Cappuccino Navideño Completa

Capítulo 2: Un cappuccino

Capítulo 2: Un cappuccino

El día iba de la patada, afuera estaba diluviando y la cafetería estaba totalmente llena. Mónica estaba perdiendo la cabeza con los pedidos.

—Déjame ayudarte un poco —comentó Ariel, intercambiando lugar con ella una vez todos los clientes estaban sentados. Ella soltó un suspiro cuando terminó de entregar las órdenes pendientes. En eso sonó la campanilla.

—Que entre un hombre sexy esta vez por favor —rogó su compañera abriendo los brazos mientras miraba al techo, haciéndola reír.

Ella hacia sus días divertidos y más llevaderos en el trabajo. Reía ante todo y era una adicta al cappuccino que preparaba, también a las apuestas.

—Sabes que deberías hacer —expresó de pronto Mónica abriendo los ojos —conquistarlo con lo que mejor sabes hacer, café —soltó señalando la caja.

—Ohhh no, esta vez no Moni —respondió limpiando el mostrador, todavía no estaba lista para una relación.

—¿Miedo? Vamos Ariel, toda tu vida te has dedicado a ser la mejor, a seguir un plan. Quizás a este corazoncito —señaló su pecho donde justo abajo latía un órgano que estaba segura le daba la razón a su amiga —le hace falta un poco de amor no familiar —proclamó Mónica guiñándole un ojo mientras se alejaba a atender una mesa.

Cuando volteó su mirada para atender al próximo cliente se encontró con sus ojos grises e hizo una mueca, espero paciente a que hiciera su pedido, pero nunca lo hizo.

—Hola, ¿Deseas ordenar? —preguntó ella frunciendo el ceño y él la observó divertido.

—Quiero el café especial del que todos hablan —se atrevió a ordenar y ella no pudo evitar sonreír, su cappuccino estaba liderando las ventas y su madre cada día estaba más satisfecha con su trabajo.

Hizo su pedido, cobró y lo invitó a sentarse a esperar, mientras atendía al próximo cliente se dio cuenta que Mónica y él estaban conversando.

¡Demonios! Ella no se iba a quedar de brazos cruzados, ¡Lo sabía! Cuando terminó de atender al último de la fila, se acercó a Mónica por detrás mientras ella dejaba una bandeja en el mostrador.

—Y ese es Bastián, mejor olvídalo, es un completo patán, e idiota —susurró con su cara roja, casi que, echando humos por los oídos, Ariel sacudió la cabeza con desaprobación ante su berrinche.

—Quizás él necesita de un cappuccino —mencionó la castaña con una sonrisa tendiéndole el pedido, Mónica la fulminó con la mirada.

—Te apuesto cinco euros a que no logras sacarle una palabra el día de hoy —sus ojos avellanas brincaban de la emoción mientras miraba a Ariel desafiadamente.

La gente amaba su cappuccino, las ventas habían aumentado en las últimas fechas solo por su café. Era bastante paciente y simpática, nunca le había costado sacarle una sonrisa y hacer hablar a una persona, él no iba a ser la excepción.

—Acepto —asintió Ariel, y estrechó la mano con Mónica en aquel juego de manos ridículos que formalizaban sus apuestas —Una palabra nada más.

—Es más fácil conseguirme otro empleo que sacarle una palabra a ese ser amargado —refunfuño su amiga.

—Una palabra nada más —afirmó Ariel y con una sonrisa caminó en dirección a Bastián quien se encontraba totalmente perdido en su teléfono.

«Hablar es un don, todo el mundo se expresa de alguna manera Ariel »se dijo así misma atreviéndose a depositar la bandeja con el cappuccino en la mesa.

Mónica tenía razón. Él hombre jamás había pisado el bar y pensó que no volvería después de lo de ayer. Tenía un atractivo difícil de olvidar, su cabello era de un color castaño oscuro, que combinaban a la perfección con sus ojos grisáceos, su piel blanca, nariz perfilada y podría jurar que también tenía una hermosa sonrisa.

Vestía de forma relajada en comparación al día anterior. Con una chaqueta negra y unos jeans que aportaban un toque juvenil a su apariencia.

—Nuestro especial, cappuccino —anunció su presencia con cordialidad. Bastián levantó la mirada y sus ojos grises la escanearon de pies a cabeza hasta disimular una sonrisa —Ariel esperaba su respuesta, aunque sea un gracias.

Pero Bastián se quedó en un total silencio irritándola, tras acomodar toda su orden en la mesa se alejó pensando en otra forma de hacerlo hablar, esos cinco euros serian de ella.

😂😂😂😂😂😂

Ay santo cielo, será ¿que esto se queda así?

¿Creen que Ariel logré sacarle las palabras?

Pues y acá mi cuestionario para ustedes:

Primera pregunta: ¿Como están?

Segunda pregunta: ¿le gustan las apuestas?

Tercera pregunta: ¿les gusta el café?

Aviso: A partir de el próximo capítulo, haré mi mejor intento para que no dejes de reír😂😂😂

Hasta el próximo.
Con cariño Sidi✌




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