Caos de Sofía

Chisme: El chef, los PDF y la confusión gourmet

Todo comenzó con una conversación inocente. Una que, en el mundo normal, habría terminado ahí.

Pero esto es mi mundo.

Y en mi mundo, una frase como “me gusta cocinar” se convierte en una licencia para que mi madre te adopte como yerno profesional, chef personal y futuro autor de un libro de recetas titulado “Cocina con amor y con Sofía”.

Todo empezó la tarde que Julián me acompañó al supermercado. Íbamos en plan tranquilo: yo con lista en mano, él con suéter de cuello amplio (ya sabes, ese que le hace parecer el protagonista de una película francesa donde nadie tiene deudas).

Mientras comparábamos yogures y hablábamos de la crisis existencial de los plátanos maduros, sonó mi teléfono.

Mi madre.

Porque claro.

—¡Hola, Sofía! ¿Dónde estás?
—En el súper, mamá.
—¿Sola?
—No… estoy con Julián.
—¿Julián? ¿El chef?

…Y ahí. Ahí fue donde todo se fue al carajo.

Yo intenté corregirla.

—No es chef, mamá. Solo le gusta cocinar.
—¡Ay, no seas modesta! ¿Quién dice “me gusta cocinar” y hornea pan de ajo artesanal con romero fresco? ¿Ah? ¡Eso es vocación, Sofía! ¡VOCACIÓN!

Julián, del otro lado del pasillo, solo me sonrió con cara de “¿por qué tu madre grita tanto?”. Yo le hice señas de “huye, ahora puedes”. No lo hizo. Error.

Al día siguiente, a las 8:32 de la mañana, Julián recibió su primer mensaje directo de mi madre:

📩 ¡Buenos días, querido Julián! Te paso esta receta de coq au vin que siempre soñé que alguien preparara para Navidad. Sé que tú sí podrías. 😍🍷🍗

(Adjunto: PDF con 14 páginas, versión extendida, fotos paso a paso y consejos de mi abuela.)

A las 8:35, otro mensaje:

PD: ¿Sabes flambear sin quemar el techo? No todos pueden, eh. ¡Besitos!

Yo, por supuesto, no sabía nada hasta que Julián me escribió.

Julián:

Tu madre me pidió que le haga algo llamado “coq au vin”.
¿Eso es una mascota? ¿Tengo que cocinar un gallo con nombre propio?

Sofía:

NO, JULIÁN. ES UNA RECETA.
UNA RECETA FRANCESA.
¡NO COCINES A NINGÚN GALLO!

Julián:

Demasiado tarde, ya busqué en Google: “cómo identificar un coq emocionalmente preparado para la olla”.

Los días siguientes fueron una pesadilla culinaria.

Mi madre le mandó:

  • 2 recetas de soufflé (una dulce, una salada)

  • Un video de YouTube titulado “Cómo lograr el risotto perfecto sin llorar”

  • Una lista de ingredientes “para nuestra cena de fin de año en familia”
    (Spoiler: incluía trufas, vino blanco caro y “tu amor por mi hija”)

Julián, por su parte, comenzó a colapsar.

Un día me lo encontré en su cocina, parado frente a una olla con expresión de soldado en guerra.

—¿Qué estás haciendo? —pregunté.
—Intentando hacer un boeuf bourguignon, porque tu madre me escribió esta mañana diciendo que es “el plato de prueba de los verdaderos hombres”.
—¿Qué?
—¡Dice que si no puedo hacerlo, me considera un infiltrado culinario! ¡ME LLAMÓ CULINARMENTE SOSPECHOSO!

Yo lloraba de risa mientras él removía la carne con cuchara de madera y frustración acumulada.

—¿Y lo vas a hacer igual?
—Sí. Porque me gusta cocinar… y un poco también porque me da miedo tu madre.

Lo peor fue cuando Rubén, el conserje, me paró en el pasillo.

—Sofía, ¿es verdad que tu vecino va a abrir un restaurante?
—¿Qué? ¿¡QUÉ!?
—Eso dicen en el grupo de WhatsApp del edificio. Que tu madre está invirtiendo en su talento.
—¿QUÉ GRUPO DE WHATSAPP?
—El de “Vecinos con alma de emprendedores”. ¿No estás en ese? Es solo para los que no rompen el WiFi.

Conclusión:
Ahora todos creen que Julián es un chef profesional.
Mi madre lo llama “mi yerno Michelin”.
Y Julián… bueno, Julián ahora mide sus palabras. Porque si vuelve a decir “me gusta hacer pan”, mi madre le encargará una boda con banquete de ocho tiempos.

Y yo… sigo recibiendo PDFs por error.

El último se titulaba:
“Ideas para la boda de Sofía: menú temático francés con corazón latino.”

Y empezaba con:

Entrada: ensalada de quinoa con pétalos de rosa.
Plato fuerte: amor con reducción de miedo y salsa de confianza.
Postre: compromiso horneado a fuego lento.
Vino: el que traiga Julián. Él sabrá.

Estoy atrapada.

Entre PDFs, soufflés, y un chef que no es chef pero cocina con el alma.

Pero bueno, al menos esta historia huele a pan caliente.

Y eso ya es algo.



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En el texto hay: vida real, comedia y amor, chiklit

Editado: 23.05.2025

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