Caos de Sofía

Extra 1: Cata y Manuel

Cata tenía una regla no escrita:
jamás salir con alguien que haya hecho llorar a su mejor amiga.

Y Manuel había hecho llorar a Sofía.
Varias veces.
A veces por estrés laboral.
A veces por “citas” que parecían sacadas de un manual de tortura emocional.

Así que, técnicamente, Cata lo tenía vetado de por vida.

Técnicamente.

Porque la vida, mis queridos lectores, es una guionista con humor muy negro.

Todo empezó dos semanas después del evento vecinal.
Cata estaba en la fila del supermercado, con una piña, una bolsa de chips y un paquete de velas con forma de dinosaurio (cosas importantes), cuando alguien carraspeó detrás de ella.

—Vaya. Veo que sigues en la misma dieta mística que siempre.

Cata giró la cabeza.

Manuel.

Camisa desabotonada. Gafas de sol colgando del cuello. Una sonrisa demasiado segura para alguien que fue bañado en sopa por Sofía.

—¿Y tú sigues persiguiendo mujeres que claramente no te soportan?

—Solo a veces. Aunque últimamente prefiero mujeres que me gritan con estilo. Me resulta… sexy.

—¿Qué parte? ¿El grito o el estilo?

—Ambos. Y tú tienes un máster en los dos.

Cata entrecerró los ojos.
Él alzó una ceja.
Y entonces pasó algo que nadie, ni siquiera el universo, esperaba:
ella se rió.

—¿Me estás coqueteando?

—Un poco. Pero con respeto. Soy un hombre nuevo.

—¿Te cayó otra sopa encima?

—No, esta vez fue té. Y además herbal.

Cata resopló.
Pagó.
Y cuando iba a salir, él dijo:

—¿Un café? Solo café. Sin sopa. Prometo que me comportaré como un adulto funcional.

—Eres la última persona que invitaría a un café.

—Por eso mismo. Así no nos vemos venir.

Una semana más tarde estaban cenando ramen, discutiendo sobre si los gatos merecen Instagram, y Manuel estaba hablando de astrología como si creyera realmente que su ascendente en Capricornio justificaba su obsesión con las cucharas gigantes.

—Te estás ganando puntos —admitió Cata.

—¿Cuántos?

—No lo sé. Pero ya no quiero golpearte con mis chanclas, así que vamos bien.

En el evento de cocina e ilustraciones, aparecieron juntos.

Cata con un vestido de flores (por presión social), Manuel con una camiseta que decía “Team Sofía” (él jura que fue irónico).

Cuando Rubén les preguntó si eran pareja, Cata respondió:

—Estamos en etapa de observación experimental.

Manuel añadió:

—Y con potencial de renovación por temporada.

Nadie lo entendía.
Ni siquiera ellos.
Pero entre sarcasmos, anécdotas incómodas y café derramado, algo estaba pasando.

Algo raro.
Algo incómodo.
Algo con potencial.

O como Cata lo describió perfectamente en su historia de Instagram:

“No sé si esto es una cita o una distracción emocional con piernas…
pero me está haciendo reír.
Y después de todo lo que hemos vivido…
eso ya es un montón.”



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En el texto hay: vida real, comedia y amor, chiklit

Editado: 28.05.2025

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