Candado (la Sangre Violeta) Episodio 2

SECUELAS

Esa misma tarde, Rucciménkagri salió de su casa y comenzó a pasear por la zona.

—No te vayas muy lejos —dijo Logan.

—No te preocupes —respondió ella con una sonrisa.

Rucciménkagri caminó hasta un campo, ya que una vez al mes se encarga de proveer nutrientes a la naturaleza. Se sentó en una piedra y comenzó a recitar palabras en el idioma de la naturaleza, o al menos eso dirían los humanos. Ella lo llamaba "Kray'norfía", que en español significaba "Claro y tranquilo", una forma de proteger los nutrientes y favorecer el buen crecimiento de los árboles, plantas y flores.

Ese día, como todos los anteriores, hacía frío, y para protegerse llevaba puesto un poncho. Su cabello, hecho de hojas que ahora eran casi completamente rojas, sus pies, formados de raíces, y sus brazos, hechos de piedra, ayudaban a resguardarla del clima. Esa era su vestimenta para el frío.

Sentada ahí, finalizó su ritual tal como lo había comenzado.

—Kray'norfía.

En ese momento, escuchó las pisadas de una persona.

—Me alegra verla aquí.

Rucciménkagri abrió los ojos y giró la cabeza.

—Sofía Ibarra Zapirón.

—Una vez más, gracias por darme un lugar donde vivir.

—Sabía que Candado te ayudaría. Después de todo, ese chico será lo que digan, pero nunca dejaría de lado a alguien que necesita ayuda.

—Gracias.

—Además, es una muestra de gratitud. Gracias por enseñarme a usar mi magia. Este báculo es de gran ayuda, en verdad.

—No hay de qué. Pero... ¿pasa algo?

—No, en realidad no. Solo vine a visitarte, Gabriel Teacher.

—Sobre eso... tenía que tener un apellido y segundo nombre.

—Ya me di cuenta.

—No puedes engañarme con eso, Ibarra. Sé que ocultas algo más.

Sofía mostró una expresión seria.

—Los Testigos han incendiado la ciudad de Buenos Aires.

—Estoy informada.

—Y también han hecho desaparecer a muchos gremiales últimamente. Desaparecen un día y al otro encuentran sus cuerpos mutilados. Lo extraño es que parece obra de un individuo. Estoy bastante segura de que se trata de Desza.

—Ese muchacho. Siento lástima por lo que ocurrió...

—¿Sí? es a quien Candado le arrebató los poderes.

— Candado, Arce y César.

—¿Los conoces?.

—Sí, los conozco, ¿Terminaste?

—No, me gustaría hablar de algo.

—¿De qué?

—...

Rucciménkagri cerró los ojos por un momento.

—Bien —luego los abrió—. Hablemos.

Candado estaba sentado en su cama, con una estufa sobre su escritorio, jugando un videojuego que sus padres le habían regalado. Había llegado a casa sin problemas; Alicia se había despedido de él y de Hammya y se ofreció a llevar a Germán a casa.

—Vaya, qué aburrimiento.

Candado soltó el mando; había terminado el juego en dos horas. Luego se puso de pie y salió de su habitación, caminando hacia el dormitorio de Hammya, donde encontró a Clementina afuera de la puerta.

—Oh, joven...

—Patrón, sí, ya sé cómo va esto: tú me molestas, yo te grito; tú te burlas, yo vuelvo a gritar, y regresamos a lo de siempre.

—...

—En fin, ¿qué haces aquí?

—La señorita Hammya está siendo atendida por Europa; su resfriado no la deja moverse.

—¿Y por qué estás aquí? —preguntó Candado, fríamente.

—Para evitar que usted o cualquier persona del sexo opuesto cruce esta puerta.

Candado la miró fijamente, sin ninguna expresión en su rostro.

—Clementina.

—¿Sí?

—Sabes que todas las puertas de esta casa tienen seguro.

—Desde que Gabriela y Facundo se volvieron muy... íntimos, sí.

—No era necesario ese dato —suspiró—. Sé cuándo un humano miente, pero no cuando lo hace una máquina. Sin embargo, sabiendo que la puerta tiene seguro por dentro, no hay necesidad de un "guardaespaldas".

—¿Qué quiere decir con eso?

—Aquí veo dos posibilidades. Primera, Hammya es tan despistada que olvidó que la puerta tiene seguro y te pidió que la vigilaras, y tú, como encuentras la situación graciosa, aceptaste sin dudar.

—¿La segunda? —preguntó Clementina, conteniendo la risa.

—Que ustedes están planeando algo y no me gusta.

Candado puso la mano en la perilla, pero Clementina colocó su mano sobre la suya.

—Cosas de chicas.

—Cómo me gustaría que estuviera aquí.

—Retírese, señor, o me veré forzada a usar la fuerza.



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En el texto hay: fantasia, romance, fantasa y magia

Editado: 07.07.2025

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