Prologo

Bella.

Nunca pensé que mi vida daría un giro tan drástico como este.

Nunca pensé en asesinar a alguien, me creía incapaz de hacer tal cosa.

Y muchos menos pensé en enamorarme del ser mas engreído, idiota e hijo de puta del mundo.

Estaba muy equivocada en lo que pensaba pero eso ya no importaba lo único importante era salvar a mi familia pero sobre todo protegerla.

Abrí mis ojos y no sabía lo que ellos veían, estaba en un cuarto mugriento en toda la extensión de la palabra, las paredes y pisos estaban sucios y olía mal a tal punto que parecía que hubieran matado a un animal en este lugar. Quise hablar para la cinta que cubría mi boca me lo impedía, por lo que maldije interiormente, mis manos y pies están sujetos con una cuerda a la silla donde yo permanecía sentada, mi ropa estaba hecha un despojo, mi cabeza dolía. No entendía como pude llegar a esta situación, trataba de recordar pero no me llegaba nada a la mente, lo ultimo que recuerdo es estar en mi casa y recibir una llamada pero no se de quien ya que era un numero desconocido.

Que frustrante es no saber lo que sucede y estar amarrada a una silla no me hace las cosas fáciles.

Espero que a mi familia no le haya pasado nada y este a salvo, sobre todo papá que al que tengo que proteger más. Trato de zafarme pero me es imposible, quiero gritar pero no puedo. Ya no se que hacer.

Escucho unos pasos de una persona acercarse, mas no puedo saber de quien se trata puesto que estoy de espaldas hacia donde escucho los pasos, siento que se acerca más y más, hasta que siento su respiración en mi cuello y mi piel se eriza. La persona se pone frente de mi pero aun no logro reconocerla ya que tiene su capucha puesta y no logro distinguirla, hasta el momento en que se la quita y sonríe maliciosamente. ¡Maldición!

—Al fin despiertas, zorra de mierda.

¡Mierda!