Adal no tenía muchas personas con las cuales hablar, solo Jun, su hermano y sus padres. Y solo hasta ahora se dio cuenta de lo antisocial que era. Así que llamo a su hermano, el cual estaba lejos, para poder contarle lo que tenía en la cabeza desde ayer, pero a la hora de la hora, no logro formar ninguna oración con relación a su problema. Así que se la paso divagando en el celular hasta que pudo despedirse. Luego salió de su habitación para poder comer algo y volver, pero fue detenido por la conversación de madre con quien sabe quién, pero le estaba dando un consejo al parecer – si sientes que es diferente, trata de acercarte a esa persona. No pongas barreras y pasa más tiempo a su lado… yo hice eso cuando no sabía que sentía y tampoco entendía lo que pensaba… si puedes llegar a la conclusión de que es amor… también puede ser mera curiosidad…
Adal la escucho un poco más y se fue cuando se dio cuenta que ya había cambiado el tema a uno de decoración. Así que llego a su habitación y pensó en las palabras de su madre, las cuales parecían razonables, y decidió que saciaría su curiosidad, porque él estaba seguro de que eso era lo que lo confundía con respecto a Itza. Curiosidad por su forma de ser.
*
Y la dichosa curiosidad seguía hay después de casi una semana – ten tu mochila – le dijo Itza, arrojando la mochila al suelo antes de alejarse con paso rápido hacia los vestidores del equipo de animación.
Lo último que vio de ella fue su sonrisa traviesa y el movimiento de su mano para despedirse, dejándolo con ganas de seguirla para terminar con su curiosidad.
Mientras el equipo de Itza practicaba sus movimientos y se acostumbraban a su nueva formación – creo que este será tu lugar Itza – le dijo la entrenadora al ver que se llevaba bien con los chicos que tenían que levantarla.
Itza se sorprendió y se alejó un poco de los demás para poder hablar con la entrenadora, la cual le dio una sonrisa para suavizar el ambiente – creí que esta sería la última vez y…
Después de haber recibido las indicaciones para mañana, Itza se fue con su primo porque tenía una cena con sus tíos y su mamá. Así que lo mejor era que vayan juntos para no perder tiempo.
Adal vio cómo se iban y subió a su auto, dejo sus cosas a un lado y apoyo la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos. Parecía estar por dormir, pero fue sacado de su somnolencia por el ruido de su celular – hola hermanito, llego a la siguiente semana y tengo muchas preguntas para ti – la voz de su hermano se escuchó de forma estruendosa desde el otro lado.
Adal alejo el celular de su oído y luego activo el altavoz – que bien, mamá estará muy feliz de recibirte.
Adal presiono el celular entre sus manos – no hagan lo de siempre, por favor.
Cuando él estaba en el colegio, creyó haberse enamorado de una chica de otro salón, pero no sabía cómo acercarse a ella de otra manera que no fuera como amigos. Así que su hermano le dio la brillante idea que la invitara a salir y de esa forma determinara si se enamoró o era solo un flechazo… él le hizo caso. Y el resultado fue que solo era un flechazo y curiosidad. Curiosidad por saber él porque estaba sola siempre, pero después de la cita lo entendió, ella tenía un carácter muy único, todo la molestaba y nada parecía gustarle. Así que esa fue la única y última vez que hablo con ella, pero para su mamá no era así. Su mamá estaba segura de que el problema era él, porque él era muy tranquilo al extremo de parecer desinteresado y solo hablaba lo necesario, sin bromas ni palabras de más. Así que ella fue al colegio y hablo con la chica, quien sabe cómo se enteró de quien era, y abogo por su hijo y sus intereses, logrando traerle más problemas que soluciones… todo fue vergonzoso.
Adal solo observo su celular y lo lanzo al asiento del lado – ya estoy imaginando lo genial que será – susurro, antes de ponerse a conducir para llegar a su casa.
*
Cuando llego Adal al coliseo, vio al equipo de animación listo y practicando algunos pasos, otros reían y luego estaba Itza que hablaban con todo el que se cruzaba en su frente, sea mujer o varón. Llevaba una cola alta y el diminuto traje, según su parecer, paseándose de un lado a otro en medio de sonrisas y halagos – quiero agua – le dijo Adal, deteniéndose detrás de ella y estirando la mano para quitarle la botella de agua.
#18610 en Novela romántica
#11646 en Otros
#1679 en Humor
porristasyjugadores, comedia celos, amistad amor risa locura depresin celos
Editado: 24.05.2022