Caótica Navidad

✨️Nochebuena✨️

— ¡Buenos días!

 

La luz del sol encandiló mis ojos, y los cubrí con una almohada. Mi madre había entrado en mi habitación y había abierto la ventana de par en par. Solté un bufido y me cubrí con las sábanas. 

 

— ¡Nada de eso, cariño!

 

Ella tomó mis sábanas y me las quitó.

 

— ¡Mamá! —chillé.

— Es muy tarde para estar durmiendo, ¿qué pasa que estás durmiendo tanto últimamente? 

 

Cierto, mi madre no tenía ni idea de la fiesta de anoche.

 

— Tienes que prepararte, en cinco minutos ponemos marcha hacia la Basílica de Notre-Dame.

 

Volví a cubrir mi cara con la almohada y grité dentro de ella. 

 

Minutos más tarde estaba subiendome al auto con las pocas energías que me quedaban. Mi hermano estaba mucho peor que yo, con suerte se mantenía en pie. Y yo estaba demasiado agotada como para explicarle a mi madre porqué Jasper estaba usando lentes de sol en pleno invierno. 

 

La misa fue maravillosa, el coro fue lo más hermoso que he escuchado en mi vida. Todo estaba decorado de forma navideña, y nos dijeron que por la noche había un espectáculo de luces. Nos hubiera encantado estar pero ya teníamos planes de pasar nuestra nochebuena en casa de mis abuelos. 

 

Fue un momento muy especial para todos, un gesto que se le había ocurrido a mi padre. Todos oramos por la abuela de Antonhy tomados de las manos. Una experiencia definitivamente inolvidable. 

 

Al finalizar la misa decidimos almorzar por el centro y volver hacia la cabaña. Todos los años mi abuela preparaba pavo asado, así que mi madre y yo siempre preparábamos el relleno juntas. Por lo que debíamos volver para ayudar a mis abuelos con los preparativos.

 

Mi parte favorita de la Navidad definitivamente era esta, preparar la comida, contemplar el árbol, las luces, el ambiente que se respiraba, la alegría de la festividad y la emoción de los más pequeños por Santa Claus.

 

Es tan extraño como los años pasan y ninguna festividad es igual a la otra. Muchos no están físicamente, otros están peleados y los niños que se emocionaban por Santa actualmente son adolescentes que prefieren pasar Navidad por ahí con sus amigos. El mundo está en constante cambio y evolución, y eso muchas veces puede ser triste.

 

Preparamos nuestro relleno tradicional de carne picada y frutos secos. Cuando de la gastronomía de Navidad se trataba uniamos ambos países y preparábamos lo mejor de Canadá y Estados Unidos. Y eso me encantaba.

 

— ¡Vengan todos a la sala! —gritó mi abuelo.

 

Oh no, el momento ha llegado...

 

Otra tradición navideña, y aunque yo amaba por completo esta víspera. Esta tradición la detestaba.

 

Mi abuelo sacó de la caja varios trajes inspirados en Santa Claus, y gorros a juego. Los miré de arriba a abajo, eran absolutamente horrendos. Y lo peor: los gorros encendían luces blancas cuando los tocabas.

 

Cada Navidad, cada maldita Navidad nos tocaba unirnos al coro de villancicos, íbamos casa por casa entonando las tradicionales canciones navideñas. Todos los años, una persona del coro era elegida para ser la voz principal, y se hacía un sorteo para elegir quién sería el siguiente.

 

— Mi hermosa Jules, este es tu año... —dijo mi abuela, tomando el grueso y pesado vestido rojo y blanco de la caja y probándomelo por encima. 

 

Suspiré pesadamente, prefería volver con Andy antes que tener que ser la voz principal del coro.

 

 

Me miré en el espejo mil veces, retoque mi labial rojo y acomodé mi cabello. Definitivamente era imposible verse bonita en un vestuario como este. 

 

Cuando salimos de la casa, el coro estaba esperándonos, todos vestidos igual de ridículos que nosotros. Los únicos que desentonaban en el grupo eran Antonhy y Jasper, ellos nunca habían formado parte del coro. No tenía ni idea de cómo se habían librado en su momento, pero eran los encargados de grabar. Genial.

 

Pudimos realizar nuestra performance éxitosamente en todas las casas del barrio, el problema fue cuando llegamos al centro comercial. 

De repente el pánico escénico me invadió, una cosa era cantar para una familia de cinco personas como mucho, y otra muy diferente era cantar en un lugar público delante de personas de mi edad. Me sentía humillada.

 

El coro comenzó a entonar All i want for Christmas de Mariah Carey y me congelé. 

 

Frente a mí, al lado de Antonhy que grababa y de mi hermano que se partía de la risa, estaban los chicos de la fiesta. Chloe me miraba de arriba a abajo y se reía susurrándole algo a sus amigas. 

 

Miré hacia mi vestido, claro, yo también me reiría.

 

— Cariño... —susurró mi mamá, tocándome el hombro. Ellos ya habían comenzado y yo seguía congelada en mi lugar— ¿Estás bien?

 

Había una realidad, y esa era que yo amaba cantar. Y estar en el coro no era algo que me disgustara, pero mi pánico escénico era más fuerte, no era lo mismo cantar en grupo que tener un solo.

 

Y lo peor de todo, era tener frente a mí a mi hermano y sus amigos burlándose. 

 

— ¿Podemos volver a comenzar? —susurró mi madre. El coro asintió y volvieron a comenzar.

 

Respiré hondo y cerré los ojos, y casi en un hilo de voz comencé a cantar.

 

I don't want a lot for Christmas
There is just one thing I need...

 

En ese momento, todo el grupo explotó en una carcajada. Me encogí en mi lugar y me sonrojé tanto que sentía mis mejillas arder.

 

Antonhy sostenía la cámara y me miraba con preocupación, además de mirar a su alrededor, como si estuviese buscando algo.

 

I just want you for my own
More than you could ever know

 

Okay, ese no estuvo mal, sólo debo subir un poco más mi voz. En realidad, debo respirar, llevo conteniendo la respiración desde que esos idiotas se están riendo de mi. 




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