Los golpes en la puerta de la puerta de la casa se escuchaban hasta la habitación de Selene. No había nadie en casa, así que solo se le habrían podido quedar las llaves a su padre o un familiar llego de visita sorpresa.
Selene trató de agacharse y ocultarse luego de mirar por la fuera.
Era Ava, acaba de mirar a esos ojos y sabe que son los de ella, los reconocería en cualquier lugar.
—Solo te pido unos minutos. —Vuelve a tocar la puerta. —Ya sé que estás ahí.
Una postal se desliza por la parte inferior de la puerta, probablemente sea algo de la agencia de su padre.
Lo sentía en sus huesos, le estaba recorriendo por todo su cuerpo, ya sabia lo que iba a pasar y no se sentía para nada lista. Mucho menos despues de lo que paso en la iglesia.
Selene no sabía que Ava estaba allí cuando Yeison la estaba besando. No la sabia con certeza.
No sé arrepiente de haberle seguido el beso... pero a ella, con Yeison fue algo horrible. En el fondo se arrepiente porque sabe que no sintió lo mismo que cuando la beso a ella.
Se arrepiente porque sabe que lo utilizo. Se arrepiente porque estaba segura de que eso iba a pasar.
Está decepcionada porque eso es lo que se le ha enseñado desde pequeña. A pedir perdón a Dios y ser juzgada por sus acciones.
El pomo de la puerta es rodeado por unas manos sudorosas y que no dejan de temblar.
Ava cae al piso en cuanto la puerta se abre.
—Hola... —Un rocé entre sus miradas provoca que toda la casa quede en un completo silencio—. No quiero molestar solo-solo quiero hablar, por favor.
—Creo que es lo que menos queremos ahora, pero lo que más que necesitamos hacer.
Ava pasa al patio trasero de la casa de Selene en el que habían pasado tantas tardes juntas, en el patio que habían comido helado de fresa con limón, en el que habían sido ellas mismas la una con la otra y que ahora sentían que eran desconocidas.
<<¿Por qué se siente tan mal estar aquí ahora?>> Pensaron las dos o tal vez eso era lo que cualquier persona que las viera en la situcaciòn incomoda podría deducir.
—No sé como comenzar a hablar. —Selene se recuesta en el arbol. —Podría decir que lo siento.
—Creo que sería lo ideal. —Ava la interrumpe abruptamente.
—Podría. —Hace una pausa para meditar sus palabras. —Si tan solo lo sintiera.
—Ya sé que nos sientes cosas.
La respuesta de Ava le dolió tanto al salir de su garganta, como si las palabras estuvieran quemando.
—Entiendo que no sientas nada por mí, te tengo cariño y mucho aprecio por todo lo que hemos pasado juntas. —Una lágrima comienza a descender por su mejilla, Selene por su parte sigue inmóvil en su puesto. —Pero no puedo obligarte a que sientas lo mismo.
—No es tan fácil.
—No, no lo es. Soy muy consciente de eso.
—Entonces porque estás haciendo todo un drama.
Las palabras de Selene salieron tan fuerte que no se dio cuenta que estaba gritando. No eran las palabras que esperaba decir ni la forma.
—Mi padre me ha dicho que no puedo verte más.
La mirada de Ava parecía más perdida que nunca y al mismo tiempo encontrada en esa perdición.
—¿Por qué te dijo eso? O bueno ¿Eso es lo que tú quieres?
—Su hermano te escucho hablando sobre que te gustaba una chica en el taxi.
Ava recuerda todo el llanto que hizo mientras estaba en el taxi y que probablemente haya dicho a los cuatro vientos el nombre de Selene mientras lloraba.
—Mi padre cree que eres una mala influencia.
—Por favor, tienes 18 años. Eres muy capaz de tomar tus decisiones.
—Lo sè. Esa es la razón por la que creo que sí deberíamos dejar de ser amigas.
—¿Por qué te besé?
—Porque si seguimos siendo viéndonos no podríamos ser amigas y podría volver a pasar.
—Yo no lo volveré a hacer.
—Pero yo sí.
Las palabras que Ava había estado esperando desde el beso por fin salieron a la luz. Solo que no se sentía reales y además le herían.
Que te digan que te volverían a besar no debería sentirse así de doloroso.
—Seguir hablando contigo o solo viéndote me destruirá lentamente. —Selene pasa sus dedos por sus ojos tratando de disimular las lágrimas. —Creo que me haría muy infeliz el verte cerca a mí y estoy segura de que también te haría infeliz a ti.
—No lo haría. —Las lágrimas comenzaron a salir lentamente. —Me alegra ser tu amiga.
—Piensa en que te vería todos los días y lo primero que haría al despertar sería pedirle a Dios que me aleje de la persona con la que paso mis días y tardes más felices. No te mereces eso, que alguien te odie solo por quererte, una cosa jamás lo compensa la otra.
Selene sentía como con cada palabra que salía de los labios que habían estado juntos a los suyos su corazón se rompía en mil pedazos.
—Sabes —Ava se levantó del suelo y se limpió las lágrimas. —Realmente no me duele para nada que escojas ser libre y vivir feliz, es lo que todos debemos hacer, ¿no?
Ava hace una pausa para tomar un poco de aire.
—Lo que realmente me duele. —Continúa llorando.— Es que cuando piensas en ser libre, en tu futuro, en lo que te hace bien y tu felicidad no estoy yo en allí... Solo estoy en los pensamientos de odio, decepción y hasta asco.
—Perdón, perdón, perdón.
La mirada de Selene no puede sostenerse por mucho frente a la de Ava, estar mirando sus ojos la hace sentir peor de lo que se siente.
—Ahora solo puedo decirte de todo corazón que espero pronto estés bien... Y encuentres alguien que en verdad te aprecie y conozca a la gran mujer que eres.
Selene agarra con suavidad la cara de Ava luego de esas últimas palabras. Siente sus mejillas suavemente y sabe que será la última vez que lo hará.
—Lo siento mucho.
Ninguna sabe que más decir, cada palabra está cerca de ser la última.
Ambas lo saben.
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Editado: 06.01.2024