Candado (la Boina Azul)

VENGANZA

Todos mantenían una pelea al margen: Frederick contra Guz, Sofía contra Rŭsseŭs, Anzor y Declan contra Jørgen, Clementina y Carolina contra Chesulloth, Leandro, Fiore y Celeste contra Dockly, y ahora, Krauser, Rozkiewicz y Candado contra Desza, el sujeto más odiado de todos. Provocaba rabia con solo mirarlo. En la cima del edificio, Candado y los demás peleaban contra Desza, pero ninguno le hacía daño; sus ataques parecían insignificantes con sus hábiles maniobras defensivas.

—¿Dónde está esa sed de sangre? Sus ojos me dicen una cosa, pero sus puños, otra.

—¿Quieres ver mi poder? Pues te lo voy a mostrar —dijo Krauser.

Entonces, su cuerpo se deformó: las manos tomaron una forma tenebrosa, sus dedos se convirtieron en peligrosas cuchillas, sus piernas se unieron y formaron cantidades de tentáculos negros, su pecho se abrió y de él salieron dientes afilados. Su rostro cambió nuevamente; sus cuencas oscuras se mostraron, en aquellos agujeros se revelaron unos círculos rojos, y de su boca emergieron dientes puntiagudos con una lengua negra y larga. Cuando terminó, era un monstruo de quince metros de altura.

—Te mostraré lo que es la muerte —dijo Krauser con una voz deformada.

—Genial —dijo Desza.

Rozkiewicz y Candado retrocedieron, dejando a Krauser pelear en paz.

—¿Segunda ronda? Pues ahí va.

Desza corrió hacia la abominable criatura con su característica locura, cortando todo a su paso. Dado que Krauser era grande, era muy lento para moverse; Desza, utilizando esta estrategia, comenzó a cortar todo lo que podía, partes de sus tentáculos y parte de su tórax.

—¡NO TE BURLES DE MÍ! —gritó Krauser.

Luego tomó una forma más pequeña y comenzó a atacarle con todo lo que tenía: sus tentáculos iban hacia él con toda velocidad, pero Desza cortaba todo lo que se le acercaba. A veces, pasaba su arma a su otra mano y viceversa, ya que cada tentáculo se movía de forma independiente hacia su cuerpo.

Aprovechando la situación de que Desza estaba desconectado cortando tentáculos, Candado y Rozkiewicz lo tomaron por cada uno de los brazos, imposibilitándolo de cualquier ataque que quería dar. Por un momento, Desza estuvo asustado, pero ese miedo desapareció cuando golpeó a Rozkiewicz con su pierna derecha en su mentón, empujándolo lejos de él. Luego bajó con su machete en el brazo de Candado, pero este, ya experimentado con la primera vez, lo soltó, para luego tomarle del cuello y hacerlo volar contra una pared, lesionándolo de gravedad.

—No quiero volver con una herida de este encuentro —dijo Candado mientras se acomodaba la corbata.

Desza sonrió y corrió hacia él. Candado, con los brazos cruzados, agarró a Desza del brazo donde tenía el machete, y con su otra mano, lo golpeó en la clavícula con su contra palma, haciendo que, de algún modo, su brazo se durmiera. De manera muy eficaz, volvió a tomarlo del cuello y lo tiró contra el suelo, poniendo un pie sobre su pecho.

—Eres un asco, ríndete. —¿Vos crees?

En ese instante, Candado sintió un mal presentimiento y se apartó rápidamente. Efectivamente, hizo lo correcto, ya que del cinturón de Desza salió un cuchillo enorme.

—Oh, veo que todavía tienes trucos bajo la manga —dijo de forma fría.

En ese momento, aparecieron Rozkiewicz y Krauser, ya con su forma original, rodeándolo.

—Es momento de que pagues por lo que hiciste a la agencia tricolor.

—Soy inocente en ese tema.

—¿Te atreves a mentirnos en la cara? —preguntó Rozkiewicz.

—No, porque me aseguraré de que eso nunca haya pasado.

—Luego metió su mano en su bolsillo y oprimió un botón.

De la nada, el edificio comenzó a tambalearse y a temblar, como si se avecinara un terremoto. Krauser fue el primero en enterarse de lo que estaba pasando, ya que corrió hacia la barandilla que había allí y miró abajo. Resultó que el edificio estaba derrumbándose.

—El... ¡El... ¡EL EDIFICIO ESTÁ COLAPSÁNDOSE!

Desza explotó de risa y dijo.

—¡MORID! Luego, saltó sobre una columna de hierro.

Todo empezó a temblar y desequilibrarse. Rozkiewicz se aferró a una de las barandillas, Krauser usó sus tentáculos para agarrarse a algunos postes publicitarios, mientras que Candado no tuvo tanta suerte, pues cayó y rodó hasta una de las barandillas destruidas; los tentáculos de Krauser no llegaron a salvarle.

—¡CANDADO! —gritaron ambos.

—¡LA MUERTE ES UN VIAJE DE IDA Y VUELTA! ¡NO SE PREOCUPEN! ¡TENGO BOLETO! —gritó Candado mientras caía del edificio.

Y justo cuando todo parecía perdido, y su amigo había caído hacia su muerte, Candado contestó.

—¡ESTOY BIEN!

—¿¡CANDADO!? —gritaron ambos nuevamente.

Luego, de la nada, Candado se alzó en el aire, siendo ayudado por una persona con alas grises que brotaban de su espalda.

—Sin mí no son nada, boludos.

—¿Esteeman? —Para servirles, par de zopencos.

Luego, ayudó a Candado a llegar al techo. —No podrán hacer nada, y el pobre Rem morirá como en las torres gemelas.

Candado gritó.

—Rozkiewicz, ¡HAZLO AHORA!

—A la orden, Candado.

Rozkiewicz se soltó y corrió en picada hacia abajo. Luego, saltó y en el mismo aire, se transformó en una gran criatura del tamaño del edificio, una criatura que se asemejaba a una serpiente, pero esta tenía brazos y se parecía a un naga, una de las criaturas mitológicas.

Y una vez transformado, sostuvo el edificio con su espalda.

—¿Todo en orden? —preguntó Rozkiewicz con una voz deformada.

—Bien hecho, grandote. Nosotros nos encargamos del resto —dijo Esteeman.

—Bien. Y una vez que el edificio volvió a estar de pie, Candado se dirigió al interior de este para salvar a Rem.

—No te lo permitiré —dijo Desza mientras bajaba con su potente machete. Krauser lo cubrió con su brazo derecho deformado y lo tiró contra una pared.

—Ve amigo, Rem necesita tu ayuda.

—Nosotros nos encargamos del resto —dijo Esteeman mientras se arremangaba la camisa.



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En el texto hay: filosofia, misterio romanse, misterio accion

Editado: 19.06.2025

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