Caos de Sofía

Capítulo 9: La teoría de Cata: asesino o exorcista

Nota mental: De todas las maneras en que Cata podía aparecer en mi vida, nunca imaginé que lo haría con una teoría sobre asesinos y exorcismos.

Era una de esas mañanas que prometían tranquilidad. Lo último que esperaba era recibir un mensaje de Cata diciendo que estaba en la puerta, lista para “la revelación de mi vida”. ¿Revelación de mi vida? ¿En serio? Fruncí el ceño mientras miraba el reloj. Cata debía llegar más tarde. ¿Por qué siempre arruinaba mi ideal de una mañana relajada?

Suspiré, dejé mi taza de café a medias y fui hacia la puerta. Al abrirla, lo primero que vi fue su extravagante look: un sombrero que rozaba el marco de la puerta, gafas enormes que reflejaban la luz de manera casi cegadora y un bolso tan grande que parecía contener todos sus secretos (y probablemente unos cuantos ajenos).

—¡Sofía, querida! —Cata se coló sin pedir permiso, tal como hacía todo en la vida. Con un gesto dramático que rivalizaba con el de cualquier diva de teatro, dijo—: ¡Hoy descubriremos la verdad! Julián es un asesino… o un exorcista. Todavía no lo he decidido.

¿Un asesino o un exorcista? Mi cerebro apenas podía procesar esa frase mientras trataba de hacerme un camino entre el torbellino de su llegada.
—Cata, ¿de qué rayos estás hablando? —logré articular, aunque en mi cabeza las palabras “demasiado café” parecían la única respuesta lógica.

—¡Ay, Sofía! —exclamó ella, tomando asiento en mi sofá como si fuera su propio trono—. He estado observando las señales. Ya sabes, los patrones, las sombras. Cada vez que ese hombre, Julián, está cerca, pasa algo raro. ¡No me digas que no lo has notado!

Oh, sí, claro. Como cuando Simón, mi gato, le bufó sin razón. O como cuando se despidió de mí en el pasillo con una sonrisa que parecía tener un código secreto. Pero… ¿un exorcista?

—¿Qué señales? —pregunté, tratando de seguir el hilo. Cata era como un huracán: nunca sabías qué parte de su narrativa era real y cuál era una tormenta de exageraciones.

Cata se inclinó hacia adelante, como si estuviera a punto de compartir un secreto del universo.
—Sombra sin alma. —Lo dijo con tanta solemnidad que tuve que contener una carcajada.
—¿Sombra sin alma? —repetí, incrédula.
—¡Exacto! —afirmó, como si esa simple palabra explicara todo.
—Cata, en serio, ¿qué te pasa? Esto suena como una mala novela de terror.
—¡Porque he leído muchas malas novelas de terror! —replicó ella, con una mezcla de indignación y orgullo. —Y también he visto muchas películas de exorcismos. ¡Y te digo que este tipo tiene algo raro! Solo míralo. Siempre aparece de la nada, con esa actitud… sospechosa. ¡Y la sombra, Sofía! La sombra es más oscura que la mía. ¡Eso no es normal!

Me llevé una mano a la frente.
—Cata, ¿alguna vez has pensado que tal vez… solo tal vez… te tomas las cosas demasiado en serio?

—¡No! —respondió, indignada. —Alguien tiene que estar alerta, Sofía. Tú estás ahí, tomando café y dibujando tus monitos, mientras ese tipo anda rondando como si no tuviera un propósito claro. Yo solo digo: mejor prevenir que lamentar.

—Ah, claro. Mejor prevenir que lamentar. Porque lo más normal del mundo es que tu vecino sea un exorcista. —Me crucé de brazos y la miré con una mezcla de diversión y desesperación.

—No te burles. Yo me tomo en serio estas cosas. Ya sabes que siempre tengo razón. —Cata levantó un dedo, como si estuviera a punto de dar un discurso importante. —Tú vigílalo. Y si pasa algo raro, yo me encargo del resto. Puede que tengamos que hacerle un pequeño interrogatorio.

Nota mental: ¿Por qué tengo la impresión de que “interrogatorio” de Cata involucra cosas como luz de interrogación, una lupa gigante y quizá un par de crucifijos?

Estaba a punto de contestarle, pero el sonido de la puerta me interrumpió. Antes de que pudiera reaccionar, la figura de Julián apareció en el umbral.

—Oh, no —susurré, sintiendo que la situación estaba a punto de descontrolarse. Cata giró la cabeza hacia él con la intensidad de un detective que acaba de encontrar a su principal sospechoso.

—¡Hola! —dijo Julián, completamente ajeno al ambiente tenso que se había creado—. Vine a buscar algo que dejé ayer. ¿Te molesta si entro un momento?

Cata lo observó como si estuviera viendo a un extraterrestre descender de una nave espacial.
—¡Julián! —exclamó, con tono triunfal. —Sabía que aparecerías. Tenemos que hablar.
—¿Hablar? —repitió Julián, claramente confundido. —¿Hablar de qué?

—De quién eres realmente —dijo Cata, con la seriedad de una detective noir. —Porque te tengo en la mira. Y te advierto que tengo muy buen ojo para los misterios. —Lo señaló con dramatismo. —Dime la verdad: ¿eres un exorcista?

Julián parpadeó, tratando de asimilar lo que estaba ocurriendo.
—¿Perdón? ¿Un exorcista?
—¡O un asesino! —añadió Cata, como si eso ayudara.
—¿Qué? —Julián parecía no tener idea de cómo responder. Su expresión era una mezcla de sorpresa y diversión.
—Cata, por favor, déjalo en paz —dije, aunque no pude evitar reírme ante lo absurda que se había vuelto la situación. —Él no es nada de eso. Es solo mi vecino.
—¡Claro que no! —insistió Cata. —He analizado todas sus fotos en redes sociales y hay algo extraño. Nadie sube tantas fotos con sombreros raros y cactus. ¡Eso es sospechoso!
—¿Te has metido en mis redes sociales? —preguntó Julián, arqueando una ceja.

—¡Por supuesto! —replicó Cata, sin un ápice de vergüenza. —Soy una investigadora moderna. Y he llegado a la conclusión de que tienes algo que ocultar. Lo único que falta saber es si es algo demoníaco… o criminal.

Nota mental: Cata necesita una nueva afición. Quizá aprender a tejer o hacer yoga.

Julián sonrió, como si la situación le pareciera tan ridícula que no valía la pena enfadarse.
—Bueno, si soy exorcista, supongo que lo sabrás cuando empiece a flotar y a recitar cosas en latín. ¿Eso te sirve como prueba?
—¡No te burles! —Cata se cruzó de brazos, visiblemente frustrada porque Julián no estaba cayendo en su juego.
—¿Quieren un café? —intervine, tratando de desviar la conversación. Si lograba distraer a Cata con cafeína, tal vez podríamos evitar que se intensificara esta “interrogación.”



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En el texto hay: vida real, comedia y amor, chiklit

Editado: 06.05.2025

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