Él tenía los ojos avellana más brillantes que jamás había conocido, una timidez para avanzar en los pasillos del instituto. Cabello lacio y la más hermosa sonrisa que hacía juego con su sudadera rojiza.
Él era perfecto, solo tenía un defecto y esa era yo.
Después de algunos sucesos llegó el caos en ambos bandos:
Él por amar demasiado y ella que no sabía que hacer con tanto.
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Editado: 19.06.2024