Canticos del Viento y el Ocaso

Capítulo 14: Preparativos de Pasatiempo

“Hace milenios, cuando Dolnelgaus sacrificó su existencia para permitir la vida en el mundo, un regalo mágico quedó impregnado en las aguas. Durante la primera Luna Eterna, cuando la oscuridad cubrió el mundo. Un fragmento de dios se transformó en un pez…”

Fragmento de:

Canticos del Viento y el Ocaso.

-----O-----

Los cantos del viento podían llegar incluso hasta el ocaso, en medio de ese trayecto llegaron a los oídos de cierto noble que debía heredar el título de Duque en su ciudad. Hakon Snolned, el joven humano de cabello rubio ceniza y ojos grises escuchó el sonido del viento, este entraba por la puerta abierta de la casa y no pudo resistirse así que salió.

Su paso era lento y su mano con uñas celeste se apoyaba con fuerza en el bastón de madera para poder caminar. –¿A dónde vas? –le preguntó el Elfo Invernal. Este estaba sentado en la mesa al lado de la fogata, terminaba de lavar y secar lo que habían usado para almorzar así que ni volteó a mirarlo. Tampoco hacía falta con el sonido de sus pasos y el objeto de madera en la alfombra del suelo.

–¿No te da curiosidad? –quiso saber el otro llegando hasta la puerta, se detuvo en el marcó y apoyó su mano libre en el. En frente se expandía un terreno blanco puro del cual crecían enormes árboles, su madera era de un marrón grisáceo y sus hojas verdes decoradas de blanco también. El bosque nevado parecía expandirse sin límites por delante.

–¿Curiosidad qué? Termina tu oración –dijo un poco molesto el campesino.

–A donde irá Magnus todas las brisas vespertinas –terminó Hakon. Él estaba reuniendo el valor para salir más allá, para meterse en ese hermoso pero intimidante lugar callado.

–Si él nunca quiso mostrarme o que lo acompañara entonces no, es algo suyo.

Los cachetes con marcas de copos de nieve de Hakon se movieron al formar una sonrisa <Desde lo que pasó hace unos soplos siento que se ha abierto más> pensaba el noble girando la cabeza para verlo, recordó como cuando regresaron a casa esa brisa nocturna la anciana muy preocupada le preguntó si estaba bien, el campesino respondió afirmativamente y ahí se congeló el tema. Nadie volvió a tocar ni preguntarle a donde fue o porque, tampoco parecía interesarles mucho hablarlo. Pero sí podía notarse que la actitud del alvinter cambió un poco.

Regresando su concentración al presente Hakon volvió a enfocarse en el panorama delante de él, no le contestó al Elfo Invernal y en su lugar decidió salir. Enterró su pie izquierdo en la nieve, movió el bastón y luego su pie derecho, que ya casi ni le dolía. Repitió lentamente ese proceso hasta lograr alejarse unos metros de la casa, hasta estar a centímetros de los primeros árboles.

Una vez al lado de estos utilizó su otra mano libre para usarlos como segundo soporte <Ese lobo se fue en esa dirección> recordó a la par que la seguía, caminando seguro y yendo del tronco de un árbol al otro. Cuando giró su cabeza para atrás vio que el pequeño monte blanco donde estaba enterrada la casa casi no podía verse por todos los árboles. –Quizás ya me alejé demasiado, mejor regreso.

Entonces un sonido se expandió como eco entre el bosque, Hakon clavó su mirada al frente otra vez y pudo distinguir algo. No lo veía bien pero juraría que era la silueta de una persona detrás de unas ramas. –¿Quién está ahí? –preguntó el noble y eso pareció alertar a la figura haciendo que salga corriendo.

Podía decirse que Hakon no era el tipo de persona que salía corriendo detrás de la aventura, él veía algo peligroso o misterioso y prefería ir por el lugar contrario. De la misma forma que hizo justo ahora cuando notó a la figura de una persona correr en lo profundo del bosque, no le tomó mucho tiempo volver a acercarse a la casa, en la puerta lo esperaba el campesino con una cesta y dos hachas de mano atadas a su espalda.

–Por fin ya regresaste, vamos que hay que ir a trabajar. –Sonaba un poco molesto el alvinter.

–¿Y Magnus?

–Siempre regresa justo para este momento.

Dicho y hecho el gran lobo salió del interior del bosque nevado, de la misma dirección que Hakon había recorrido antes. La cola del lobo se movía de un lado al otro pero cuando vio al noble con intenciones de agarrar la cesta entonces su actitud cambio, frunció el hocico y mostró los colmillos.

Esto ya era rutina para ellos y después de muchos soplos el noble iba perdiéndole el miedo ya, frunciendo el ceño acercó su mano de todas formas para agarrar la cesta y el animal reaccionó. Se movió rápido y tomó el bastón de Hakon para arrebatárselo fácilmente y hacer que cayera de espaldas al suelo, por suerte su trasero y la nieve amortiguaron la caída.

Magnus dio unas vueltas alrededor del humano caído y luego tiró el bastón a su lado, siempre con una mirada de superioridad y ahora con una herida vendada en una de sus patas. Hakon blanqueó los ojos. –Pero se supone que yo lo llevó y tú buscas ¿acaso te olvidaste?

–Es verdad Magnus –intervino el campesino después de la caída, está de más decir que no lo ayudó a pararse porque él se la buscó–. Tiene que llevar él la cesta, pero espero que tú estés preparado para guiarnos hacia muchas de pinebras hoy. –La cola del lobo volvió a sacudirse de un lado a otro, Hakon se levantó y tomó la cesta mientras Magnus se adelantaba orgulloso como guía y los otros dos lo seguían por detrás.

Ya habían pasado un rato desde que salieron y habían encontrados unos cuantos frutos, pero hoy Hakon tenía la mente distraída. Aunque no lo quisiera le era difícil dejar de pensar en la figura con la que se encontró hoy en el bosque cuando fue a buscar a Magnus, ya le había dado tantas vueltas a eso en su cabeza que dudaba de si lo que vio fue real o no.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.