lleno de entusiasmo.

— No nos hará daño. Solo esperemos a que se vaya. Los movimientos bruscos la alterarán, y como no puede oír nada, hacer ruido tampoco la ahuyentará. Quédense quietos y esperemos a que siga su camino.

El único sonido era el tenue brrr del cascabel y el latido desbocado de mi propio corazón

Los niños y yo quedamos estáticos esperando que la serpiente siguiera su camino y orando para que no haga daño a ningún campista.

La serpiente se arrastró lentamente hasta que se perdió en los arbustos. A pesar de eso, nos quedamos quietos unos momentos más, en silencio, para asegurarnos de que se hubiera ido por completo.

Arthur se armó de valor y se acercó a los arbustos para confirmar que el peligro había pasado.

— Se ha ido. Creo que podemos continuar —Afirmó el adolescente.

Gracias a los conocimientos de Sofí y Jess, pudimos salvarnos de esa serpiente —Mencionó Ariel, todavía impresionado.

— Sí, nada mal para una pantera —Bromeó Arthur, refiriéndose a la patrulla de Sofí.

— Eso fue aterrador —Brad manifestó el miedo que todos sentíamos en ese momento.

Yo seguía conmocionada, pero sabía que debía mantener la calma por los niños. Si yo perdía el control, ellos se asustarían aún más. Además, empezaban a discutir sobre las patrullas otra vez, lo cual me irritaba. Tragué saliva y forcé una sonrisa tranquilizadora.

— Ya que la serpiente se fue, continuemos nuestro camino hacia la montaña, donde está el río. Necesitamos agua ahora

Los chicos se calmaron, asintieron y seguimos caminando hacia nuestro destino.

Luego de una caminata medianamente larga, mi garganta quemaba y mis tenis ya estaban llenos de tierra. Por fin llegamos al hermoso lugar que habíamos visto momentos antes. La tarde estaba cayendo, pero eso no hacía que el calor disminuyera. Lo primero que vimos fue un inmenso río de agua cristalina, fluyendo con una calma serena. El sonido del agua era relajante, y el ambiente invitaba a nadar en él.

Al ver el río y luego el bosque... mis dolorosas sospechas se confirmaron. No era un déjà vu, era un recuerdo. Sin duda… este es el Río Claro, el mismo río donde Claris, Layla y yo vivimos ese suceso hace veinte años. Un escalofrío me recorrió, más frío que el agua.

Sin darme cuenta, la discusión entre las tropas había comenzado de nuevo. Sus voces, llenas de irritación infantil, perforaron mi burbuja de terror.

— ¡La tropa de los Osos es la más peligrosa! ¡Somos los más grandes de este grupo de scouts! —Explicó Arthur.

— Pero la de las Panteras tiene la obligación de ayudar a los más pequeños ¡Es más trabajo! —Rebatía Sofí.

Harta de escuchar esa tonta discusión, intervine:

— ¿Podemos dejar de discutir quién es mejor? Ahora no existen tropas, solo somos un grupo de personas tratando de encontrar el camino al campamento. ¡No es el momento de discutir qué tropa es mejor!

Al escuchar mi reprimenda, los chicos bajaron la cabeza y se sentaron a la orilla del río. Me sentí culpable por usar un tono tan duro.

— Lo siento, pero...

— No te disculpes. Tienes razón —Dijo Ariel, el niño que todos creíamos tímido. Sus palabras nos sorprendieron a todos.

— Ahora no estamos en el campamento, no existen las tropas de los Zorros, las Panteras o los Osos.

— Deberíamos crear nuestra propia tropa —Propuso Sofí, y la idea iluminó el rostro de Arthur.

— Una donde no importe la edad o la dificultad de las actividades — Agregó él, sonriendo.

— ¿Qué les parece la Tropa X? —Jess nos miró a todos fijamente.

— No tiene nombre de animal y solo seremos nosotros seis. Tendrá un líder de tropa... —Dijo, señalando a Ariel.

— ¿Yo? —Preguntó Ariel, con sorpresa.

— Sí. Sabes guiar y motivar, y los demás te siguen con facilidad.

Luego, se dirigió a Sofí.

— Una encargada de primeros auxilios. Con tus conocimientos, eres la indicada para esa actividad.

Después, miró a Brad.

— Un campista que busca ayudar a sus compañeros. Siempre quisiste ser un héroe, y ahora puedes serlo, aunque sea ayudándonos solo a nosotros seis.

Luego, su mirada se fijó en su hermano Arthur.

— Alguien encargado de proteger a la tropa. Tu instinto protector siempre está alerta. Eres perfecto para esta actividad —Le dijo con una sonrisa.

Finalmente, se señaló a sí misma.

— Una amante de los animales. —Y su dedo apuntó hacia mí.

— Y una guía scout.

A pesar de ser la menor del grupo, Jess creó una tropa y asignó los roles con gran precisión en cuestión de segundos.



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En el texto hay: supervivencia, drama, drama adulto

Editado: 18.12.2025

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