Caótica Navidad

✨️Feliz Navidad✨️

Nos separamos ligeramente para tomar aire, él apoyó su frente con la mía y me miró sonriendo.

 

Nuestro primer beso no podría haber sido mejor, me sentía en las nubes, finalmente toda esa tensión entre nosotros había pasado para convertirse en algo diferente algo... especial.

 

Parecía que no teníamos suficiente el uno del otro, porque tan pronto como recuperamos el oxígeno volvimos a fundirnos en otro beso, esta vez más lento, más dulce. Nos tomamos nuestro tiempo para reconocernos, para sentirnos y para disfrutar cada segundo de el.

 

Cuando el beso terminó, observó a su alrededor con confusión, al parecer recién notaba las luces.

 

— Estos besos... —suspiró, besando mi frente— Son épicos, pero puedo hacerlo mejor...

 

En ese momento me tomó por la cintura, balanceándome hacia abajo, mi cabello caía y rozaba la nieve. Me tomó desprevenida así que cuando lo hizo exploté en una carcajada. Me besó mucho más pasional esta vez, dándome un increíble beso francés.

 

Nos besamos durante tanto tiempo que sentía el resto del cuerpo entumecido por el frío, volvimos a entrar y a nuestras habitaciones cuando ya no sentíamos nuestras extremidades. 

 

 

A la mañana siguiente Nini me despertó con música; todos los años compartía habitación con ella y como este año no había venido me había tocado estar sola. Me alegraba tenerla otra vez, era una de mis mejores amigas y realmente nos complementábamos. 

 

Nos pasamos la mañana cantando nuestra canción navideña favorita: Santa Tell Me de Ariana Grande. 

 

Cantábamos y bailábamos haciendo tanto ruido que mi madre tuvo que acercarse a la habitación a pedirnos que bajemos el volumen porque sus hermanas estaban durmiendo. Ellas estaban muy cansadas debido al Jet lag así que decidimos primero desayunar y luego abrir los obsequios. 

 

Charlamos animadamente durante el desayuno, pero yo no pude prestar mucha atención porque sentía la mano de Antonhy sobre mi muslo, acariciándome suavemente. 

 

Cuando las chicas bajaron, comenzamos a abrir los obsequios, mis padres se habían encargado de elegir los nuestros, mis abuelos nos obsequiaron a cada uno un suéter con nuestro nombre y nos obligaron a tomarnos fotos con ellos. Por último, estaban los obsequios que había elegido Antonhy. 

 

A Jasper le obsequió un juego que, a juzgar por su reacción, era el que él quería. A mi madre le eligió unos chocolates canadienses deliciosos y Tom se encargó de escoger el obsequio de mi padre; una caña de pescar.

 

— Este es el tuyo, cariño —dijo Anna pasándome el obsequio—. Antonhy lo eligió especialmente para ti.

 

Lo miré con curiosidad pero él se limitó a encogerse de hombros y sonreír. 

 

Era una pequeña caja envuelta con un moño, lo abrí con cuidado y observé lo que era.

 

— El collar de mariposa —susurré, sentía que los ojos se me estaban llenando de lágrimas así que parpadeé para quitármelas— ¿Cómo lo supiste?

 

— Digamos que soy muy bueno observando —respondió él. 

 

Me acerqué hacía él y le tendí el collar, apartandome el cabello y volteandome para que me lo pueda poner. Lo puso con delicadeza, y posó sus manos sobre mis hombros, y las dejó ahí mientras observábamos a los demás abrir sus obsequios. 

 

Cuando terminó el almuerzo Jasper, Antonhy, Giuliana, Florence, Tatiana, Nini y yo salimos al patio, anoche había nevado bastante así que decidimos jugar haciendo muñecos de nieve, ángeles en el suelo e hicimos una guerra de bolas de nieve.

 

Lo bueno era que esta vez Antonhy y Jasper corrían con una gran desventaja, ya que todas nos unimos para aniquilarlos con bolas de nieve. Al final del día terminaron blancos, de pies a cabeza. 

 

 

Estaba en mi habitación con Nini cuando recibí el mensaje de texto de Antonhy que decía "Estás sola en la habitación?" 

 

— ¿A quién le escribes? 

 

La voz de Nini me asustó tanto que casi tiro mi teléfono, ella estaba parada mirando por encima de mi hombro así que le fue muy fácil quitarme el celular y leer los mensajes. Genial.

Se quedó en silencio por unos segundos y me devolvió mi teléfono.

 

— Nini... yo...

— Así que finalmente lo hizo —susurró.

— ¿Cómo?

— Antonhy finalmente lo hizo —se rió emocionada— Ha estado enamorado de ti durante todo este tiempo... Así que sí, si quieren puedo bajar un momento a la sala para dejarlos solos.

 

Sonreí ampliamente y le di un gran abrazo a Nini, por supuesto que ella lo sabía, era la mejor amiga del mundo.

 

Minutos más tarde su hermano irrumpió en la habitación, le guiñó el ojo a ella y cuando Nini se fue, caminó directo hacia mi y me tomó entre sus brazos.

 

Nos besamos tiernamente y cuando nos separamos sus ojos azules estaban resplandecientes.

 

— Te quiero, Jules —susurró, tomando mis manos— Y realmente quiero que esto funcione...

 

Acaricié su mejilla y le di un suave beso en los labios. Podría hacer esto todo el día.

 

— Prométeme que me llamarás todos los días —dijo, acariciándome el cabello—. Prométeme que me enviaras muchas fotos de ti.

— Te lo prometo —le sonreí. Y de repente un triste pensamiento cruzó por mi cabeza.

 

En dos días debía volver a mi país, a mi ciudad, a retomar la vida que días atrás había dejado allí despreocupadamente sin saber que todo daría un giro de 360 grados. Y eso me ponía muy triste, finalmente sentía que había encontrado lo que necesitaba con Antonhy, finalmente estábamos cómodos el uno con el otro y conectabamos tan bien que me parecía un crimen que sólo pudiéramos disfrutarnos durante dos días más. 

 

— Ey —susurró él colocando su dedo sobre mi barbilla y levantando mi cabeza—. Todo estará bien, vamos a estar bien. Prometo viajar a Nueva York en cuanto pueda y tú vas a venir a Montreal también. 




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