Candado (la Sangre Violeta) Episodio 2

CIENCIA + MAGIA ≠ VERDAD

La noche era fría y el viento helado se colaba entre las nubes que cubrían el cielo. Candado y Hammya se encontraban frente a la puerta de una casa modesta, la de Nelson. En un principio, Candado había planeado ir solo, pero a petición de su madre, Hammya y Tínbari debían acompañarlo. Sin embargo, Tínbari había desaparecido sin dar explicaciones, dejando a Candado y Hammya solos para enfrentar lo que sea que les aguardara.

Candado miró la puerta con determinación, mientras Hammya rompía el silencio:

—¿Estás listo?

Él asintió, aunque en su interior había dudas.

—Sólo espero que no sea una trampa.

—Estaré a tu lado, no te preocupes —respondió Hammya con convicción.

Candado pensó en responder con algo sarcástico. "¿Cómo se supone que me protegerá si apenas puede defenderse a sí misma?", pensó. Era como si un conejo prometiera proteger a un lobo. Pero, por respeto, se guardó el comentario.

—Bien, cuento contigo.

Hammya, sorprendida, parpadeó.

—¿Eh? Pensaba que se burlaría de mí...

—¡Bien! Lo haré.

Candado respiró hondo antes de golpear la puerta.

—Tranquilo, tranquilo —se dijo a sí mismo, en un intento por calmarse.

La puerta se abrió lentamente, y para sorpresa de ambos, quien los recibió no era Nelson, sino una niña. Tenía el cabello largo y negro, rizado; llevaba gafas redondas y estaba vestida de manera sencilla: una camisa naranja, un chaleco de lana, pantalones de invierno y zapatillas rojas. Su voz era suave y amable cuando habló:

—¿Necesitan algo?

Candado titubeó por un momento, mientras Hammya la miraba con seriedad. La niña, de una belleza peculiar, parecía iluminar la penumbra de la noche. Incluso Hammya sintió un pinchazo de celos.

—¿Nelson vive aquí? —preguntó Candado finalmente.

—Sí, es mi abuelo.

Candado miró de reojo a Hammya, que seguía fija en la niña como si estuviera analizando cada detalle de su ser.

—Hey, tierra a Hammya, tierra a Hammya...

—¿Son hermanos? —preguntó la niña, ladeando la cabeza.

—¿Hermanos? —repitió Candado, en tono sarcástico.

Sacó una moneda de su bolsillo y la presionó contra la nuca de Hammya, quien se estremeció con el frío metal.

—¡Está helada! —exclamó, girando bruscamente.

—¿Ya volviste? —bromeó Candado.

Hammya parpadeó, desconcertada.

—Ah, perdón... ¿Qué decías?

Candado suspiró y guardó la moneda.

—Nada importante.

La niña sonrió con curiosidad.

—Eres Candado Barret, ¿verdad? Te reconozco. Ayudaste a mi amiga, a salir de una muy mala situación. Siempre hablaba maravillas de ti.

Candado quedó perplejo, atrapado en el instante en que iba a responder. Cerró lentamente la boca, dio un vistazo rápido, y volvió a abrirla con cautela.

—Ya veo... ¿Está Nelson?

—¿No quieres preguntar cómo sé quién eres?

Candado la observó fijamente.

—Coatlicue Carolina Fernández.

La niña quedó maravillada y sorprendida.

—¿Cómo lo supiste?

—Tres razones. Primera: usas el mismo champú que Carolina, así que supongo que tú se lo dabas cuando no tenía dinero. Segunda: ella mencionó a una amiga llamada Rocío. Y tercera: llevas un collar de serpientes idéntico al que Carolina siempre lleva.

La niña sonrió, algo avergonzada.

—Soy Rocío Cleva Torres.

—Encantado, Rocío —dijo Candado, inclinándose levemente de manera caballerosa.

—Mucho gusto, Rocío —añadió Hammya, extendiéndole la mano.

Rocío los invitó a pasar con un gesto amable.

—Por favor, entren.

Candado se quitó la boina en señal de cortesía al entrar.

—Nelson está en el sótano —informó Rocío mientras cerraba la puerta.

—¿Y dónde queda el sótano? —preguntó Hammya.

—Yo los guiaré.

Candado, siempre cortés, la dejó pasar al frente.

Rocío le agradeció con una sonrisa armoniosa, pero Hammya no pudo contener su frustración.

—¡Nunca me tratas así! ¿Por qué a ella sí?

Candado la miró de reojo, fríamente.

—Porque me apetece.

La frase, tan directa y seca, dejó a Hammya inmóvil. "No puede ser tan hijo de...", murmuró para sí misma.

Llegaron finalmente a la puerta del sótano. Rocío señaló el lugar.

—Mi abuelo está ahí abajo con sus amigos. Me pidió que no lo molestara nadie.

Candado sacó una tarjeta de su bolsillo.



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En el texto hay: fantasia, romance, fantasa y magia

Editado: 07.07.2025

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