Después de que Candado solicitara la ayuda de sus camaradas de la O.M.G.A.B., los presidentes convocaron una reunión de naciones para abordar la cuestión de los Testigos o Prófugos. Afortunadamente, el 90% de los representantes de la organización Bernstein aceptaron colaborar en la captura de los asesinos, mientras que el restante 10% se negó a prestar asistencia a alguien como Candado. Desde ese día, todos los países de Latinoamérica, Europa, Asia, África y Oceanía se movilizaron por todo el mundo en busca de los fugitivos, cuyos rostros y nombres figuraban en los carteles de ¡SE BUSCA!
Los compañeros de Candado se dedicaban a buscar en las afueras del pueblo sin descanso. Él sentía que estaban muy cerca y que tal vez más de una vez se cruzaron en la calle delante de sus narices, como personas comunes y corrientes. La búsqueda continuaba, pero no se hallaban rastros de aquellos individuos hasta que, el 10 de abril, atacaron a un gremio en la ciudad de Villa Ángela, específicamente el gremio de los Yacaré. Afortunadamente, no hubo heridos ni muertos.
Al tener conocimiento de que los fugitivos eran responsables de este ataque, Candado emitió una orden a los Semáforos para controlar las fronteras del Chaco. Sin embargo, cada vez que Candado tomaba una decisión, iniciaba una medida o seguía una pista sobre su paradero, todo desaparecía sin dejar rastro. Era como si Desza jugara con Candado, buscando el placer de castigarlo en lugar de perseguir fortuna.
Tras casi tres meses de los acontecimientos en la agencia tricolor, Desza y su equipo encontraron refugio en su cuartel secreto subterráneo, un peculiar vehículo que se desplazaba por las profundidades de las ciudades, un obsequio de sus benefactores Greg y Pullbarey. En esta ocasión, su transporte se estacionó bajo una casa abandonada, ahora en alquiler, y, por primera vez, decidieron salir para disfrutar de aire fresco. Para lograrlo, hicieron un hoyo en el jardín recién limpiado.
Desza, sin embargo, ordenó que le trajeran nafta para el transporte, que se estaba quedando sin combustible. Joel y Dockly se adentraron en la oscuridad de la noche para conseguir el combustible necesario. Mientras tanto, los demás esperaban ansiosos a que regresaran para continuar su viaje.
La vigilancia estaba a cargo de Jørgen y Desza, quienes ocupaban una amplia y cómoda habitación con un sillón grande y esponjoso de color rojo, además de un piano de gran tamaño. Jørgen se sentó y comenzó a tocar una de las melodías de Mozart, mientras Desza se recostaba despreocupadamente en el sillón.
Las horas transcurrían y el equipo decidió hacer una pausa en la casa: explorar el lugar, descansar, comer, lo que fuera necesario. Mientras todos se dedicaban a sus actividades, Desza, observando el reloj funcional en la pared, notó que ambas flechas señalaban las 12:00 de la noche. Al percatarse de esto, una sonrisa se dibujó en su rostro y dijo:
—Jørgen, dime, ¿sabes qué día es hoy?
—No señor, no lo sé —respondió él, tocando el piano.
Desza soltó una risa.
—Hoy es el aniversario de nuestra fuga de esos incompetentes gremialistas.
Jørgen se detuvo y continuó.
—Vaya, cómo corre el tiempo, señor. Haríamos una fiesta por este aniversario si no estuviéramos siendo buscados en medio mundo. Sería una fiesta muy buena.
—Relájate, ya tendremos un momento y un lugar para celebrar.
—Señor, ¿cree que es una buena idea trabajar para esos dos? No me fío de ellos.
—No te hagas drama. Pullbarey y el anciano Greg nos han prestado ayuda, así que no hay de qué preocuparse.
Jørgen se dio vuelta y lo miró.
—¿Cómo puede creer a un completo desconocido? Desza se levantó del sillón y miró a Jørgen.
—Amigo mío, toda persona que odie a Candado es un hermano.
—Señor, tal vez ellos son doble agentes.
—Tal vez, pero mientras yo no sospeche de ellos, estará todo bien. No te preocupes, nunca haría nada que los perjudique, Jørgen.
—Siento dudar de usted.
—No te preocupes, amigo.
—Sin embargo, somos las personas más buscadas del planeta. ¿Cómo haremos para seguir adelante? Casi no tenemos aliados.
—Eso, mi querido amigo, ya estaba previsto, y todo lo que está pasando es parte del plan.
—¿Cuál podría ser ese plan?
Desza dio una pequeña risilla y se acercó a Jørgen.
—El derrocamiento de Esteban Bonaparte Everett.
—¿Eso? Sería imposible.
—¿Lo crees?
—Señor, a diferencia de los gremialistas, los Circuistas tienen una posición dura. No descansarán hasta atraparnos, y, además, son tan rencorosos que podrían llegar a armar una alianza con los gremios para atraparnos.
—Relax, parece que el no dormir por tres largos años te está afectando.
—¿Qué haremos cuando los tengamos encima de nosotros?
—Eso no va a pasar. Esteban es odiado por los Circuitos debido a su confraternización con los gremiales; es algo mal visto moralmente.
—¿Qué conseguiremos con esto?
—Mi hermano, una vez que hayamos derrocado a Esteban, el Circuito estará bajo nuestros pies y seremos los líderes. Cuando tengamos ese poder, podremos acabar de una vez y para siempre con los Gremios.
—¿Funcionará?
—Por supuesto. Si logramos echarlo del poder, me convertiré en su líder y comandaré sus fuerzas hacia la victoria. —Pero señor... Desza comenzó a reírse salvajemente.
—¿Tanto dudas de mí?
—No.
—Entonces, déjamelo a mí.
Desza tomó su machete, se enfundó en una capa negra que cubría su cabeza y su máscara.
—¿A dónde se dirige, señor?
—Iré a ver a Pullbarey, y a su anciano servil.
—Lo acompaño.
—Bien, recuerda ocultar tu rostro.
Jørgen se puso de pie y tomó una capa idéntica a la de Desza y una máscara clásica de un rostro triste de color dorado. Ambos salieron de la casa y caminaron por las oscuras calles de Resistencia. La presencia de los gremios se notaba en las calles, entre ellos Krauser, vestido con una gabardina marrón oscura, pantalones de gala oscuros, botas negras de cuero y su sombrero que ocultaba su rostro sin cara. Recorría las calles con dos de sus compañeros, manos en los bolsillos.
Desza y Jørgen los esquivaron y tomaron otro camino, intentaron avanzar por los techos de las casas, pero Moneda, acompañada por Ruth y Carolina, estaba caminando allí. No solo ellos; los techos estaban minados de Semáforos con linternas.