Capricho (arte y Destino)

10

- ¿Qué pasa? – preguntó una.

Esta quieto, no se ha movido de ahí por una hora, ni si quiera pestañea

- ¿Por qué?

- Le llego el producto final de las fotografías

Sentado en su escritorio con los codos en la mesa y las manos entrecruzadas a la altura de la nariz miraba al frente sin expresión alguna.

- Señor – le interrumpieron

Él levanto su mirada, sin decir nada. Parecía absorto en sus pensamientos.

- Hermano, ¿Ya salieron las famosas fotos?

Entro detrás de la secretaria.

- Saly – dijo finalmente

- Señor lo lamento – dijo cansada, otra señorita – trate de detenerla.

- No te preocupes, gracias.

- Wao, estas guapísimo – dijo Saly

No se había dado cuenta en qué momento su hermana le había arrebatado la revista.

- Gracias, supongo.

- Por cierto, me entere lo de la cita a ciegas, alegraste el día a mamá. No sabes cómo se puso, se la paso buscando en una página de citas en mi Tablet jajaja no paraba de preguntarme ahora que hago, fue muy divertido.

- Que bien, me alegro

- Y ahora te traigo el mensaje, después de una búsqueda exhaustiva por parte de nuestra madre, se te ha asignado la cita con una tal Sara 24

La señora Asher se había tomado muy enserio la búsqueda de una novia, no quería que su hijo se estancara en el trabajo, quería que saliera a divertirse, que hiciese más amigos y que sobre todo quería que olvidase la idea de encontrar la razón de la muerte de su esposo.

- Está bien, para cuando la programo

- Hoy en la tarde – extendiéndole un archivo – son los datos que se tiene de Sara25, éxito. No vayas a faltar mamá se pondrá triste

- No lo hare

- Eso espero, por cierto, me llevare esta revista, bye.

Sabía que las páginas de citas no eran confiables, probablemente, solo un 10 % de los datos expuestos en la cuenta eran reales. Pero esto parecía hacerle feliz a su madre, no quería que se volviera a enfermar, ya habían pasado un terrible susto hace poco.

Quería asegurarse de que su madre sea feliz, se lo merecía. Lo había pasado terriblemente cuando su padre murió, todo el peso cayó sobre ella, las deudas, los problemas, las responsabilidades, por eso merecía la pena intentarlo. Se lo debía.

.-.-.-

Jugaba con su celular para matar el aburrimiento.

- Buenas tardes

Ingresó saludándole

- Que haces aquí – contestó sin ni siquiera levantar la mirada

- Vine a visitarte, qué más puedo hacer aquí.

- Ya le contaste a papá lo sucedido

- No, porque no sé qué ocurrió exactamente

Nathan lo miró incrédulo.

- Estaba preocupado, desde que se entero que te internaste, no paro de dar vueltas por la casa – dijo emocionada – por lo traje

- Olivia – contestó sorprendido no esperaba su visita

- Nathan – dijo ingresando a la habitación

Agarró el florero y se dirigió al baño para cambiarlo de agua.

- ¿Por qué la trajiste? – pregunto – anda ocupada igual que tu

- Ella quiso venir

- Ya

- Nuestro padre está molesto

- Entonces si le contaste

- No, debiste haberle visitado bien llegaste de tu viaje.

- No quiero discutir James

- Creo que alguien necesita una novia – dijo ella interrumpiendo la conversación.

Salió del baño Olivia agarrando un nuevo ramo de flores

- ¡Olivia! – dijo James

- Es verdad, necesita a alguien que le haga mimos en este momento – agarrando a Nathan de los cachetes.

Para Olivia, Nathan era como un hermano menor.

- Por cierto, te compramos estos dulces, sabemos que te encantan.

Entregándole una cesta de llena de caramelos.

- Ya no soy un niño – dijo comiendo unos chocolates

- Si se nota – dijo James

.-.-.-.

- ¿Se va temprano señor? – preguntó su secretaria

- Así es, tengo un asunto que atender. Cualquier problema que se presente avíseme, por favor.

Decidió volver a su apartamento para tomar un baño y de esa manera poder acudir presentable a la dichosa cita.

- “Recuerda, no lo arruines”

Recibió un mensaje de Nathan. Bujo amargado. Se dispuso a salir de su casa, sin antes mirar la fotografía de Elizabhet que tenia oculta en su billetera.

- Diez minutos antes, perfecto – se dijo a si mismo

Pero no parecía haber indicios de que la señorita Sara llegase a la cita acordada miraba a todos lados de vez en cuando.

- Hola – contestó la llamada.




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