Can`t let you go even if I die

Capítulo 3

Ye Ji se recogió el pelo y se volvió para buscar la maleta donde llevaba los objetivos de la cámara de fotos. No había vuelto a hablar con su amiga desde la fiesta, por lo que suponía, estaría molesta. Se encontraba cerca del museo, realizando un pequeño reportaje para una revista de botánica. Quizás Ha Jin se encontraba allí y podía hablar con ella. Marco varias veces su número, pero no contestaba. Había dos opciones: estaba enfrascada en la traducción o, dando clase. En ninguno de los casos atendería al teléfono y, la tercera opción, era el enfado y no quería ni pensar en ella. Entro en el museo y se acercó a la recepción. Si su amiga estaba allí, le pasarían la nota y la llamaría.

- Para Go Ha Jin, por favor.

La recepcionista que estaba tras el mostrador asintió y volvió a sus cosas. Ye Ji rebusco en un bolso para localizar las llaves, pero no las encontró. ¿Dónde podrían estar? Se sentó en un banco y vació el bolso. Cuando llego al lugar donde iba a tomar las fotos, se percató que había dejado el trípode en el coche, por lo que tuvo que volver y…

- En la funda del trípode.

Las localizo dentro de la maleta y, después de guardarlo todo, se dirigió a la puerta. En ese momento entraba un chico que le resultaba familiar hablando por teléfono. Era el joven del aparcamiento. ¿Podría estar buscando a su amiga? ¿Dónde estaría Ha Jin en ese momento?



- Disculpe – Ye Ji se acercó cuando vio que colgaba – creo que nos hemos visto antes.
- Mmmm – el joven la observo unos instantes y luego sonrió – ¡Ah! Es la chica de la ventanilla. Veo que se encuentra mejor.
- Me llamo Seo Ye Ji – respondió ella avergonzada pero pensando en echarle un cable a su amiga. Realmente era atractivo – Go Ha Jin no está en este momento.
- ¿Go Ha Jin?
- Mi amiga. Ha venido a verla, ¿no?
- Creo que se confunde – el joven soltó una pequeña risa y saco una tarjeta – pero usted grito que ella trabajaba aquí. Es una coincidencia.
- No me lo recuerde, casi me mata – respondió ella con una tímida sonrisa - ¿Park Seo Joon?

La puerta del ascensor se abrió y apareció una chica, que se acercó a ellos y le dio la mano a Seo Joon. Luego miro a Ye Ji e inclino la cabeza en señal de saludo.



- Pensé que no vendrías – sonrió ella indicándole que le siguiera – mi padre te espera en el despacho.
- Tengo asuntos que resolver – Seo Joon se dirigió a Ye Ji – salude a su amiga de mi parte.

Ha Jin caminaba pensativa por el mercado de Domgdaemun. Había salido temprano de la universidad y tenía un poco de tiempo libre. Era un mercado enorme, en cual sino encontrabas lo que buscabas, es que no existía. Se paró en un semáforo y observo los alrededores mientras esperaba. Era una lástima que no alquilaran pisos baratos en esa zona. Estaría cerca del trabajo y de ese mercado, aunque no tenía claro si era capaz de dejar a su padre solo. El semáforo se puso en verde y el cruce se convirtió en un hervidero de gente. Hacia un poco de frio, así que decidió resguardarse en una enorme tienda de discos.

Subió a la tercera planta y curioseo las últimas novedades musicales, pero sin mirar nada en concreto. Todavía se moría de la vergüenza al recordar lo ocurrido ese fin de semana. De hecho, al dirigirse esa mañana a la universidad temía encontrarlo en algún cruce. ¿Encontrarlo? ¿Por qué iba alguien como el a perseguirla?

- Ni que fuera un acosador – susurro con una sonrisa.
- ¿Quién es el acosador? – la voz sonó pegada a su nuca.

Del salto que dio hacia atrás, se golpeó contra la estantería y tiro al suelo todos los discos de la fila. Hyung Sik se encontraba al lado de ella. Se quitó las gafas de sol y se llevó una mano a la boca para tragarse la carcajada que estaba a punto de soltar. Aun así, ella pudo ver la diversión reflejada en sus ojos. El dependiente apareció por un lateral y los miro con mala cara. La joven se disculpó y comenzó a recoger.

- ¡Eres tú! ¡Tú eres el acosador! – Ha Jin coloco el último disco - ¿Qué demonios hace aquí?
- Tú amiga grito a los cuatro vientos donde trabajabas. Solo tenía que esperarte y cuando te vi, te seguí.
- Realmente es un acosador o es que tiene demasiado tiempo libre – Ha Jin se paró en la puerta de la tienda y se giró - ¿Qué quiere?



- ¡Oh vamos! No seas tan formal conmigo. Ya tienes mi teléfono – Hyung Sik sonrió – solo quiero ser tu amigo.
- ¿Mi amigo? ¿Por qué serias amigo de una persona como yo?
- Me has caído bien.

El teléfono de Ha Jin sonó en ese momento. Era un mensaje: “Estamos en la cafetería que está en frente de la estación. Es famosa, así que la encontraras enseguida. Saludos, Min Ho.” ¿Cómo se suponía que iba a encontrar eso? Debía haber cientos de cafeterías alrededor de la estación. Ella suspiro molesta y llamo varias veces a Min Ho pero no respondió. ¿Estaba ignorándola? Probó con Ye Ji, pero tampoco consiguió localizarla.

- ¡Choi Min Ho… Seo Ye Ji, estáis muertos! – soltó completamente frustrada. Hyung Sik la miro sorprendido y luego se echó a reír - ¿de qué te ríes?
- Eres imprevisible – saco las llaves del bolsillo – perdóname. Dime a dónde quieres ir, te llevo.

Ha Jin lo medito unos segundos. No confiaba en él, pero tampoco le apetecía dar vueltas por la calle sola mientras buscaba el local. Quizás, si la acompañaba, entre los tres pudieran descubrir las intenciones ocultas de este chico. Hyung Sik sonrió al ver que ella cedía y la guio hasta el coche.

- Por cierto, ¿te ha vuelto a molestar? – Hyung Sik arranco el coche pero la miro al ver que ella no comprendía – Jong Hyun me conto sobre aquel hombre en la fiesta.
- No – respondió ella y luego permaneció en silencio – después dame el teléfono de tu amigo. quiero volver a agradecerle lo que hizo.

El teléfono de Ha Jin sonó en ese momento. Min Ho estaba preocupado porque aún no había llegado.

- ¿Y qué esperas? No tengo ni idea de cómo llegar a donde estáis. Mándame la ubicación e intentare llegar lo antes posible.

El sonido del teléfono la despertó a media mañana. Tanteo la mesilla de noche, sin abrir los ojos, hasta que lo encontró. Ye ji estaba al otro lado de la línea. A pesar de no estar muy convencida de dejar que Hyung Sik los acompañara, Ha Jin tuvo que admitir que la tarde fue muy divertida. Parecía realmente interesado en que fueran amigos e incluso con Min Ho consiguió congeniar. Aun así, ¿Por qué alguien tan rico quería algo de ella? No debía confiar en él.

- Ayer olvide decirte algo. Ese chico fue al museo.
- ¿Ese chico? – Ha Jin se incorporó – tendrás que ser más específica. Mis neuronas aún no han conectado unas con otras.
- ¡Park Seo Joon!
- ¿Quién?
- El chico del parking. El que golpeaste. Se encontró con una chica….
- ¿Por qué tendría que ir a verme? Espera… no me respondas. Tuviste una gran idea.
- Como lo vi allí, pensé… - Ye Ji se mantuvo un segundo callada – Ha Jin, ¿Cuánto tiempo ha pasado? Deberías empezar a confiar en la gente. No todos se van a portar como…
- No lo digas – pidió ella – no quiero hablar de eso ahora.
- Disculpa – susurro Ye Ji y cambio de tema – Me sorprendió verte llegar con Hyung Sik.
- Básicamente me persiguió. Puede ser muy persistente – la joven abrió el armario – Ye Ji, te dejo. Me voy a acercar al museo, tengo mucho que hacer.

Ha Jin dejo una nota a su padre y salió de casa. En el autobús iba revisando sus anotaciones. Debido al trabajo en la universidad, no había podido coger ninguno de los cuadernos. Solo había conseguido reunir datos para datarlo en alguna fecha y leer algunas hojas sueltas que le habían pasado en fotografías. Parecían libros de contabilidad, aunque ella esperaba encontrar algo interesante, ya que si no sería muy aburrido.

El museo estaba repleto de gente porque era festivo. Accedió a la entrada principal y pidió un pase para poder acceder al sótano. Tardaron un poco en dárselo, pero aprovecho para mandarle un mensaje a Min Ho. Le pidió que fuera a recogerla para cenar.

El ascensor la dejo al principio de un pequeño pasillo que terminaba en unas escaleras que se abrían a una sala con varios estantes móviles. Estaban todos apilados en un lateral y varias puertas llevaban a otros accesos del sótano donde sin duda, se apilaban objetos que no verían la luz. En un lateral se encontraba una mesa repleta de cuadernos y en ella, un grupo de personas que parecían estudiar cada palabra de las páginas. El profesor Choi estaba entre ellas.

- ¿Qué haces aquí un día festivo?
- Quería adelantar trabajo y ver el material directamente – respondió ella – ya estaba harta de las fotografías.

El profesor señalo una pila de libros que se encontraban en la primera estantería. Ella se acercó y cogió dos o tres para ojearlos. Como pensaba, era la contabilidad de una casa.

- La tumba pertenecía a un noble – comento uno de los chicos que estaba en la mesa – todos los libros son de contabilidad. Al menos, los que he visto.



- Parece que ocupo un puesto de magistrado en algún momento – continuo el profesor – no están todos bien catalogados. Entre los libros hay anotaciones de juicios. Ha Jin, separa los que encuentres. 

La joven se puso a ello y durante horas trabajaron en completo silencio. Sin levantar la vista de los libros y, completamente inmersa en la contabilidad de esa casa, iba anotando en un cuaderno lo que parecía importante.

Como le profesor Choi dijo, los libros pertenecían a una casa noble. Al final de cada capítulo, que correspondía a una semana, se podía leer la firma de Yoon Joo Sang. La joven apunto el nombre en el cuaderno para investigar sobre él. Cuando comenzó a rugir su estómago, levanto la cabeza y se dio cuenta de que se había quedado sola. ¿Todos se marcharon sin avisarla? Se levantó resignada para coger el móvil, que estaba sobre la mesa y ver los mensajes que tenía. Al volver a dejarlo sobre el cuaderno, vio una caja entre abierta. Levanto la tapa y encontró un tteoljam. Era un adorno que se colocaba en el pelo de las chicas. Este tenía forma de mariposa lacada y pequeñas mariposas de colores sobresalían de ella. Era preciosa y Ha Jin estuvo tentada a tocarla pero se contuvo. ¿Dónde había visto uno parecido? 



Cogió el móvil y el bolso para subir a la primera planta. En el ascensor repaso el cuaderno, por si había anotado algo sobre ello, pero no encontró nada. Al abrirse la puerta del ascensor, comprobó que estaba anocheciendo que el museo apenas tenía visitantes. La chica de recepción le indico que en media hora cerrarían las puertas. Ella asintió y volvió a llamar al ascensor para subir a la última planta. Tal como se abrió, avanzo por las salas repletas de cuadros buscando el retrato de la joven dama. Quería descartar que fuera allí donde lo había visto. Las salas estaban separadas por columnas y era un poco sombrío para entre ellas. Continuo caminando hasta llegar a una sala central en penumbra, que se encendió en cuanto entro en ella.

El retrato la miraba indiferente y ella se fijó en el pelo. Tenía varios adornos y uno de ellos era la mariposa. ¿Sería la hija del noble? ¿Tal vez lo recibió como obsequio por casarse con el hijo? Debía informar al profesor Choi para comenzar a investigar la línea sucesoria de Yoon Joo Sang.

Mientras esperaba al ascensor, escucho la risa de una mujer y vio que la puerta de emergencia estaba entreabierta. Preguntándose quien podría estar allí a esas horas, se acero pero quedo petrificada al escuchar la conversación.

- Eres una chica traviesa. Haciendo que venga a verla – era la voz del profesor Choi.
- ¿Y Tú? ¿Acaso vas a negar que estabas esperándome? Adelante, pero a cambio quiero….
- ¡Me niego! – el grito del profesor hizo brincar a Ha Jin - ¡así no se hacen las cosas! Es más divertido si te fuerzo un poco y tú no me chantajeas….
- Bueno… puedo fingir un poco…
- Creo que tendrás que esperar –el profesor se giró al escuchar un mensaje y Ha Jin maldijo su mala suerte y salió espantada hacia el ascensor. Por suerte nadie lo había llamado por lo que entro y fingió estar hablando con alguien mientras se cerraban las puertas. El profesor volvió con la chica – me marcho por hoy.

Intento serenarse mientras bajaba los pisos y al llegar a la entrada, se sentó en un banco porque se sentía mareada. ¿Qué era eso que acababa de presenciar? Min Ho no tardaría en llegar, pues en su último mensaje decía que ya estaba de camino. Sin embargo, ¿Qué debía hacer? Lo que había visto no estaba bien. ¿Quién era esa mujer? Estaba tan inmersa en sus pensamientos que una voz masculina la sobresalto.

- ¿Qué hace aquí tan sola? – al girarse se encontró con Seo Joon ¡se asusta fácilmente!



- Casi me da un infarto – suspiro Ha Jin.
- ¿Qué miraba tan atenta al suelo? – pregunto el con curiosidad.
- Solo pensaba…. Yo…
- ¡Seo Joon! – ambos se giraron las ver aparece a una chica. Era la que estaba con el profesor – has llegado pronto.
- He acabado temprano. ¿Nos vamos?
- Claro, adelante. Tengo que coger una última cosa – Seo Joon saludo y se marchó. La chica cogió a Ha Jin del brazo y lo apretó con fuerza – hace un rato ha presenciado algo. A pesar de que es nueva, ni puedo dejarlo pasar.
- ¿Qué está diciendo? No he visto nada.
- Es una chica lista – sonrió la joven alejándose – parece que sabe cómo evitar los problemas. Buenas noches.

Ha Jin alucinaba y se preguntaba que pasaba con ella. ¿Quién era para amenazarla así? Estaba loca si creía que le tenía miedo. Lo mejor sería no darle más importancia. El teléfono sonó y ella corrió hacia la puerta de salida, donde la estaban esperando.

A la mañana siguiente sonó el despertador, pero ella no quiso escucharlo. Cuando Min Ho fue a recogerla, Ye Ji y Hyung Sik estaban ya dentro del coche, por lo tanto no pudo negarse a salir con ellos. Además, Ye ji decidió quedarse esa noche con ella. Ha Jin lo apago y, tras remolonear un poco más en la cama, decidió estirar las manos para comprobar la hora. Eran las 7:35. Al borde de la histeria se levantó de la cama pero, como tenía las sabanas enredadas en los pies, cayó al suelo. La joven se estiro para coger el despertador. Cuando consiguió liberarse, corrió al armario para sentirse, mientras su amiga y su padre entreabrían la puerta con curiosidad.

- Buenos días – dijo Ye Ji.
- Toda la culpa es vuestra – la joven se dio por vencida con el recogido que intentaba realizad y, se cogió una coleta – llegare tarde.
- ¿A dónde? – Ye Ji la miraba como si estuviera loca – son las 6:45, ¿vas a poner las calles?
- ¡¿Qué?! – exclamo al ver el reloj. Su amiga no mentía.
- Deberías relajarte. Si sigues así te va a dar un ataque o algo peor – le recrimino su padre – el desayuno está listo.
- La culpa es mía por tirar el despertador – suspiro cansada – creo que aún estoy alterada por lo de ayer.
- ¿Qué paso ayer? - pregunto Ye Ji con una sonrisa pícara.
- Desayuna conmigo y te lo cuento.



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En el texto hay: amor, kpop, coreano

Editado: 23.03.2019

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