Error

En los pliegues del universo, el error mora,

un eco de incertidumbre, sombra que devora.

Se cuela en los rincones, en la luz y la aurora,

teje sus telarañas, en la mente aflora.

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Es un baile sin compás, un verso sin rima,

un laberinto sin salida, una nota opaca y prima.

En cada paso mal dado, en cada línea trunca,

el error se revela, en la vida que fulgura.

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¿Quién no ha tropezado en el camino,

quién no ha sentido el peso del destino?

El error, silente, nos señala el camino,

nos muestra la fragilidad del destino divino.

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Pero en el error yace una lección,

un llamado a la reflexión, una nueva visión.

En cada desacierto, una oportunidad germina,

en cada falla, una puerta se ilumina.

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El error, maestro implacable, nos enseña a crecer,

nos brinda la humildad para volver a nacer.

En su abrazo frío, encontramos la verdad,

y en su sombra densa, hallamos la claridad.

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Así, en el poema del error, se escribe nuestra historia,

con cada paso errante, con cada lágrima en la memoria.

Pero también en cada error, una esperanza aflora,

un renacer, un aprendizaje, una nueva victoria.

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