Can't help falling in love

Capítulo 21.

—Te llevaré a vivir conmigo hasta que cumplas los 18.

—¿Escuchaste todo? — preguntó con miedo a que su padre también la juzgue.

El hombre asintió a la pregunta de su hija y esta se quiso matar en ese mismo momento.

—Hablaremos sobre esto cuando lleguemos a mi casa.

La chica entró a su habitación, y recogió casi todo.

Ropa, zapatos y cartas.

Salió de su habitación con equipaje completo y vio a su madre salir de su habitación.

—¡Sos una enferma, María! —Le agarró sus hombros con mucha fuerza que hizo que la chica gritara del dolor. Hizo que María se arrodillase ante ella y le pegó otra cachetada— ¡¿Por qué con una mujer?! —Estaba tan enojada que se sentó arriba de su hija para pegarle en la cara con puño cerrado.

Nicolás estaba dormido en su habitación hasta que escuchó los gritos de su madre.

Se levantó para ver que le pasaba, pero cuando abrió la puerta, vio como su madre le estaba desfigurando la cara a su hermana.

—¡Mamá!

El chico agarró a su madre por la cintura mientras escuchaba que gritaba.

—¡Te voy a mandar a un manicomio! ¡Enferma!

Nicolás escuchó unos paso. Era su padre.

—¡¿Qué mierda está pasando acá?!

La mujer que estaba intentando zafarse del agarre fuerte de su hijo, sin embargo, se detuvo de tanto luchar.

—¡¿Qué pasa?! ¡Que tu hija es una torta de mierda! —Sofía se dio la vuelta para darle otra cachetada a la chica, pero se encontró con que su hijo trataba de despertar a su hermana— ¡Hijo, no! —Agarró del brazo del chico para alejarlo del cuerpo desmayado de su hija, pero este hizo que soltara su brazo con brusquedad— ¡Ella te puede contagiar esa enfermedad!

—¡Yo ya sabía que María le gustan las mujeres! —gritó Nicolás con mucha rabia— ¡Y vos no tenés el derecho de pegarle a mi hermana!

Nicolás se quedó callado cuando sintió la mano de su madre en su mejilla. Le ardía. Su madre le había dado una cachetada.

—¡Y vos...! —Sofía señaló a Sebastián— ¡¿No pensás decir algo?!

Sebastián se dio cuenta que su esposa estaba llorando.

—Tenemos que llevar a María al hospital. Se puede morir... —dijo el hombre, eso sorprendió a Sofía y la hizo enojar más.

— ¡Espero que se muera esa estúpida! — gritó cuando vio a Sebastián alzar a la chica y llevársela, seguido por su hijo.

—¡Nicolás!

El grito de Sofía detuvo los pasos de Nicolás.

—¡Si te vas con esa enferma olvídate que soy tu madre!

—Vos también la tocaste, tal vez, también estés enferma —dijo el muchacho enfrentando a su madre.

Sofía se asustó y se dirigió al baño a lavarse las manos que estaban llenas de sangre.

—Me voy a enfermar —susurró para ella misma.

ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ
 

 

Sebastián iba conduciendo al hospital con sus hijos atrás.

Nicolás estaba llorando, tenía a su hermana en su regazo. Tenía su cabeza en sus manos, y él trataba de despertarla.

—Hermana, despertá, por favor.

Y como si fuera por arte de magia, María abrió los ojos.

Sentía el sabor a hierro en su boca y también sentía que su cara estaba mojada.

—María... —susurró su hermano menor— Despertaste.

El padre al escuchar eso quiso detener el auto para ver a su hija, pero no lo hizo.

—María, ¿podés hablarme? —Las lágrimas se escaparon de los ojos del hombre. Él odiaba llorar.

—Y-yo... —María quería hablar, pero todo le daba vueltas, eso le provocó a que se volviera a desmayar.

—¿M-María? —Nicolás agarró la cara de su hermana con su mano izquierda y empezó a sacudirla—¡María, por favor, despertá!

—¡¿Qué pasó?! —gritó Sebastián al escuchar el grito de Nicolás.

—¡Se volvió a desmayar!

ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ
 

 

Sebastián y Nicolás estaban en la sala de espera del hospital.

Estaban sentados en un banco muy frío, esperando respuestas de parte del doctor.

—Todo estará bien... —murmuró el hombre para el chico.

—Dios quiera, papá.

ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ
 

 

Entraron a la casa de Sofía.

Nicolás solo iba por sus cosas y por las cosas de María.

Sebastián también iba por sus cosas. No quería seguir con Sofía. Él sabía que solamente estaba con ella para estar cerca de sus hijos.

Sofía bajó las escaleras, sorprendida porque vio a su esposo y a su hijo en casa.

—Volvieron... —susurró para ella misma— María... ¿Ella está en un manicomio?

Sebastián negó con su cabeza y Nicolás subió las escaleras para ir a su habitación por sus cosas.

—¿Entonces? —Volvió a preguntar.

—Ella está en el hospital por las heridas en la cara que le dejaste... Estará bien. Mientras tanto, me voy a llevar a Nicolás a vivir conmigo.

—¡¿Qué?! ¡No te lo podés llevar! —gritó la mujer. Tenía miedo que le quiten a su único hijo varón— ¡Es mi hijo, Sebastián! —gritó más fuerte para subir las escaleras y dirigirse a la habitación del chico.

Entró en ella y vio cómo su hijo estaba guardando su ropa en su equipaje.

—Nicolás —Se acercó al equipaje del chico e intentar sacar la ropa que estaba adentro de él—. Vos no te podés ir, hijo.

—Sí, sí puedo y lo haré, mamá. Nunca te voy a perdonar lo que le hiciste a mi hermana. ¿Sabías que casi muere por tu culpa?

Negó, no quería saber sobre su hija.

—¡Casi la matas!

El chico puso la ropa que tenía en su mano y cerró equipaje. Escuchó a su madre llorar, pero no le importaba.

—¿Cómo podés quererla? Ella siempre te había odiado, siempre te negó y muchas veces has llorado por eso, Nico —Se acercó a su hijo y trató de agarrarle la mano, pero Nicolás la rechazó—. Ella está enferma. No es normal que le gusten las mujeres.

—No me importa. Voy a seguir a mi hermana hasta el fin del mundo si es necesario.

Nicolás agarró su equipaje y salió de ahí, dejando a su madre sola.

Saliendo de la habitación, vio el equipaje de María, estaba manchado con un poco de sangre.

No podía contener las lágrimas de recordar la violencia que su madre uso contra su hermana.




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