Capítulo 40

Cielo.

Me levanto de la hierba sintiendo una presencia que esta parada a los pies de la cascada, la miro y ella sonríe. Me inclino, ella se acerca y pasa sus manos por mi pelaje.

—Ve con él Cielo, te necesita y no te alejes de su lado, que el mal a conquistado a alguien muy cercano, debes sacarlo de la  manada de tus padres Luz de Luna, llevalo a la cabaña en la cercanías al Claro de Luz, aquel lugar es el único seguro para él, mientras se recupera, y recuerda no le comentes a nadie donde vas. —dice y yo me quedo en shock, por lo que dijo《alguien cercano se ha unido al híbrido》

—¿Usted sabe quién es el traidor?

—No puedo decírtelo mi niña, solo haz lo que te he dicho, y dale de beber una infusión de aquella planta que solo tú sabes en donde está.

—¿Mi destinado se recuperará?— preguntó ya que es lo más importante en este momento.

—Con tus cuidados sí.

—¿Esto fue algo planeado por el híbrido no? El es el culpable que mi Daniel este así?—ella asiente—¿él quiere que el nuevo ser que ya es parte de mí, muera...es un...—la miro— lo haré.

—Todo se trata de tu destinado, la muerte de él llevará al híbrido a ser mucho más que un rey, y no solo gobernara a todos los seres sobrenaturales, sino también a los cazadores y los seres humanos.

—Eso no puede pasar... el híbrido no puede ganar, eso sería el fin de muchas especies.

—Él cree que ya casi esta hecho, por eso llevate a tu destinado antes que él logré su cometido, ahora ve y recuerda que siempre estaré allí cuando me necesites. Siempre...— entonces desaparece, me levanto y corro a través del bosque a hacer lo que se me pidió.

No pasa mucho tiempo antes de que llegue a mi casa, entro en silencio ocultando mi olor, subo las escaleras y cuando estoy en el pasillo que lleva a mi habitación, alcanzo a ver a mi madre saliendo de mi dormitorio.

—Mi bebé llegaste, él ha estado igual.—me dice, yo asiento, ella me abraza y me quema el remordimiento por la desconfianza que comienzo a sentir. 《¿Y si ella es la traid...》 no, no puedo pensar en eso, pero seré cuidadosa de todas maneras. Me deshago de su abrazo y le indico que voy a mi habitación. Ella me deja ir y vuelve a la suya. Me dirijo a la mía rapidamente, entro sin encender la luz, arreglo una pocas cosas el una mochila y luego me acerco a mi Daniel. Su respiración es pausada, sigue igual que antes de urme a la cascada, su olor todavía esta allí, y la esperanza de que vuelva a mí comienza a crecer en mi pecho.

De repente mi oído se agudiza, pasos lentos se dirigen a mi habitaciónme pongo en guardia, lo defenderé de quien sea que quiera dañarlo.
Y tengo un muy mal presentimiento, alguien este intentando abrir la puerta.

—¡Vaya! veo que ya has llegado...

—¿Qué haces aquí? —lo miro desconfiada ya que después de lo que me dijeron de que alguien cercano era un traidor, no confió en nadie y lo siento pero es así.

—Quería saber como estaba caperucito...

—No te había visto...— lo miro y él sonríe— este igual.

—Debes estar cansada, si quieres  yo lo cuido y tú descansas—ofrece y yo enciendo la luz, entonces me relajo ya que no debe ser tan obvia mi desconfianza, debo actuar normal.

—No estoy cansada, pero gracias igual.

—¿Estas segura? No sería ningún problema para mí.

—Estoy segura—sonrió lo mas natural posible.

—Esta bien, ya sabes donde estoy si necesitas ayuda. —me guiña un ojo y se va por la puerta. 

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