Candado (la Boina Azul)

BIENVENIDO A KANGHAR

El avión aterrizó puntualmente según los cálculos de Grivna. Un radiante sol iluminaba el exterior, y Hammya se sintió aliviada al saber que habían tocado tierra. La puerta del avión se abrió, y al hacerlo, Hammya quedó asombrada al contemplar las imponentes puertas de la O.M.G.A.B. Eran de hierro macizo, con la imagen de un león en cada puerta, cuyos perfiles se repetían de manera simétrica. Dos enormes pilares flanqueaban la entrada, y altos muros rodeaban la zona, con solo unos cuantos árboles dispersos en las cercanías.

—Esto es extraño. Hay guardias en las puertas. Parece que la administración ha cambiado mucho durante mi ausencia en los últimos meses —comentó Hammya, observando a los vigilantes.

—¿Bajamos o no? —preguntó impaciente.

—Sí, esmeralda —respondió Candado con determinación, dirigiéndose a todos—. ¡BAJEN DE LA NAVE!

Una vez que Candado dio la orden, todos descendieron del avión y se acercaron a las majestuosas puertas.

—Mira, mi querida esmeralda, observa "los pilares de la victoria". Es el símbolo más glorioso y respetado por todos los gremialistas —explicó Candado, dirigiéndose a Hammya.

Candado se acercó a la puerta y le dio dos golpes fuertes. En respuesta, dos cámaras emergieron del suelo y enfocaron a los presentes antes de volver a ocultarse.

—¿Cámaras topos en lugar de seguridad humana? Parece una broma. —Candado frunció el ceño—. Creo que la O.M.G.A.B. ha cambiado mucho.

Después de unos minutos de expectante espera, las enormes puertas se abrieron lentamente, y la majestuosidad de la sede de la O.M.G.A.B. se reveló ante los ojos de los recién llegados. Era un edificio de imponente blancura, con las banderas de la organización ondeando en cada balcón, todas ellas con el característico emblema del león blanco. En su entrada principal, una inmensa escultura de Harambee, tallada en mármol blanco, miraba el horizonte con sus ropas tradicionales y sosteniendo una lanza de más de quince metros de altura. La estatua estaba rodeada por un frondoso jardín de flores rojas que realzaban la majestuosidad del conjunto.

El edificio principal albergaba un amplio balcón, el lugar donde los líderes se reunían para pronunciar sus discursos. Allí se ondeaban las banderas de los países que componían la organización, entre ellos Alemania, Francia, Kenia, Paraguay, Irán, China, Argentina, Cuba, Venezuela y Japón. Los jardines y césped estaban impecablemente cuidados, y se encontraban rodeados de árboles de gran tamaño. Una elegante vereda pavimentada con piedra llevaba a asientos y mesas del mismo material, y fuentes de estilo europeo aportaban al ambiente un toque de serenidad y elegancia.

El entorno estaba repleto de personas de todas partes del mundo, vistiendo desde atuendos formales hasta ropas tradicionales y modernas. En este territorio tan extenso, que abarcaba más de doscientos kilómetros de largo, se hablaban todos los idiomas, lo que lo convertía en un lugar de diversidad cultural única. Para poder diferenciarse del resto del mundo, los Semáforos portaban un uniforme distintivo: vestían de blanco con una franja roja que cruzaba desde su hombro izquierdo hasta la cadera derecha, y llevaban una venda en su brazo derecho con los tres colores rodeados por una serpiente. En algunas ocasiones, usaban sombreros del mismo estilo.

Los habitantes de la isla se movían con tranquilidad por el lugar, muchos de ellos llevando libros bajo el brazo. En un edificio pintado de rojo, conocido como la escuela roja, se enseñaba a las personas a controlar y perfeccionar sus poderes, tanto a aquellos que los poseían como a los que no. También se brindaban clases de defensa personal y técnicas de combate. Además, se podía encontrar una amplia gama de personas, desde ancianos hasta jóvenes adultos, desempeñando roles como profesores, guardias, ingenieros, concejales, representantes y ex-representantes de la organización. En todo el lugar, se podían observar a individuos manifestando sus habilidades sobrenaturales para entretenerse o entretener, y algunos practicando técnicas de combate en entrenamientos al aire libre. Era común ver a personas pasear con sus mascotas, ya fueran perros, gatos o aves de todo tipo. Numerosas plazas adornaban el paisaje, muchas de ellas con fuentes en su centro, pero la más destacada era la "Plaza de los Grandes Hermanos", que albergaba enormes árboles, hermosas fuentes y áreas de descanso.

Hammya, ante el espectáculo de todo lo que se encontraba a su alrededor, no pudo evitar quedar impresionada.

—Mira, mi querida esmeralda, bienvenida a la Organización Mundial de los Gremios Adjuntos Bernstein —dijo Candado con orgullo.

—¡Guau, es realmente hermoso! —exclamó Hammya, maravillada por la vista.

—Y eso que todavía no has visto el resto del pueblo —comentó Clementina, agregando aún más a la emoción de Hammya.

—Bien, continuemos. Todavía tengo asuntos pendientes que atender.

Candado avanzó hasta la plaza central del lugar, donde se alzaba la imponente escultura en honor a Harambee. Se acercó a la fuente, donde miles de monedas descansaban en sus profundidades. Extrajo una moneda de un peso de su bolsillo, cerró los ojos y murmuró con reverencia.

—Señora Harambee, he regresado para cumplir con mi deber como gremialista.

Con un gesto certero, arrojó la moneda al agua. Cuando se dio la vuelta, notó que un puño se aproximaba a gran velocidad. Con sus reflejos y velocidad sobrehumanos, Candado detuvo el puñetazo con su mano abierta.

—¿Qué estás haciendo, Jacqueline? —inquirió Candado con su habitual expresión fría.

—Oh, Cadenas, comment tu vas? Ça faisait longtemps. (Oh, Candado, ¿cómo estás? Hace mucho tiempo) —respondió Jacqueline con su distintivo acento francés y una sonrisa traviesa en el rostro.

Jacqueline: de cabello largo y rubio, llevaba calzas blancas con botas negras, una camisa blanca debajo de un chaleco de gala rojo, un chaqué azul, un pañuelo blanco anudado al cuello, una boina negra y guantes finos blancos. Le costaba hablar en español, y su acento francés era inconfundible. Era conocida por su desenfado y capacidad para sorprender a la gente, a excepción de Candado, a quien solo le daba la bienvenida a su manera. Ella solía llamar cariñosamente a su amigo como "Cadena" (una traducción de Candado al francés).



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En el texto hay: filosofia, misterio romanse, misterio accion

Editado: 19.06.2025

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