CAPÍTULO 7:
Copito vs Hada Madrina
—¡¿Cómo pudiste rechazar a semejante bombón?! —exclamó Mónica, sin poder contenerse.
Ariel rodó los ojos mientras sorbía su taza de chocolate caliente en el bar de Jonny. Había salido directamente del café, y aunque parecía una escena extraña, los tres estaban allí, refugiados del frío, con sus bebidas en mano. Mónica la miraba boquiabierta, sin poder creer lo que escuchaba mientras Ariel le narraba los detalles de su tarde en el café, justo antes de cerrar.
—Es imposible que consiga mi número. Solo lo tiene mi familia —replicó Ariel, con una mezcla de incredulidad y preocupación.
—Nada es imposible, Ariel —contestó Mónica, enarcando una ceja.
—Eres tonta —intervino Jonny de repente, haciendo que ambas lo miraran—. Ese hombre es soltero, seguro su corazón está roto… quizás solo busca un poco de amor. O tal vez solo te está tomando el pelo. Pero, ¿por qué no te dejas llevar un poco? Podrías disfrutar un poco en medio de todo este "aburrimiento" en el que se ha convertido tu vida.
—Mi vida no es aburrida —se defendió Ariel, analizando las palabras de Jonny, ambos la miraron —Okey, okey capaz lo es, un poco—admitió—Y ese hombre es un pervertido. Lo primero que dijo fue que me quería a mí.
—Quizás lo que quería era tu cappuccino navideño —respondió Mónica guiñándole el ojo mientras guardaba su móvil antes de levantarse—. Pues, yo tengo una cita. Así que los dejo, disfruten del chocolate. —ambos amigos abrieron los ojos con sorpresa.
—Que no se te olvide usar protección —gritó Jonny divertido.
—Vete al diablo—le replicó ella antes de cruzar la calle.
En un abrir y cerrar de ojos Ariel apenas notó cuando Mónica se fue; su mente estaba en otra parte. Miró su teléfono y —No, no, no —murmuró abriendo los ojos como platos. "¿Cómo era posible?" —Ahora si no tengo salvación.
Volvió a leer el mensaje, esta vez lentamente.
"¿Pensabas que no lo iba a conseguir?"
—Estoy pérdida —susurró para sí misma hundiendo su cabeza entre sus brazos, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.
¿De qué sirvió rechazarlo?
¿De qué sirvió ignorarlo?
Si al final, él había logrado entrar en su juego. Dentro de su café... y de su vida también.
¡Qué clase de autor estaba escribiendo su vida, sin duda quería sacarla de su zona de confort! «y vaya manera de hacerlo», pensó.
Jonny se apoyó en la barra, mirando fijamente a Ariel hacer su berrinche con una expresión que mezclaba diversión y genuina preocupación.
—Vamos, Copito, ¿por qué estás tan enfadada? —preguntó Jonny, rompiendo el silencio con una sonrisa torcida.
Ariel levantó el rostro y lo miró de reojo, arqueando una ceja.
—¿Copito? —repitió, desconcertada—. Pensé que mi apodo era Estrellita fugaz—sonrió.
Jonny soltó una risa suave, inclinándose hacia ella.
—Las estrellas fugaces desaparecen demasiado rápido… y tú, aunque lo intentes, siempre regresas. En cambio, un copo de nieve es único, frágil y hermoso… pero cuando cae, cambia todo lo que toca, así como lo hiciste al conocer a Jack y ahora a Bastián, son personas que han pasado por mucho y tú también, todos tenemos una misión, si te conocí fue para fastidiarte toda tu vida, dejarte una lección e irme, o para ser tu hada madrina.
Ariel se quedó en silencio unos segundos, apretando la taza entre sus manos.
—Eso suena muy poético para alguien como tú —lo miró y siguió sonriendo mientras bebía de su chocolate. La noche estaba entrando y la temperatura había disminuido demasiado, sin embargo, una reunión de amigos como ellos nunca se rechazaba.
—¿Alguien como yo? —soltó divertido Jonny, fingiendo ofensa.
—Sí, un hombre que se la pasa burlándose de todo y no se estresa por nada.
Jonny ladeó la cabeza, mirándola con seriedad esta vez.
—Puede que me burle de muchas cosas… pero no de ti. Siempre estaré acá Ariel —dijo tomando una de las galletas de la bandeja.
Ariel tragó saliva, apartando la mirada.
Ella se cruzó de brazos, mirando su taza de chocolate caliente con una mezcla de frustración y ansiedad, ¿realmente una persona podía cambiar su vida y su estado de ánimo por completo?
De pronto recordó lo último que él dijo y cuestionó entre risas
—¿Hada madrina? —preguntó Ariel entre risas, alzando una ceja mientras lo miraba con cierta picardía.
Jonny fingió ofenderse, llevándose la mano al pecho, el hacía sus dramas, pero bien que ella lo conocía.
—¿Qué? ¿Acaso no cumplo el perfil? Mira, soy simpático, siempre aparezco y estoy cuando más me necesitas, quizás no tenga varita mágica, pero puedo improvisar una con la cuchara.
—¡Idiota! —rio a carcajadas, lanzándole una servilleta. Jonny atrapó la servilleta en el aire y sonrió con ese gesto cómplice que siempre la tranquilizaba.
—En serio, Copito, no dejes que Bastián te saque de quicio. Ya sabes lo que pienso: si alguien logra alterarte tanto… es porque significa más de lo que quieres admitir. —Ariel bufó, negando con la cabeza, aunque en el fondo sus palabras se le quedaron grabadas.