En la penumbra de la noche callada,
un ronroneo danza, suave, en la almohada.
Patitas de terciopelo, miradas de cristal,
el gato es poesía, misterio y paz total.
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Sus ojos son faros en la oscuridad,
guardianes de sueños, magia y verdad.
Con un salto ligero, conquista el balcón,
y dibuja en el aire su propia canción.
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Bigotes que miden el viento fugaz,
cola que ondea como un péndulo audaz.
En su lomo arcoíris de pelaje sutil,
late el corazón de un felino gentil.
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Ronronea el gato, y el mundo se calma,
es dueño del tiempo, del aire, del alma.
En su mirada infinita, el universo está,
un poema viviente que nunca se irá.
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