Alan
—Te lo juro que me suena muchísimo—me repitió Eva por octava vez mientras volvíamos a Worthing.
—Me alegro por ti, pero si no dices de que te suena pues esa información no me sirve de nada.
—Es que esa es la cosa. No me acuerdo de qué.
Desde que nos habíamos marchado Eva y Robert seguían diciendo que Dahlia les sonaba mucho de antes, pero claro, no sabían de que. La noche había sido fantástica, las amigas de Dahlia son encantadoras y creo que ya tenemos un nuevo ship entre nuestro amigo Daniel y una de las amigas de Dahlia. Me había esforzado para estar guapo esta noche pero lo que no me esperaba era ver a Dahlia tan guapa. Digo, ya era jodidamente guapa de por sí, pero esa noche estaba, bueno, impresionante. Tanto que hasta me había sentido feo a su lado, y eso que mi ego estaba por las nubes. Ya la había escuchado cantar antes, pero está noche se había lucido y ni parecía haberse esforzado en hacerlo.
Aún así la había notado distante, aunque todas las veces que había estado con ella ha sido así. Estaba aquí, pero en cierto modo no lo estaba, es como si realmente estuviera en algún lugar dentro de su cabeza que reclamase su atención todo el tiempo, y me fastidiaba no saber el qué.
Supongo que cada uno tiene sus demonios.
Saqué mi móvil mientras Dani conducía y Eva y Robert seguían parloteando y haciendo teorías sobre de qué les sonaba Dahlia en la parte de atrás. Me metí en la conversación con ella para mandarle un mensaje cuando ví que ella ya estaba escribiendo. Estuvo escribiendo por un buen rato en el que ya me dio tiempo a crearme ochenta paranoias y a generarme curiosidad. Cuando porfín mandó el mensaje no pude evitar sonreirle al móvil como un tonto.
Dahlia
Tú también estabas brillante está noche.
Alan
¿Tú crees?
Dahlia
Sí, pero no he tenido oportunidad de decírtelo. Me lo he pasado muy bien, tus amigos son simpáticos.
Alan
Tienen su encanto. Ahora están hablando de tí.
Dahlia
¿Cómo? ¿De mí? ¿Qué dicen?
Alan
Nada malo, no te preocupes. Dicen que les suenas de algo. ¿Alguna idea?
Tardó un rato en responder y cuando lo hizo fue un simple “No”. Lo que me generó una pequeña sospecha pero no insistí. Me dió por meterme en Instagram, Angélica me había aceptado la solicitud, pero no parecía que Dahlia tuviese ninguna cuenta. Al menos ya no. En una foto salía etiquetada una cuenta con su nombre, pero el perfil había sido eliminado.
Se que no debería haberlo hecho pero me metí en una notificación de una nueva notificación del perfil de Paula y el mundo se me cayó encima por un momento. Era una fotografía de Paula, con otro, besándose. La descripción de la fotografía era una frase cursi de amor. Puedo jurar que casi tiré el móvil al suelo y la cara que se me debió haber quedado tendrían que haberla fotografiado. Eso explicaba muchas cosas.
—Será hija de… su madre—soltó Dani que me había mirado de reojo y había visto la foto—. Menuda cabrona, pobre chico, la serpiente ha encontrado nueva víctima.
—Cállate.
—¿Qué pasa? —Eva se acercó asomando la cabeza entre los dos asientos de delante.
—Nada—dije apagando el móvil.
—¿Os acordáis de Paula?
—Sí, la víbora.
—Pues…
—¿Podéis callaros?
—¿Qué ha hecho esa?
—Se ha ido con otro—dije ya cansado con un suspiro.
—Si es que ya te lo dije yo, son todas iguales—dijo Robert.
—Vaya muchas gracias—comentó Eva ofendida.
—Todas menos tú—se apresuró a añadir su novio.
—Pensaba.
—Bueno eso explica sus excusas rebuscadas—Daniel me puso una mano en el hombro en señal de apoyo por un segundo y volvió a centrarse en la carretera—. Además, ese tiene cara de gay, y es feo. Ha salido perdiendo ella.
—Eso valorate, que tú eres mejor—agregó Rob.
Supongo que tenían razón pero aún así dolía. Mire de nuevo la foto, me había cambiado por un tal Luca, genial. Y tener que enterarme por redes sociales… Al menos no ha sido por los compartido de tik tok, podría haber sido peor.
Un nuevo mensaje de Dahlia me hizo olvidarme un momento de Paula, quizá no todo fuese tan horrible al fin y al cabo, había conocido a Dahlia.
Así que cómo manual de superar una ruptura, en vez de volver a hundirme, me puse “It's ok, I’m ok” de Tate Mcrae en bucle y para adelante. Si yo no he sido suficiente para ella, ella no lo ha sido para mi.
𝄞☆𝄞
Me desperté con una llamada de mi madre. Quizá Dahlia tenía razón y debía de dejar de ignorar sus llamadas, pero no pude evitarlo, sabía perfectamente lo que me iba a decir. Que me dejase de tonterías y volviese a casa de una vez.
Bajé a la cocina y me encontré a Daniel sin pantalones con unos calzoncillos rosas de estampado de patitos, escribiendo en su teléfono muy animadamente y comiendo unos cereales. Me había preparado a mi también un café, me senté frente a él, tomando la taza entre las manos.
—¿Con quién hablas, pillín? —cuestioné divertido.
—¿Tú qué crees? —respondió mirándome un momento y luego a la taza antes de volver a su teléfono añadió—. Le he echado veneno a tú café.
—Gracias por avisar.
—Por tí lo que sea, rey—dijo engullendo una cucharada de sus cereales.
Tomé un sorbo del café, que afortunadamente no estaba envenenado y le eché un ojo a su conversación en el móvil nada disimulado.
—¡Ey! Es de mala educación leer mensajes ajenos—dijo echando a un lado el móvil.
—Cómo si tu no me cotilleases el móvil siempre que puedes.
—No te lo cotilleo, es para hacerme fotos, el tuyo tiene mejor cámara.
—Claro, será eso. Ponte unos pantalones.