Introducción.
Jenny, pacífica, tranquila e imperturbable.
Ella cambiaba por los pasillos de aquella preparatoria, lúgubre, inundada por el olor a adolescencia, hormonas y por supuesto, sueños y esperanzas totalmente destrozadas.
Cargaba consigo una pila de libros, dirigiéndose a su casillero, dispuesta a dejar todos estos en su lugar. Salía de la clase de ciencias, que clase más aburrida, la vieja Smith no deja de hablar de su matrimonio fallido, con suerte el examen será de el por qué su ex marido se quedó con la custodia de su hija y los terrenos de su casa.
La joven Jenny paseaba tarareando una canción, ¿Cómo alguien podría estar tan tranquila en su estado?
¿A qué me refiero? Déjenme explicar.
Hace una semana su vida perfecta se comenzaba a desmoronar. Su perfecto novio la había dejado. Desde hace 4 días había comenzado a salir con una chica llamada Heather, hermosa, tranquila, melosa, insoportable.
Pero, de algún modo, la joven Jenny aún no caía en cuenta de esto, de algún modo seguía creyendo que seguían juntos, seguía creyendo que su relación continuaba, su mente no estaba dispuesta a asimilar esto, tan solo pensaba que estaban peleados, otra pelea más que llegaba a su separación por uno cuantos días, pero después, continuaban como si nada.
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Ese día algo cambio, algo surgió, algo que retorció el estómago de Jenny, algo que aceleró si pulso a más de doscientos, su corazón latía con tal fuerza que creía estaba a punto de detenerse, su mente no podía ver con claridad y sus oídos zumbaban ante aquella funesta escena.
4:20 p.m
– Kit, ¿Me harías un favor? – Kit, mejor amigo de Jenny y cómplice de todo.
– Depende ¿qué tan lejos está? – Dijo burlón, sabía que su amiga era bastante perezosa, la conocía, sabía que la mandaría por algo o alguien.
– Ohhw, ¡Me conoces tan bien, kit!~ – Bufó para en seguida continuar – ¿Por favor podrías ir por mi libreta de historia? la dejé en el salón de teatro.
– Bien, pero me tendrás que esperar, no me volverás a dejar abandonado en la escuela. – En seguida se volteo para caminar hacia el salón de teatro, dejando a Jenny por su cuenta.
...
– ¡Joee!~ ¡Basta!~
Unas voces de oían a la lejanía, específicamente en el salón de artes, salón que en un pasado era recurrentemente visitado por Joe y Jenny al terminar las clases, era su escondite para verse sin que nadie los molestará.
La joven se acercó dando pasos discretos, pasos pequeños, tan audibles como una aguja al caer, la curiosidad la consumía, la curiosidad la carcomía.
Cada paso solo hacia a las voces aumentar su volumen, lograba escuchar con claridad pequeñas risas y murmullos.
Y ahí estaba, parada frente a la puerta de madera viendo a través del pequeño espacio que dejaba ver el interior de la habitación.
Entonces, lo vio, a plena vista, su supuesta "aún" pareja besaba apasionadamente a aquella chica peli café. Ella, Heather.
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Su sangre comenzaba a hervir, aquella escena de la cual no podía mover los ojos estaba destrozando sus retinas. Sentía como las lágrimas se apoderaban de sus ojos nublando su mirada, no sabía que hacer, la ira se apoderaba de su mente, tenía una rabia encerrada que pronto podría liberarse.
Decido correr, decido huir, decidió escapar, no quería cometer alguna estupidez, su mente se llenaba de escenarios jodidamente grotescos torturando, asesinando y destrozando a aquella estúpida chica, la detestaba, la odiaba, quería acabarla, la odiaba, la detestaba, todo esto segado por la ira y la creencia de que aún seguían estando juntos a ese punto.
Llegó a su hogar, abrió la puerta con desesperación, la cerró con fuerza y subió las escaleras corriendo, casi tropieza por lo erráticas que eran sus acciones. Entró en su habitación y cerró la puerta de un portazo.
Su mente daba vueltas, no tenía idea de en qué pensar, su mente estaba nublada por pensamientos fatalistas, deseaba acabar con todo en ese mismo momento, tenía una migraña horrible a más no poder, entonces, callo, se desmayo, su mente colapso.