Elena sonrió con diversión, inclinando ligeramente la cabeza.
—Dígame, Señor Guardián… ¿Lucas le explicó por qué nos juntamos hoy?
Camuel se tensó ligeramente.
Lucas.
Por supuesto.
Ese niño problemático seguramente había dicho cualquier cosa.
Desvió la mirada, tratando de responder con calma.
—Me dijo que… sería una caminata por la ciudad.
Elena tapó su boca con la mano, intentando contener una risa.
—¿Solo eso?
Camuel frunció el ceño.
—¿Qué más dijo?
Elena soltó una risa suave.
—Bueno… cuando me pidió que saliera con usted, lo llamó de otra manera.
Camuel sintió un escalofrío.
—…¿De qué manera?
Elena sonrió con travesura.
—Dijo que era una “cita”.
Camuel parpadeó rápidamente.
—…
Elena lo observó con curiosidad.
—Señor Guardián… ¿esto es una cita?
Camuel sintió que su cerebro dejaba de funcionar por completo.
Desde un tejado cercano, Lucas casi gritaba de la emoción.
Milo ladró bajito, emocionado.
Pluma agitó sus alas, expectante.
Ro observó la escena con mirada afilada.
—Vamos, niño… responde.
Camuel respiró hondo, sopesando el peso de la pregunta.
Elena lo miraba con paciencia.
Esperando su respuesta.
Y él…
No tenía idea de qué decir.
Bajó la mirada por un momento antes de hablar.
—Lo lamento… no sé qué es una cita. Así que, por ahora, diré que no lo es.
Su tono era tranquilo, pero sincero.
Elena no pareció decepcionada. Al contrario, sonrió con dulzura.
—Está bien —respondió con naturalidad—. Entonces, déjame llevarte a algunos lugares.
Camuel levantó la vista, algo sorprendido.
—¿Lugares?
Elena asintió, con un brillo travieso en los ojos.
—Sí. Hoy yo invito.
Camuel parpadeó lentamente.
—Pero…
Antes de que pudiera protestar, Elena tomó su muñeca con suavidad y lo jaló con firmeza.
—Vamos, Camilo.
Camuel se tensó al sentir su toque. No porque fuera incómodo…
Sino porque no recordaba la última vez que alguien lo había tomado de la mano con tanta naturalidad.
Se dejó llevar sin resistencia, sintiendo que algo dentro de él estaba cambiando poco a poco.
Desde la distancia, Lucas observaba con una gran sonrisa de triunfo.
—Ohhh sí, esto va demasiado bien.
Milo movió la cola con entusiasmo.
Pluma pió suavemente, expectante.
Ro, desde un tejado, chasqueó la lengua.
—Mmm… el niño aún no lo admite.
Lucas se cruzó de brazos, confiado.
—Dale tiempo, gato sombrío.
Y con eso, siguieron observando en secreto, listos para ver cómo Camuel enfrentaba su primera experiencia en la ciudad… con Elena como guía.
Camuel caminaba junto a Elena, sintiendo que por primera vez en mucho tiempo… estaba en un lugar ajeno a él.
La ciudad era vibrante, llena de vida.
Las tiendas con grandes vitrinas, las luces brillantes, las fuentes de agua reflejando los colores del atardecer…
Todo parecía avanzar demasiado rápido.
Demasiado para alguien como él.
"¿Cuándo cambió tanto?"
Había pasado más de cien años en este mundo.
Y, sin embargo, se sentía completamente fuera de lugar.
Elena, caminando a su lado, pareció notar su desconcierto. Así que, con calma, le explicó cada lugar.
—Este es un centro comercial. Aquí la gente compra ropa, comida y muchas otras cosas.
Camuel miró los enormes ventanales con sorpresa.
—¿Para qué tantas tiendas?
Elena rió suavemente.
—A las personas les gusta tener opciones.
Camuel frunció el ceño.
—Qué complicado.
Siguieron caminando, y Elena continuó con su paciencia infinita.
—Estas pantallas muestran anuncios.
Camuel se detuvo frente a una, observando cómo los colores cambiaban rápidamente.
—No entiendo cómo funcionan.
—Es tecnología, Camilo.
Camuel miró la pantalla con sospecha.
—Esto parece brujería.
Elena se rió con más fuerza.
Siguieron explorando, y cada lugar era una sorpresa para Camuel.
El aroma de la comida callejera, los sonidos de los autos, los edificios con luces que parpadeaban…
Todo era un mundo que jamás había explorado en profundidad.
Pero lo que más lo desconcertó fue el cine.
—Vamos a ver una película —dijo Elena con entusiasmo.
Camuel la miró con duda.
—¿Qué es una película?
Elena sonrió con paciencia.
—Una historia contada en imágenes y sonido.
Camuel aún no entendía, pero la siguió de todos modos.
Una vez dentro, se sintió completamente fuera de lugar. Las luces se apagaron y la enorme pantalla cobró vida.
Camuel se tensó de inmediato.
—Elena… ¿esto también es brujería?
Elena se tapó la boca para no reír.
—No, Camilo. Solo mira y disfruta.
La película era una historia antigua sobre un perrito que se perdía…
Y al final, encontraba su camino de regreso a casa.
Camuel observó cada escena con fascinación. Como si todo fuera nuevo para él.
Como si descubriera el mundo por primera vez.
Pero Elena…
No veía la película.
Lo veía a él.
"¿Quién eres realmente, Camilo?"
El Guardián del Cementerio…
Parecía más perdido que cualquier otra alma que hubiese conocido.
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Editado: 29.05.2025