Lucas siempre había sido un torbellino de ideas y curiosidad, y su conexión con la ciudad era inigualable. Conocía a todo el mundo: desde los comerciantes en el mercado hasta los niños que jugaban en la plaza. Pero también tenía un don único para interactuar con los fantasmas que merodeaban por las calles y edificios abandonados. Una noche, mientras caminaba con Camuel bajo la luz de las estrellas, el joven no pudo contener su entusiasmo.
—Camilo, ¿podemos ayudar a los fantasmas que están en la ciudad? Hay muchos. Algunos están perdidos y otros parecen… tristes —dijo Lucas, con esa chispa de entusiasmo que siempre llevaba consigo.
Camuel lo miró con una sonrisa paciente. Sabía que la energía de Lucas era inagotable, y su deseo de ayudar a todos, tanto vivos como muertos, era genuino.
—Podemos intentarlo, pero recuerda que no todos los fantasmas están listos para ser ayudados. Algunos necesitan más tiempo, y otros… —hizo una pausa, eligiendo cuidadosamente sus palabras— no quieren irse.
Lucas asintió con seriedad, como si estuviera recibiendo una gran lección. Sin embargo, su mente pronto saltó a otro tema.
—¿Y tu lámpara? —preguntó, señalándola con un gesto—. Se ve muy vieja. Llama mucho la atención, ¿no crees? Deberías modernizarla.
Camuel se quedó mirando la lámpara, esa reliquia que había llevado consigo desde que Camilo se la entregó. Nunca había considerado cambiarla; para él, era más que un objeto, era un símbolo de su conexión con su mentor. Pero Lucas tenía razón: la lámpara, con su diseño antiguo y brillo particular, atraía demasiadas miradas.
—¿Modernizarla? —preguntó con una ceja arqueada, divertido por la idea—. ¿Cómo sugieres que lo haga?
Lucas sonrió de oreja a oreja y, al día siguiente, llegó a la casa de Camuel con una linterna moderna en la mano. Era compacta, elegante y fácil de usar, con un diseño que parecía salido de una película de ciencia ficción.
—¡Mira! —dijo, levantando la linterna como si fuera un trofeo—. ¿Qué tal si intentas copiar esta? Seguro que puedes.
Camuel tomó la linterna con cierta incredulidad. Nunca había intentado algo similar. La luz guía, como la llamaba, siempre había tomado la forma de la lámpara que su mentor le dejó. Pero la propuesta de Lucas encendió su curiosidad. Se concentró, cerrando los ojos y dejando que la energía de la luz fluyera desde sus manos hacia el objeto.
Para su sorpresa, la linterna comenzó a brillar, emitiendo la misma luz cálida que la lámpara antigua, pero con un diseño moderno y práctico. Camuel abrió los ojos y se quedó atónito, observando su creación.
—¡Lo lograste! —exclamó Lucas, poniéndose en una pose heroica, con las manos en la cintura y el pecho inflado de orgullo.
Camuel no pudo contener la risa. La energía del niño era contagiosa, y su pose, tan exagerada y teatral, le recordó a su viejo amigo Camilo.
—Eres increíble, Lucas. Creo que me has enseñado algo nuevo hoy —dijo, aún riendo.
Con la emoción del momento, Camuel tomó el libro de Camilo, ese legado que siempre había respetado y consultado con reverencia. Por primera vez, decidió agregar algo propio. Abrió una página en blanco y escribió con cuidado:
"Transformación de la luz guía: la energía puede adoptar nuevas formas para adaptarse al mundo cambiante. La esencia permanece, pero su apariencia puede evolucionar."
Cuando terminó de escribir, observó sus palabras con orgullo. Era un momento significativo para él, un paso hacia la construcción de su propio legado como Guardián. Cerró el libro con cuidado y miró a Lucas, que seguía en su pose heroica.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Camuel, divertido.
—¡Celebrando! Ahora tienes la lámpara más genial de todas. Bueno… linterna —respondió Lucas, con una sonrisa radiante.
Camuel soltó una carcajada aún más fuerte, el sonido llenando la habitación con una calidez que hacía mucho no sentía. En Lucas veía la chispa de su viejo amigo Camilo: esa mezcla de valentía, humor y lealtad que lo hacía sentir menos solo en su misión.
—Lucas, creo que contigo este trabajo será mucho más interesante —dijo, aún riendo.
—Claro que sí. Ahora, ¿a dónde vamos? —respondió el niño, ya listo para otra aventura.
Y así, con una nueva linterna en mano y un cómplice lleno de energía a su lado, Camuel se preparó para enfrentar los desafíos del mundo moderno, seguro de que, con Lucas a su lado, cualquier sombra podría ser iluminada.
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Editado: 13.12.2024