La sala de la Hermandad estaba más fría de lo habitual. Las antorchas de sombra parpadeaban débilmente, proyectando siluetas cambiantes en las paredes. Eron estaba sentado en el centro de la sala, con los codos apoyados en las rodillas y los dedos entrelazados bajo su barbilla. Valel, por su parte, caminaba de un lado a otro, su capa oscura ondeando tras el mientras hablaba.
—No podemos confiar plenamente en él —dijo Valel, su voz firme—. Lucas es listo, pero no deja de ser un niño. Todo lo que hace está impulsado por su apego a Camuel. No podemos olvidar eso.
Eron levantó la mirada, su sonrisa enigmática apareciendo en su rostro.
—Es cierto, está aquí por Camuel. Pero, ¿y qué? Lo que importa es que el chico tiene un talento natural para las sombras. ¿Realmente vamos a desperdiciar algo así? —respondió, su tono suave pero cargado de convicción.
Valel se detuvo y lo miró fijamente.
—¿Y qué propones? ¿Que simplemente ignoremos su verdadera motivación y le demos una lámpara oscura? —preguntó, cruzándose de brazos.
Eron se levantó lentamente, como si estuviera saboreando el momento.
—No. Eso sería demasiado fácil. Si queremos estar seguros de su lealtad, necesitamos algo más... convincente —dijo, caminando hacia una de las antorchas y apagándola con un gesto de su mano.
Valel entrecerró los ojos, esperando que continuara.
—Que se enfrente a Camuel —propuso Eron finalmente, con una sonrisa maliciosa.
Valel levantó una ceja, pero no dijo nada, dejando que Eron explicara.
—Piénsalo. Si Lucas está dispuesto a enfrentarse al Guardián de la Luz, no solo probará que su lealtad está con nosotros, sino que también será una oportunidad para demostrar cuánto ha aprendido. Lo prepararemos bien. Sus sombras serán tan fuertes que podrán consumir incluso a Camuel —dijo, su voz llenándose de entusiasmo.
Valel permaneció en silencio por un momento, evaluando las palabras de Eron. Sabía que su plan era arriesgado, pero también sabía que era eficaz. Si Lucas realmente estaba dispuesto a enfrentarse a Camuel, no habría duda de dónde estaba su lealtad.
—Es peligroso. Si Lucas pierde, podría volver a Camuel con toda esta información. Pero... —Valel dejó escapar un suspiro—. Tienes razón en algo: no podemos desperdiciar su talento.
Eron sonrió ampliamente, satisfecho.
—Entonces, está decidido. Prepararemos al chico. Lo entrenaremos para que sus sombras sean imparables. Y cuando esté listo, lo dejaremos enfrentarse al Guardián de la Luz.
Valel asintió lentamente, aunque su mirada seguía cargada de dudas.
—Será mejor que tengas razón, Eron. Si esto sale mal, será nuestra responsabilidad.
—Siempre tengo razón, Valel —respondió Eron, regresando a su asiento con una sonrisa triunfal.
En algún lugar cercano, Lucas practicaba con las sombras, inconsciente del plan que se tejía a su alrededor. Pero incluso mientras perfeccionaba sus habilidades, algo en su interior lo inquietaba. Sabía que la Hermandad lo estaba moldeando para algo grande, pero aún no entendía completamente cuál sería su papel en los eventos por venir.
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Editado: 12.02.2025