Caperucito, ¿mi Amor Destinado? (completo)

Capítulo 7

 

 

Daniel

 

Tres meses habían pasado desde que llegue a este horrible lugar, he estado enfermo muchas veces, pero me alivio gracias a una extraña agua color barro que me obligan a tomar,  ¡que asco!

Los primeros días hice de todo para comunicarme con mamá, incluso trate de escapar pero, me encontré con ese enorme lobo y no me atreví a repetir la experiencia. Con el paso del tiempo, mi cuerpo se ha acostumbrado a las infinitas torturas a las que es sometido aquí, estoy más flaco, arañado, ¡oh pobre de mí! El chico por el que todas suspiraban, ¡ya no existe! Quiero mi casa, mi cama y, ¡a mi mamá!

Ahora estoy alrededor de una fogata con algunos de los chicos escuchando historias que parecen de fantasía, de esas películas que ve mi hermana.

— Y tú caperucito, ¿no tienes alguna historia? –pregunta uno de los chicos, ¡oh sí! Me dicen caperucito desde aquel día, es odioso pero he aprendido a sobrellevar este pequeño y molesto sobrenombre.

— Realmente no son tan increíbles–digo– la verdad es que sus historias se parecen mucho a unas películas que ve mi hermana, no es que yo las vea, es que ella me obliga.

— Que va caperucito, debes tener algo interesante que contar.–dice otro de los chicos llamado Dave.

— Bueno en realidad sí–digo pensando– una vez me fui de la casa porque papá no quiso comprarme el Ferrari que me fascinaba...

— Wooouu caperucito y qué paso, de verdad te fuiste dejando toda tus comodidades.

— Me fui a un hotel de lujo, me atendieron como rey, lo mejor de ese lugar...

— ¿En serio? ¿Nunca has tenido una aventura de verdad, como las personas normales?

—Bueno una vez me perdí en el zoológico a los diez años...

— Que mal que no te comió un león...–dijo Adam.

— En realidad me quedé atrapado en el baño, cerré la puerta y después no pude salir.

— Apuesto que le pusiste seguro, y después no tenías a un sirviente que te abriera la puerta...– habla Adam medio burlándose de mí– no me extraña que no sepas ni abrocharte los cordones de los zapatos solo. Jajaja

— ¿Perdón? –me paro de golpe, con mis manos hecha puños, estoy harto de las burlas, sobretodo de las de éste chico, siempre que puede se burla de mí,  por no saber abrochar de mis botas, bueno mamá nunca me compro nada con cordones; por lo tanto no tenía por qué preocuparme de ello pero, cuando llegue aquí me toco dejar mis cómodos zapatos/zapatillas por unas horribles y enormes botas militares– ¿qué te pasa conmigo Adam, siempre que puedes te burlas de mí? ¡Hasta me colocas esos horribles nombres!

— Sólo por que eres un inútil  caperucito–se levanta de golpe de su lugar, donde permanecía sentado y se me pone enfrente de mí, nos miramos fijamente, somos de la misma estatura– pareces una chica, con tus lloriqueos de ¡¡quiero a mi mamá!!–se ríe y me imita– ¡te quejas por todo, no te das cuenta de lo mucho que tienes sin esforzarte, tus padres, tu hermana... sabes, yo no tengo a nadie porque una noche vinieron....

— ¡Adam, Basta! –la voz de Oliver resuena, apareciendo de repente entre nosotros, su semblante es serio. Adam se queda quieto, obedece haciendo un sonido parecido a un gruñido, y se va. Las ganas de golpearlo me quemaban, pero Oliver no dejo que eso sucediera.

Esa noche pensé en lo que me grito Adam y  tiene razón, siempre he tenido todo sin esforzarme, y lo más importante tengo a mi familia, creo que es hora de esforzarme por ser mejor y eso vendría siendo, ser el hombre que mi padre quiere, bueno, sé que será difícil, ¡pero haré mi mejor esfuerzo desde mañana!
 

La señorita Estévez me guió hacia una oficina que se notaba recién amoblada, no era la misma que tenía antes cuando venía de vez en cuando a la empresa, ésta era mas amplia casi igual a la que tiene mi hermana

 

A la mañana siguiente 4:00 am.

Entrene duro junto a los demás, comía como todos, trataba de ayudar, estaba adaptándome de a poco, y para mi sorpresa Adam no me molestaba tanto, incluso era agradable. Ya habían pasado dos meses, y sumando, llevo cinco meses aquí.

— Bueno chico –me dijo Oliver–estas avanzando muy bien no eres el mismo que cuando llegaste.

— ¡Siii! –grita Dave– ¡Ya no eres tan delicadita! – una risa general inunda el campo de entrenamiento en medio de ese inmenso bosque, todos los presentes allí ríen, y entre ellos yo. 



 

Espero que les haya gustado, gracias por leer, votar  o comentar😘     




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.