Canticos del Viento y el Ocaso

Capítulo 22: Adaptado a la Rutina

“Una gran parte de su ser se acumuló en cuatro porciones, representantes de lo divino. Dándole su origen a los Vindivus: Dnocrus, Dsoderus, Ddettaus y Dvasterus. Con la esencia restante, mucho menor en poder, surgieron los humanos: incompletos, cuya Chispa debía fusionarse con otra para aunque sea intentar rozar lo sagrado”.

Fragmento de:

Vientos y Designios Divinos.

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El calor de una comunidad es muy agradable, eso era algo que su padre le había dicho y que ahora Hakon podía confirmar sin problemas que era cierto. El calor es necesario para vivir, aun en un mundo nevado, cada ser vivo expulsa su propio calor y eso es muy bueno; pero la diferencia de temperatura entre cada uno puede llegar a ser peligrosa. Alguien con una temperatura muy alta puede quemar y alejar a los otros, dificultar el trabajo en equipo. “Nuestro trabajo es lograr un calor uniforme en todos” le había dicho su padre hace mucho.

Eso es algo que aunque no se cumple del todo en este pueblo de igual manera tampoco estaba muy desproporcionado <El Barón de este pueblo sí que hace un buen trabajo, tal vez podría aprender una o dos cosas de él> aunque esa propuesta sonara muy atractiva para el noble la verdad es que no tenía tiempo para desperdiciar ahora.

Estaba regresando del mercado, tenía una bufanda bien atada y cubriendo la mitad inferior de su rostro para ocultar sus marcas de la nobleza. Aunque le gusta el calor uniforme de esta comunidad le incomodaba un poco sentirlo de tan cerca, cuando era niño y lo observaba en su ciudad siempre era desde la altura de un escenario o el interior de una carroza. Nunca siendo una parte del mismo.

Pero al final así fue como se dieron las cosas, primero con el ataque a su ciudad y el accidente del carruaje y luego intentando asesinar a un yeti por su recompensa provocando que el campesino y el lobo quedaran heridos. Tenía que encargarse de sus tareas, y ahora estaba saliendo del mercado con una bolsa de tela bien cerrada y atada a su mano, esta soltaba sonidos metálicos con cada paso, estaba llena de monedas por su venta de hoy.

Intentando no recordar a sus padres para no sentirse mal el noble sacó su mano del bolsillo donde guardaba los anillos de sus progenitores y puso la bolsa con monedas, verla una última vez le sacó una sonrisa <Que tonto ese vendedor, pensó que podría venir a estafarme a mí. Ya pasé suficiente tiempo pescando en ese lago congelado y estudiando matemática de niño como para conocer la relación de peso y precio>.

La bolsa era un poco más pesada que en ocasiones anteriores, la diferencia era mínima pero aun asi era una diferencia <Voy a guardar bien esas monedas extras que me dio como disculpas por intentar estafarme> dejó salir un suspiro y esquivó a una señora con tres hijos que le seguían por detrás <He estado gastando más dinero del que puedo llegar a ahorrar>.

Hace muchos soplos cuando el noble salía a ayudar al campesino recibía unas 10 monedas de plata, entregaba 5 para colaborar en comprar comida y todo eso mientras que a la otra mitad la guardaba en sus ahorros. Así iba sumando dinero para poder pagarse un viaje a la ciudad más cercana, una vez allí podría comprar ropa, comida, pagar un alojamiento, hablar con el grupo noble que dirige la ciudad sobre la inminente amenaza de los Jotuns.

Pero lamentablemente desde el accidente con el yeti esos gastos disminuyeron, ahora con suerte podía guardarse solo 2 monedas de plata. E incluso tuvo que sacar muchas de sus ahorros para poder pagar la medicina para Kari y Magnus, porque él se había gastado casi toda cuando estuvo enfermo. Al acordarse de lo herido que estaba el campesino y el lobo no pudo evitar cerrar su puño con ira <No me importa, eso les ocurrió por mi culpa. Fui un mal líder y mis padres estarían decepcionados. Tengo que pagar el precio de mis acciones> y en este caso era muy literal.

Al salir del mercado del pueblo los negocios de madera y tela quedaron atrás, en su lugar la cantidad de colinas pequeñas que son cada casa crecía. Debajo de la tierra con pasto y nieve de sus techos pueden verse las paredes de madera, no tienen ventanas, únicamente una puerta que suele tener un cartel con el apellido de la familia o unas lámparas para la brisa nocturna. Además, a los costados de los senderos de piedra aparecen bancos hechos de roca tallada.

Caminando un poco más Hakon se detiene en un gran espacio verde y nevado donde se construyó un escenario pequeño, es muy cerca de la plaza de anuncios principal y le llama la atención la cantidad de personas y calor que se acumula a su alrededor, es una cantidad poco usual para el lugar. Con eso en mente decide ir a investigar la razón de esa reunión “siempre debes estar enterado de lo que ocurre en la comunidad” decía su padre.

Había decenas de personas rodeando el escenario de frente: humanos y alvinters, hombres y mujeres, niños y padres. Sin duda debía tratarse de algo con mucha relevancia y eran tantos los presentes que el noble no podía llegar a ver bien el escenario. Observó una roca tallada a su lado y decidió pararse sobre ella, ganando altura todo el escenario quedó despejado para sus ojos grises. Ganó algunas miradas curiosas de varios niños y adultos pero las ignoró por concentrarse en lo que sucedía.

Lo primero que pudo notar en el cielo celeste y despejado fue al Barón del pueblo, pero su atención rápidamente se desvío a la gran atracción. Se trata de un yeti, o mejor dicho el cuerpo sin vida de uno. Solo que este está raro, tiene muchísimas zonas donde carece de pelaje y donde si lo tiene este está teñido de negro <¡El yeti que intentamos cazar!> el noble intentó controlar sus emociones para no quemar a nadie.

Una sensación perturbadora le recorrió el cuerpo como un escalofrió, pensó que nunca más se encontraría con esa bestia y era raro tenerla tan cerca de nuevo. Aunque a diferencia de antes ahora estaba muerta, ya no era una amenaza para nadie. No obstante, el cuerpo sin vida de la criatura aún tenía cosas raras, la principal eran heridas que no fueron provocadas por Hakon y Kari <Esas lesiones no fueron hechas por nosotros, bueno seguro fue el grupo con el que debe haber luchado después. Pero son demasiadas para un yeti moribundo>.




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