Can You Do Me A Favor?

**CAPITULO II**

  • Bienvenido sea el sol y el viento – Thani gritaba por todo el departamento mientras se alistaba para ir a la universidad. Ella era un año menor que Itza.
  • Está todo nublado y hablas de sol – Itza salió de su habitación bostezando y rascándose la cabeza – que mosca te pico y te inyecto energía en las venas para que te levantes tan temprano – le dijo, levantando una manzana del frutero y lanzándose sobre el sofá.

Thani se echó sobre ella y le quito la manzana para darle un mordisco del otro lado con una sonrisa – por fin mis padres van a dejar de controlarme y aceptaron que me quede aquí definitivamente. Ahora soy libre de…

  • No tomar, no fumar, no desaparecer toda la noche – Itza enumero con sus dedos con una voz seria – mis tíos me dejaron a cargo, así que pórtate bien y estudia. No voy a prohibirte casi nada, pero no me metas en problemas por favor – le suplico.

Thani se echó a reír y asintió – no te preocupes, tampoco seré tan irresponsable. Solo que ahora comeré comida chatarra, dormiré a la hora que quiera y despertare tarde los fines de semana. No más ejercicio obligatorio ni dietas – levanto los brazos como si hubiera ganado un campeonato.

Itza la observo y asintió – sí, bueno – la observo un poco más mientras juntaba las manos – quizá hagamos ejercicio… un poco…

Thani tenía una hermana que era modelo y tenía un cuerpo perfecto, mientras ella no era exactamente gorda, pero tampoco tenía ese cuerpo perfecto. En un inicio quería tener ese cuerpo y su mamá la ayudaba, pero luego ella se rindió y su mamá ya no quiso soltarla de acompañarla todas las mañanas a correr – solo dos veces, no es negociable – Thani golpeo la mano en la mesita y se fue a la cocina para ver si ya estaba listo el café.

  • Ok, yo tampoco amo hacer mucho ejercicio – Itza se levantó de su lugar y se fue a su habitación a cambiarse después de observar la hora.

Cuando llegaron a la universidad se despidieron y cada una se fue por su camino, pero Itza sentía que ese día estaba empezando muy diferente a lo acostumbrado.

Primero, su novio no fue a recogerla como todos los días. Segundo, todos solo la observaban, y no saludaban, con una mirada rara, más parecía que le estaban dando el pésame. Y, para terminar, Yalí estaba parada en la puerta de su salón como si fuera un soldado listo para la guerra y a punto de romperle los huesos a quien le hable.

Todo parecía extraño – Yalí… ¿Qué está pasando? – le pregunto, una vez que se acercó a ella y todos se pararon lejos, expectantes de sus reacciones.

  • Pues… ¿no viste la página de chismes de la universidad, the show? -le pregunto Yalí, con una mirada entre incrédula y culpable.

Itza negó con la cabeza y luego se encogió de hombros – no tuve tiempo, mis tíos llegaron junto a unos socios de mi madre y nos pasamos todo el día paseando de un lado a otro para mostrarles la ciudad. Los nuevos socios son de otro país y han decidido establecerse acá.

  • Entiendo – Yalí observo hacia todos los ojos que tenían encima y la agarró del brazo hasta tenerla muy cerca – hay una noticia que tiene que ver contigo. Y la verdad no sé cómo decirte, mejor vamos al baño antes de que sea hora de entrar – se separó de ella y volvió a observar a todos antes de caminar hacia los baños.

Itza no tuvo tiempo de negarse ni aceptar, pues Yalí ya estaba muy delante de ella. Así que solo la siguió por detrás mientras seguía recibiendo “pésames” en su camino – ahora sí, dime.

Yalí saco su celular y se lo entrego sin decir nada.

En la pantalla se mostraba un video de lo que fue la fiesta del sábado, la cual se veía muy animada, hasta que se enfocó en primer plano la cara de su novio bailando junto a la persona que se le dijo no acercarse, Kari. Ambos estaban bailando cada vez más cerca, con un vaso en la mano y la otra en el aire, hasta que se acercaron más de lo debido y empezaron restregarse entre ellos como si fueran a votar su ropa en cualquier momento.

Itza pensó que debía pedir una explicación sobre esto, quizá sea el alcohol lo que los dominaba en ese momento, hasta que llego la parte en la que los dos, según el video, se besaron como si no hubiera un mañana en medio de todos. Luego, el video estaba cortado solo para mostrar lo más interesante de la fiesta que era “esa pareja”, así que se los vio entrando a una habitación en medio de empujones y besos.

Yalí vio que el video termino de reproducirse y le quito el celular de la mano, en caso de que su amiga empiece a romper todo lo que encuentre en su frente, y lo guardo en su bolsillo a la espera de cualquier reacción o palabra… la cual no llego.

Itza estaba parada y luego se volteó a ver en el espejo del baño y se arregló un poco el cabello sin decir nada – si estas molesta, puedes gritar antes de regresar al salón. Luego iremos a romper todas las lunas del auto de ese idiota egocéntrico – le dijo Yalí.

  • ¿De verdad me ayudarías a romper todo su auto? – le pregunto Itza con una media sonrisa en su rostro.
  • Claro, somos amigas desde primaria – Yalí la abrazo por los hombros y ambas se reflejaron en el espejo – yo te ayudaría de la misma forma que tú lo harías conmigo.

Itza sonrió y le devolvió el abrazo – la verdad, no me siento mal porque me haya engañado. Lo que me molesta es que sea con ella – frunció las cejas y se soltó de Yalí – no sé porque me odia y sigue con esa estúpida idea de quitarme a mis parejas.

  • Esta loca, hace esto desde el colegio – Yalí se mordió el labio de forma pensativa y resoplo – creo que quiere que le demos una buena golpiza para que deje de molestar.
  • No sé qué hare, pero de alguna manera tengo de devolverle el golpe – Itza se termino de arreglar.

Ambas asintieron y luego regresaron a su salón en medio de susurros y flores ficticias para consolar su fallida relación de casi un año.




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