Candado (la Boina Azul)

EL NIÑO

Su nombre es Candado Ernést Catriel Barret, un joven de doce años que asiste a una escuela pública en un pueblo llamado Isla del Cerrito. A simple vista, podría parecer una persona peculiar, pero permíteme asegurarte que Candado Barret no es en absoluto alguien fuera de lo común. Cuando era pequeño, su curiosidad por el funcionamiento de las cosas lo condujo a una transformación de un niño común y corriente en un joven responsable. Aunque el motivo detrás de esta metamorfosis resulta bastante enigmático, no es relevante en última instancia.

Su nombre encuentra su origen el 12 de noviembre de 1915. Jack Barret, el progenitor de la familia, recibió de Rosa Velázquez, representante de Paraguay, un regalo muy especial: un candado moldeado con piedras preciosas, formando un collar. A pesar de que ella carecía de recursos para un regalo más elaborado, aquel candado fue acogido con afecto por él y esa noche sellaron su amor con un beso, compartiendo sus días hasta el final de sus vidas. De este suceso surgiría su llamativo nombre, y además, la palabra "Candado" se relaciona con el cargo de "presidente" en Kanghar.

Aunque esta relación puede resultar confusa, su nombre tiene sus raíces en esta historia, la cual Europa, su madre, apreciaba profundamente en su niñez.

En el año 2000, tras 85 años de los acontecimientos mencionados, nació un varón fruto de Europa Barret y Arturo Barret. Juntos, decidieron bautizar a su hijo con el nombre de Candado Ernést Catriel Barret. Jack, quien aún estaba vivo y junto a su esposa eran de los últimos sobrevivientes de "La era de los héroes", tuvieron el privilegio de presenciar el nacimiento de su segundo bisnieto. Sonrieron al saber que su nombre reflejaba la coyuntura histórica. El niño nació sano y mostró una determinación impresionante, lo que llevaba a menudo a sus padres a cuestionarse de quién de los dos había heredado su comportamiento. Más allá de eso, había tomado de su padre los ojos marrones, su habilidad para comunicarse y una piel de tono medio. Del lado materno, heredó el cabello castaño oscuro, la elegancia, los rasgos faciales, la estructura de su rostro (podría haberse confundido fácilmente con una mujer si se disfrazaba) y su seriedad. En cuanto a su curiosidad, lógica e interés por lo indescifrable, así como su pasión por la comprensión sociológica, filosófica y política, había desarrollado estas cualidades por sí mismo, con el apoyo de su entorno familiar. Candado era el segundo hijo, con trece años, de su hermana Gabriela Esperanza, a quien admiraba y quería profundamente. Él fue el único entre sus hermanas en tener un guardián, al que la familia llamaba "Bari" y cuyo nombre era Tínbari. Aunque su apariencia resultaba aterradora, tanto Candado como Gabriela lo consideraban parte integral de la familia, y Tínbari los quería como a sus propios hijos, comprometido incluso a dar su vida por ellos. En su cuarto cumpleaños, Candado recibió un regalo muy especial de su abuelo, Alfred Barret: un robot fabricado con sus propias manos y al que llamó Clementina Versión 02. Esta máquina se convirtió en su primera amiga y en una leal sirviente de la familia Barret.

Un año después, el señor Jack falleció en otoño de 2005 a la edad de 105 años. Candado sintió pena y tristeza; ese mismo dolor lo compartieron su hijo Alfred, su nieta Europa y su bisnieta Gabriela. Sin embargo, después de dos días, él se recuperó de la muerte de su bisabuelo y siguió adelante, ya que no entendía completamente el concepto de la muerte. Para él, morir era como irse de viaje de ida y vuelta; pensaba que su bisabuelo regresaría algún día.

Seis meses después del fallecimiento de Jack Barret, Candado continuó con su vida en el jardín de infantes. Allí conoció a Héctor, un niño de cabello blanco, incluso en las cejas, como si tuviera canas. Después de que Candado tuvo un ataque de ira hacia un compañero que le había robado y escondido su boina, Héctor intervino y lo detuvo, recibiendo un puñetazo en la cara por parte de Candado, que terminó arrastrándolo por el suelo. Fue la primera vez que Candado mostró furia y agresividad hacia otro ser humano.

Después de esa experiencia, Candado se sintió muy apenado y no quiso regresar al jardín, temiendo que su ira lastimara a alguien más. Estuvo así durante dos días hasta que, en el tercer día, mientras estaba sentado bajo un árbol en la plaza, jugando solo con algunas piedritas, recibió una visita inesperada de Héctor, quien tenía una venda en la mejilla. Héctor le suplicó a Candado que regresara a la escuela, que no se preocupara por lo que había sucedido y que mirara hacia el futuro. Tomó la mano de Candado y lo puso de pie. Luego lo miró y le pidió que lo acompañara al jardín. Ese mismo día, por la tarde, Candado invitó a Héctor a su casa y le regaló una corbata de seda blanca, ya que compartían el gusto por vestir formalmente. Ese día marcó el inicio de una gran amistad entre Héctor y Candado.

Los años pasaron, y Candado se convirtió en un niño maduro y responsable. En ese momento, tenía nueve años. Gabriela ya había cumplido diecisiete años y tenía una nueva hermana que tenía solo unas semanas de nacida. Candado sintió una gran empatía y la responsabilidad de cuidar a su hermana desde entonces. Sin embargo, mientras él se mantenía fuerte, saludable y alegre, su hermana comenzó a debilitarse y deteriorarse. Al principio, no parecía grave, hasta que un día se desmayó en la escuela y tuvo que ser llevada al hospital. Allí le diagnosticaron una enfermedad que afectaba el sistema circulatorio y los órganos vitales del cuerpo humano: el corazón, los pulmones y el cerebro. Según los médicos, no existía cura y tendría un desenlace desastroso. Además, no había tratamiento para controlar los síntomas futuros. La familia Barret todavía tenía esperanza de encontrar una cura algún día.

Hasta ese momento, Gabriela, Clementina, Héctor y algunos de sus amigos, incluyendo al mismísimo Tínbari, se esforzaron por mantener a Candado distraído, jugando y divirtiéndolo, y lo animaron a tener esperanza de que su hermana se recuperaría. Todo esto lo hacían para mantener al niño alegre y esperanzado.



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Editado: 12.09.2024

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