Cantame cien veces

25. Lady Femmé.

—¿Qué sucedió en el partido? —fue lo primero que salió de mis labios.

—¿Qué diablos estás haciendo en esa foto?

Tragué saliva con fuerza, era absurdo sentirlo como un deja-vú.

—Max... quería contártelo antes, pero...

—¿Me acusaste de serte infiel hace unas semanas y como te quedaron dudas decidiste hacer lo mismo? —me espetó interrumpiéndome. —Diablos, ¿Desde cuándo te volviste una zorra?

—Oye, no tienes por qué...

—¿Y te crees que me importa? —me cortó de seco. Furioso. Tenía que remediarlo antes de que todo se estropeara más.

—Te estoy diciendo que la foto está sacada contexto, me tienes que dejar explicarte, sabes que yo...

Busqué tocar su brazo con mis dedos, pero rápidamente se echó hacia atrás como si mi tacto le quemase vivo.

—No quiero escucharte, no me puedo creer lo que has hecho.

Apreté los labios y miré a mi alrededor, algunos estudiantes tenían sus ojos puestos en la acción.

—Cálmate. —le pedí, percatándome de lo mucho que me temblaba la voz —Te prometo que esa foto solo está sacada de contexto, jamás podría...

—¡Fuera de contexto es te fotografíen cenando en una cafetería! —alzó la suya haciéndome dar traspié—¡Que te fotografíen cenando a más de medio metro! ¿Te crees que soy imbécil? En esta foto prácticamente le estás por comer la boca.

Angustiada, volví a mirar hacia los costados, nos habíamos convertido en el centro de atención y no sabía cómo lidiar con eso, no me gustaba sentir las miradas atravesándome el cuello.

—Max...

Hice un segundo intento por cogerlo de la muñeca, me apartó sin pensárselo dos veces.

—No tengo ganas de escuchar más sandeces. La has liado fuerte—me espetó, había fuego en sus ojos, todavía peor, decepción.

— ¿Y qué me dices del partido? —demandé casi en un susurro —¿Qué sabe esa tal Lady Femmé que yo no sepa?

Me miró y durante un instante me percaté del destello de ironía en su mirada, luego retrocedió para romper el contacto.

—No estás en condiciones de pedir explicaciones. No quiero saber más nada de ti.

Se dio la vuelta y se marchó, vi cómo la gente se apartaba para dejarlo llegar a la puerta. Mis ojos ardieron con fuerza y cuando me di cuenta, las ganas de llorar eran demasiado fuertes.

Di un paso hacia delante, quise ir tras él, pero no iba querer escucharme de vuelta, acababa de cometer un error y mi cabeza me maldijo cientos de veces. Era una idiota, estúpida. Una muy estúpida idiota.

Más no podía seguir soportando las miradas calarse como estacas en mi cuello. Apreté los puños con fuerza y respiré varias veces hasta que comencé a caminar en la misma dirección que él, no quise salir corriendo para no darle más drama a la situación así que fui a paso lento, no miré a ninguno de mis otros compañeros, y los tacos que llevaba eran lo único que resonaba en el suelo. Cuando miré hacia mi costado, ya no había rastro de él. Fue ingenuo de mi parte creer que podría encontrarlo recostado contra alguno de los casilleros.

Y más ingenuo todavía haber creído que ese acosador de redes dejaría pasar el tema de la fotografía, debí haberlo previsto, debí habérselo confesado antes, debí confiar en él. Debí hacer muchas cosas, pero ahora ya no hay más remedio.

Lo había arruinado todo con el chico que llevo saliendo casi un año entero.

No quise volver a entrar al gimnasio, tampoco quería hablar con nadie. Enseguida me llegaron dos mensajes al celular de Brittany y de Brenda, la primera preguntándome qué había pasado y la segunda si estaba bien, decido que, por más que adorara a mis amigas con el alma y quisiera llorar en el hombro de alguna, lo mejor era respirar y tomar aire. No perdí el tiempo en cambiar de dirección y en vez de ir a los estacionamientos a buscarlo, me fui para el patio trasero.

Allí, el frío de un pleno 20 de diciembre me caló los huesos, le di calor a mis brazos con mis propias manos y seguí mi camino sin rumbo definido, de alguna manera, terminé sentada en el suelo, me recosté contra una de las columnas del edificio de mantenimiento y dejé que mi cabeza se escondiera entre mis rodillas.

Cerré los ojos con fuerza. No sabía de qué manera iba a remedir esto, pero de cierta forma, tampoco me dejaba un buen sabor de boca creer que yo era la única que podía resolverlo. Las palabras debajo de la fotografía todavía resonaban en mi mente. ¿Qué era lo que estaba escondiendo? ¿Por qué no me había dejado explicarme, cuando yo a él si le había dado tiempo suficiente para hacerlo? La interrogante solo hacía que el corazón se me comprimiera; ¿Y si estaba buscando una excusa para dejarme?

La sola idea de estar en lo correcto me rompía en partes.

Entonces, antes de que se me empezaran a resbalar las lágrimas, escuché pasos tras mis espaldas, y la absurda esperanza de que se tratara de Maxwell hizo que juntara el coraje suficiente para levantar la cabeza.

Sin embargo, como pasaba la mayoría de las veces, resultó ser que estaba equivocada.

—Hola —me saludó Hayden escaleras abajo. Exactamente a cuatro escalones de piedra que nos tomaban distancia.

—¿Qué haces?

—Creo que con esto puedo confirmar que he hallado tu escondite secreto. —evadió mi interpelación.

—Todavía no entiendo cómo me encuentras.

—Resulta que te escondes en lugares bastantes predecibles.

—Debería entonces dejar de huir y comenzar a enfrentarme a mis problemas—admití mordazmente—Al menos así ya no me sentiría vulnerable cada vez que te aparezcas.

Él se encogió de hombros ante mi deducción, pero no subió para acortar la distancia. En su lugar, se sentó en el primer escalón, mirándome desde abajo.

—Supongo que soy de esas personas que están en el lugar adecuado en el momento oportuno. —respondió, con solo una mirada se dio cuenta que esa no era explicación suficiente. Se encogió de hombros antes de continuar: —Te vi salir del gimnasio porque yo estaba saliendo de los baños. Se me hizo raros que te fueras sabiendo lo controladora que eres con eso de que todo saliera perfecto, así que supuse que era porque quizá se había roto un fusil o estropeado algo, y te seguí porque pensé que podrías necesitar ayuda.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.