El Punto de Ruptura

Desde las sombras del cementerio, Eron y Valel observaban con inquietud.

Lucas había destruido la lámpara oscura.

Lucas había usado luz con una intensidad abrumadora.

Lucas había derrotado a Camuel.

Pero en lugar de terminar la pelea… se quedó quieto.

Su aura vibraba con una mezcla perfecta de luz y oscuridad. No había conflicto en él.

Jamás habían visto algo así.

Valel chasqueó la lengua.

—Esto se está saliendo de control.

Eron, con una sonrisa tensa, asintió.

—Lo hemos entrenado bien… tal vez demasiado bien.

Lucas no se movía. Solo miraba a Camuel, que seguía en el suelo, derrotado pero sincero en sus palabras.

"Yo te escucharé. Yo no quiero ser tu enemigo... por favor."

El silencio en la batalla era insoportable.

Eron entrecerró los ojos.

—Si Lucas no lo termina… lo haremos nosotros.

Sin hacer ruido, las sombras comenzaron a moverse.

Lucas se quedó en silencio por un momento, sintiendo cómo su propia respiración era lo único que rompía la quietud del cementerio. Sabía que Eron y Valel lo estaban observando.

Sabía que no les quedaba mucho tiempo antes de que intervinieran.

Si no actuaban rápido, todo lo que había planeado se vendría abajo.

Con un movimiento lento, volvió a subir su capucha, ocultando su rostro de la vista de Camuel.

—Camilo... —susurró—. No me mires, Camilo.

Camuel, sorprendido, bajó la mirada al suelo sin cuestionarlo.

Lucas respiró hondo, su mente girando a toda velocidad.

—Eron y Valel están cerca... —continuó en un tono apenas audible—. Ro me dijo que van a intervenir.

Camuel apretó los labios.

Lo sabía. Lo había sentido.

Las sombras en el cementerio no estaban quietas.

Lucas tragó saliva. Sabía que estaba en la línea entre la confianza y la traición. Si decía lo incorrecto, perdería a la Hermandad... pero también a Camuel.

—Yo... yo tengo un plan.

Levantó la mirada, aunque Camuel no podía verlo.

—Ayúdame.

Camuel sintió que algo dentro de él cambiaba.

Por primera vez, escuchó verdaderamente a Lucas.

El niño que había conocido siempre había sido fuerte, valiente y decidido… pero ahora veía a alguien más.

Lucas ya no era un niño.

O mejor dicho… quizás nunca lo había sido.

Camuel asintió con firmeza.

—Te escucho, Lucas.

El duelo había terminado.

Pero la verdadera batalla… estaba a punto de comenzar.