Un viaje en Versos y Canción

Este libro no es solo una colección de páginas; es un mapa del alma. Un recorrido por los paisajes interiores y exteriores que nos conforman, trazado con la tinta de la emoción más pura. En tus manos sostienes un universo donde las canciones se convierten en poemas y los poemas en canciones, donde cada título es una puerta a una nueva sensación, un recuerdo o un anhelo.

La travesía comienza en las profundidades del océano, con "La última ballena" y el solitario canto a 52 hercios, metáforas de nuestra propia búsqueda de conexión en la inmensidad. Asciende hacia la luz para celebrar el "Brillo interior" y los "Renacer de colores", pero también se atreve a explorar las grietas con un "Tatuaje en la piel", un "Error" o un "Abismo profundo".

Aquí, el amor se despliega en todas sus facetas: es "Tú eres mi luz y oscuridad", los sagrados "Votos matrimoniales", la complicidad de "El camino es nuestro" y la dolorosa liberación de "No quiero ser tu perfección". Es un sentimiento que se pregunta "¿Qué es el amor?" y que encuentra su respuesta en la danza constante de la vida, en "El baile eterno" y "Juntos en cada vela".

Este diario lírico no olvida sus raíces, vibrante con el orgullo de "Chile en fiesta", "Viva mi Chile" y el "Canto a mi patria". También honra el misterio y la tradición, con los "Susurros del bosque", la "Fiesta de Halloween" y los conmovedores "Días de Todos los Santos". Es un grito de "Vuelo de libertad" y un delicado aleteo de "Mariposa carmesí"; es un llamado a la conciencia para "Cuidemos a las abejas" y una reflexión para los "Bibliófilos" que, como nosotros, encuentran mundos en el papel.

Desde el "Mundo de píxeles y sueños" hasta la serenidad de "Conectados por el silencio", cada texto es una invitación a sentir, a recordar, a perdonar ("Perdóname") y a encontrar, por fin, la anhelada paz ("Hasta que el alma encuentre paz").

Que estas páginas sean para ti lo que fueron para mí al escribirlas: un refugio, un susurro, un canto. Un recordatorio de que, incluso en la "Lluvia perfecta" o en un "Rumbo perdido", la belleza siempre encuentra la manera de abrirse paso.

Hasta la próxima canción.