Canticos del Viento y el Ocaso

Capítulo Vientos del Crepúsculo 5

Cuando el sol se ocultaba la luna se alzaba, la luz le daba paso a la oscuridad. Todo forma parte del funcionamiento de mundo, centrado en la igualdad de los opuestos, el origen de los poderes y el rol que cumple Foran. Eso era a lo que estaba acostumbrada, con lo que tenía que luchar, siempre era lo mismo a lo largo de las décadas y una empezaba a notar los patrones.

La ancha vereda adoquinada estaba totalmente vacía, otra vez ella era la única presente para hacerle compañía a la gran y brillante luna azulada. Las rocas que formaban la vereda estaban pintadas de un color azul claro, en un intento de asemejarse al hielo, una clara muestra de la importancia que le daba esta ciudad al patinaje. Tal era que aun caminando querían sentir que patinaban, aunque ese tipo de decoraciones le resultaban lindas a la mujer.

El problema es que aquel gesto quedaría mejor si no hubiera tanta basura tirada por todos lados, lo que más destacaba era la gran cantidad de restos de comida desperdigados por el lugar; también había muchos folletos dibujados a mano que promocionaban un gran evento esta misma brisa nocturna. Aunque la mayoría no podían leerse bien por las marcas de pisadas y comida desparramada.

Las únicas partes que se salvaban eran los postes de madera pintados de blanco y donde se colocaban las lámparas con velas para iluminarlo todo <Parece que por aquí los Jotuns se hicieron un festín> pensó a la par que caminaba molesta, molesta porque no tendría que estar observando al suelo para evitar ensuciarse los pies con restos de comida <También se perdieron mucho los modales e higiene con la caída del imperio> se quejó otra vez.

De repente una ventisca de aire helado pasó abrazando su cuerpo, una señal de que la estación de la Luna Eterna se acercaba. El frio no era un problema realmente, podía superarlo con mucha facilidad. De todas formas, iba vestida con un caro abrigo enterizo y una bufanda a juego que cubría su cuello y le llegaba hasta el mentón. Sus dos mejillas, donde tendrían que estar marcas de lunas y un sol, estaban totalmente lisas por el color de su piel; todo gracias a lo buena maquilladora que era su novia.

Tener en cuenta el maquillaje en su rostro sumado al frio le fue inevitable no acordarse de su novia <Ay Gavi, ya que estoy en esta ciudad tengo que aprovechar y conseguir un regarlo para darle> agregando ese nuevo objetivo a su mente Foran levantó la vista, intentando ignorar lo más posible el desagradable suelo sucio, apreció los altos edificios de piedra y madera de la ciudad una última vez.

Volvió a concentrarse en el camino que tenía en enfrente y se decidió por entrar al enorme estadio de más adelante, donde estaba por desarrollarse el gran evento al cual tantos quisieron asistir.

La construcción era muy sofisticada, con una base capaz de soportar su altura mayor a la de un edificio de tres pisos, y con la capacidad de superar las mil personas en su interior. Eso sorprendía mucho a la líder y casi se veía capaz de dejar pasar todo el desastre de basura de fuera, era algo normal que ocurriera cuando cientos y cientos de personas se reúnen en un solo lugar para el entretenimiento.

<Tengo que darles puntos extra por la construcción de este sitio> decía para sí misma, sus ojos yendo de un lado a otro como un copo de nieve tirado por el viento, apreciando cada rincón <Esta es una de las pocas estructuras que existen en la actualidad y podrían compararse con las de antaño, antes de la caída>.

Después de ingresar al enorme estadio Foran se queda parada, apreciándolo más. Con facilidad el número de presentes supera la capacidad máxima del estadio, todos vitoreando, gritando y charlando entre ellos o por el entretenimiento que se aproxima. Para la mujer le es imposible que los vientos no la regresen a su época de antaño, hacia megaestructuras repletas a más no poder de habitantes como ahora.

Solo que en el espectáculo del pasado se encontraban formidables gladiadores y Snognis para enfrentarse contra grupos de licántropos o Jotuns. Regresando al presente, el motivo de la aglomeración excesiva de personas era un torneo de patinaje; específicamente la final del mismo. A la mujer le sorprendía como cambiaban los tiempos en ese tipo de cosas, pasar de apreciar hombres luchando con honor y valía a… otros moviéndose rápido por el hielo. Ella no sería quien critique ese cambio ya que tampoco se molestó en investigar al respecto, pero sí ocurrió debió ser por algo.

Foran regresó en sí cuando todo el fuerte ruido se unifica en unos mismos gritos, su atención se centra en la gigantesca pista de patinaje más adelante y algo hundida bajo el nivel de la tierra, para que todos pudieran apreciarla. En aquel suelo de hielo congelado tres personas van ingresando, los concursantes finalistas de la segunda etapa del torneo. Pero para su mala suerte, o no, ella no fue allí para disfrutar del espectáculo. Tenía un trabajo pendiente.

En un instante su interés y concentración abandonan la pista de patinaje, les deja el entretenimiento a los mortales para ella concentrarse en su trabajo. Sus ojos se mueven a tres puntos determinados en las gradas del estadio, como era de esperarse en cada uno de ellos resalta una persona que pasaría discreta ante los demás. Logró encontrar a las tres miembros de las Ventiscas Doradas que fueron con ella para la misión de hoy, todas de incognito y pasando desapercibidas entre la multitud; concentradas en proteger y vigilar cada una a un finalista diferente.

A la altura del techo de un segundo piso se encontraba un gran patio sobresaliente en los centros de ambas paredes del estadio, los asientos reservados para la alta nobleza. Debido a estar parada en la entrada no puede apreciar bien a quienes ocupan esos asientos de primera clase, como mucho llega a ver a algunos Snognis miembros de la guardia personal de esa familia noble.

Atravesando a algunos fanáticos gritones de las butacas bajas Foran llega hasta unas escaleras para subir a asientos superiores, con cada paso que da el enorme patio en el centro empieza a ponerse más a su nivel hasta que logra distinguir a los nobles presentes. Es una familia completa: un padre, una madre, una hija que supera la mayoría de edad, otra hija niña y otro hijo bebe. Como es ley en los nobles cada uno posee las marcas de distintos copos de nieve en sus mejillas, excepto por uno <Ese debe ser el primo> piensa para sí observando al muchacho sentado al lado de la hija mayor y hablando con ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.