“Cuando el viento te guie no siempre serán los Vindivus, en su mayoría suele tratarse del Luft. El aire interno que rodea a la Chispa y se libera del cuerpo cuando alguien fallece, para unirse a las Corrientes del Mundo”
Fragmento de:
Canticos del Viento y el Ocaso.
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En el exterior la brisa vespertina soplaba y acariciaba a los árboles nevados, el noble no tuvo problemas al momento de abrir sus ojos, como alguien que ostenta semejante título su día siempre estaba atareado a pesar de todavía no heredar el cargo. Su cronograma incluía clases, lecturas, ejercicios físicos y prácticas, una brisa diurna no alcanza para todo eso, así que tomaba parte de la vespertina y nocturna también.
Debido a ese motivo es que su cuerpo ya desarrolló su propio reloj interno y cuando llega esta hora de la brisa vespertina él se despertaba <¿Todavía es demasiado temprano?> se preguntó a sí mismo. La fogata estaba casi apagada y del otro lado el alvinter dormía abrazado con el gran lobo y ambos tapados, o más o menos, para él el Elfo Invernal dormía de una forma peculiar que le llegaba a parecer tierna, siempre cuando uno duerme revela su verdadero ser y la expresión de Kari era… es como la de alguien que busca la tranquilidad y siempre se mantiene cerca de conseguirla.
Intentando no hacer mucho ruido corrió las sábanas para un costado y se sentó en la cama, se agachó y sacó de debajo la única ropa que tenía. La elegante túnica que usó el día del baile ya no tenía muchas manchas de sangre notorias pero estaba toda rasguñada y con pedazos arrancados, parecía como si hubiera luchado con un venado de grandes cuernos.
Una vez vestido se quedó quieto. –¿Y ahora qué? –se preguntó en voz baja–. Desayunar, pero ¿Cómo lo hago? –En frente suyo estaba la fogata dentro de un rectángulo de piedras, debería reavivar el fuego, luego buscar el agua y ponerla a calentar en la pava, y sacar la comida que tienen guardada. Solo que el noble no tenía idea de cómo reavivar el fuego y tampoco sabía dónde guardaban ninguna de esas cosas, había algunos cajones de madera y jarros al lado de las paredes pero su condición actual le complicaría un poco ir y no quería hacer ruido para despertar a los demás.
Al final decidió solo quedarse sentado en la cama esperando a que alguien más se levantara para pedirle que hiciera esas cosas, solo que para su mala suerte quien se despertó primero fue el lobo. Logró escucharlo y verlo de reojo cuando soltó unos sonidos de su boca, estiró sus patas y al final abrió los ojos levantando las orejas.
El animal de pelaje blanco y gris se puso de pie, vio la casa con naturalidad pero cuando llegó a donde estaba el noble se detuvo, le mostró el hocico y los dientes y el humano retrocedió con un poco de miedo. Eso pareció complacer al lobo, seguido de establecer la jerarquía de la casa fue para tirarse encima del elfo durmiente, aunque como eso no fue suficiente tuvo que lamerle la cara para despertarlo.
Al salir del Reino de los Sueños el campesino soltó unos balbuceos que solo el lobo pareció comprender y se levantó, medio sonámbulo fue a la puerta para abrirla y el lobo no tardó en salir corriendo. Kari la volvió a cerrar y se dio media vuelta, podría haberse vuelto a tirar para dormir un poco más solo que en su lugar terminó de despertarse; eso luego de notar que Hakon no solo estaba despierto y sentado sino que lo observaba sonrojado.
El humano estaba sonrojado, tenía algunos sirvientes alvinters aunque jamás los vio semidesnudos, no sería la primera vez que veía a alguien desnudo pero si la primera en que esa persona era un Elfo Invernal. Su piel de un color gris claro, todo el bello de su cuerpo era de un color plateado, incluyendo la línea de pelo que iba del ombligo y se ocultaba debajo de su ropa interior. Sus pezones eran de un gris más oscuro y también tenía pecas blancas en los hombros y la clavícula.
Hakon estaba muy sonrojado al poder verlo así, y más porque pudo verlo caminar: ir a la puerta y ahora regresando a su cama improvisada para sacar ropa y vestirse. El noble tenía la impresión de que durmió poco pero eso quedó eclipsado por otra cosa <Lo he visto mirarme y sonrojarse ¿Por qué no se sonroja ahora que yo lo veo así?> le pareció un poco extraño eso, no llegaba a entender esa actitud <¿Sera a que ya está acostumbrado que lo vean así? ¿No, o al menos no parece ser ese tipo de persona?>
Más que avergonzarle el noble se hizo la idea de que le molestaba o fastidiaba por la forma en la que le habló. –¿Qué miras tanto? ¿Hay algo que te gusta acaso? –Él sonaba muy molesto y recriminárselo de frente solo hizo que el noble se sonrojara más, aunque ahora tuvo la decencia de separar su mirada.
El hijo del Duque era conocido por su sinceridad, tal vez demasiada, y esta no fue la excepción. –Es que nunca vi a un alvinter con tan poca ropa.
Esta vez el rostro de Kari si se puso un poco azul luego de colocarse su ropa, una túnica enteriza blanca de mangas largas, seguida de un cinturón y una remera roja mangas cortas por encima. –Me imagino que no, solo debes haberlos visto con ropa de sirvientes. –El campesino se molestó un poco más cuando el otro asintió con la cabeza.
Kari se obligó a mantenerse tranquilo mientras seguía con su brisa vespertina, aumentar el fuego y poner agua en la pava para calentarla. Pero es que no podía controlarse, a la par que él hacía todo el noble solo se quedaba sentado en la cama observándolo en silencio. –De seguro disfrutas mucho la vista –le recriminó dejando la pava sobre la fogata.
–Cómodo sin hacer nada mientras uno de los míos te hace todo.
–¿Qué? –Al noble le costaba comprender el motivo del enojo <¿Esta de mal humor por levantarse temprano?> fue la única conclusión a la que pudo llegar, el calor que emanaba de su cuerpo si estaba más peligroso así que pensó que si se mantenía al margen no se quemaría.