Caos

09

Capítulo 9

Micah

Él tenía las pesadillas y muertos al igual que Dimus. Emily la habilidad de transportarse en espacio pero no tiempo. Los rubios y su habilidad familiar no era claro eran los únicos de su tierra que conocí para poder saber cuáles eran la posibilidad.

Dimus entro a la habitación molesto y se quejó de todo como siempre.

¿Era necesario gritar a las 3 am?

–Calla hermano –exclame levantándome del pequeño sofá – Deja el drama

–Tenías que hacer solo una cosa y la cagas

–Dimus, que tú no lo hubieras hecho de esa manera no significa que está mal –abrió la boca para decir algo pero no hablo.

–Tú presa esta tranquilita en su casa y sus poderes mostrándose –continúe.

– No le digas así

–¿Solo tú puedes, hermanito? –me burle deslizando el pantalón fuera de mis piernas y caminado al armario.

– Ella no es tuya

– ¿Tiene dueño acaso?

Mi hermano me siguió dejando el marco en el que estaba apoyado vacío, proseguí poniéndome el primer jogger que encontré.

–Sabes a lo que me refiero-se corrigió-

–No, Dimus hace una semana ni te importaba y tienes los últimos 5 días obsesionado con la chica  –me di la vuelta para enfrentarlo –Alexis ni siquiera te soporta y te sentí en el techo ¿No crees que es de un acosador?

–¿Te lo dijo cuándo follaban? ¿Qué no me soportaba en lo absoluto?

 –¿Quieres discutir? Bien, pero busca otro tema y supéralo –dije cansado.

–No lo niegas

–Dim no es tu problema lo que ella haga

–¿Estuvieron juntos? –insistió.

–No, ¿eso te alivia? –suspire cuando asintió– Deja de interrogarme sobre eso, hermano –forcé una sonrisa – Nunca me aprovecharía de la chica y si lo hiciera sería muy capaz de defenderse.

–Bien

–¿Ya no preguntaras? –indague sentándome en la cama.

–Ella es especial

–-Lo note, ella brillo de repente.

–¿Cómo lo sabes?

–Pues… solo lo sé y no quiero incomodarte–dude en que decirle.

–Interesante

–Ve a dormir gruñón y luego hablamos

Espere a no escuchar sonido alguno y que las respiraciones en la alcoba de al lado se regularan para ponerme los zapatos y salir por la ventana cual crio. Cepille mi cabello azabache con los dedos dándome cuenta de que ya casi pasaba los hombros y tenía que cortarlo. Una de las cosas que me diferenciaba de mi gemelo, mientras el llevaba el cabello corto yo había decidido dejarlo crecer hace 2 años.

Marque el número y cuando contesto tranque a los 3 segundos. La señal que todos utilizábamos desde que entre. Camine por las calles desiertas de Londres viendo las casas que dejaba atrás y con ellas las pocas luces que ambientaban la calle.

Minutos de ruta después el teléfono en mi mano vibra dándome la ubicación exacta.

–Hola

Dije al llegar al lugar acordado lo suficientemente oscuro y sin probabilidades de ser visto, la encapuchada volteo su rostro al escuchar mis pasos y en su rostro apenas visible pude ver la sonrisa formarse.

–¿Lo de siempre?

–Ya sabes la orden, sombra –deslizo la capucha y sus ojos negros se entrecerraron.

 –No seas odioso con una vieja amiga Micah–dijo abriendo sus brazos.

Después de meditarlo le di un breve abrazo y la solté rápidamente.

–No molestes –mis ojos bajaron a la bolsa en el piso y ella los siguió – ¿Es eso?

–Sip – saco la botella y el líquido rojizo se pudo apreciar – De mis mejores hombres y tan añeja como te gusta

– ¿Y la otra?

Me dio la bolsa y rebusque entre las botellas encontrando un pequeño frasco negro parecido a un gotero y una con la flor rosa.

–Adelfa y Hippomane mancinella –hizo una dramática reverencia– De nada

–¿Algo que no sepa sobre esto? –levante la bolsa con las pequeñas flores.

–No, ten cuidado con la savia

–Gracias

–No agradezcas y mueve tu culo a casa –sonríe deslizando la capucha nuevamente a su cabeza –Los frutos parecen manzanas así que no los pongas cerca de ellas

–Vale

–Me debes un  facial tonto –dijo alejándose de mi antes de desaparecer por las calles dejándome completamente solo.

Entre por la misma ventana y deje las botellas de sangre en el pequeño refrigerador en la habitación junto a los pequeños frascos de vidrios con los otros.

Revise la hora para darme cuenta que solo estuve fuera 45 minutos.

Bien podía intentar dormir unas horas.

Cerré los ojos permitiéndome descansar e ignorando que en 1 semana se terminaba el plazo que la agencia me había dado para descansar, dentro de 10 días mi paz terminaba y lo que tenía acostumbrado por la vida que tanto despreciaba mi hermano volvía.

Mi día comenzó con un shot de sangre y unas gotas de esa jodida e invaluable savia en mi sistema. La diferencia se notó inmediatamente, la sensación de invencibilidad, la euforia y la sed. Todo lo que una buena cantidad de droga hacia en un humano unas gotas de la manzanilla de la muerte hacía en nuestro sistema. Podía matar a un humano ese árbol y hasta el agua que caía en él era peligrosa. Maldición de ser una mezcla, los placeres mal vistos por la sociedad no servían en nosotros. El alcohol era como agua espumosa y la cocaína como azúcar pulverizada. No provocaba nada. Los venenos hacían efectos. Los venenos eran adictivos y gratificantes. Desde calmar a inmovilizar y todo porque la naturaleza nos los daba. 

 

 




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