Capricho (arte y Destino)

14

Se acercó lentamente, sin que se dieran cuenta

. ¡Hola! – gritó de repente

- Ahhh mami – corrían asustados

- Esto no es lo que me imagine, pero ni modo.

Repartía panfletos del centro comercial y de la cafetería, dos pájaros de un tiro, a los encargados no parecía molestarles.

Ya se había postulado antes para trabajar en el centro comercial, nunca le llamaron, de seguro no paso la prueba. Es por eso que estaba ahí con su traje de pato repartiendo panfletos, tal vez podría escalar de ahí lentamente.

Ya se veía de traje caminando por el centro comercial, todo parecía perfecto hasta que conoció a su rival.

El bailaba en son de la música del centro comercial y daba volteretas de aquí para allá.

- ¿Un oso?

Su sueño se veía en peligro a sí que ella también se puso a bailar, ya se avergonzaría luego. Las personas comenzaban a reunirse a su alrededor parecía una competencia de baile de dos tiernos animalitos un oso y un pato.

- ¡Ah! – gritó Wara

Dio un paso en falso y cayó, el traje era esponjoso por lo que no se lastimo, pero no podía pararse, sus intentos debieron ser cómicos porque su rival no paraba de reírse. Se acercó a ella y le ayudó a levantarse.

- Que adorable – dijo él

Ella se quitó la cabeza agotada.

- No soy adorable – respirada agitadamente, nunca pensó que bailar fuera tan agotador

Él también se quitó la cabeza de su disfraz.

- Vale, pero gane yo – sonrió – adiós.

- ¿No trabajas aquí?

- No – dijo y se alejó del lugar dejando Wara desconcertada

Probablemente habia hecho el mayor ridículo de su vida y por nada.

.-.-.-

- ¿Estas contento?, ya volví – dijo Nathan – no pienses que dejándome sin dinero me convencerás de trabajar aquí, por que no lo hare

- ¿Qué le paso a tu pierna? – preguntó sorprendido el Sr. Dugan en ningún momento le informaron que su hijo estaba herido.

- ¿Mi pierna?

Nathan se quedó desconcertado por un tiempo, pensó que James ya había corrido con el chisme.

- Me …. caí – respondió dudoso

- Una caída difícilmente fractura una pierna

- Fue una gran caída

No era buena idea decirle que se lo había fracturado en el exterior, aunque su padre ya lo sospechaba.

- ¿No tienes nada que decirme? – insistió su padre enojado, le sorprendía la irresponsabilidad de su hijo

- No, nada

- Tu no aprendes – dijo el Sr. Dugan alzando la voz y tocándose la frente – pese de lo que hiciste, aun quieres causar más problemas.

Esto provoco una punzada en el corazón de Nathan su comentario tenía doble sentido, su padre sabía algo.

- Pudiste haber herido a alguien

- ¿Eso es lo único que te preocupa? – respondió enojado

- ¿Es lo único que me preocupa? – repitió sus palabras – Nathan se trata de vidas

Nathan bajo la mirada, su padre tenía razón.

- Pero no lo hice, nadie salió herido.

- Disculpe – interrumpió la conversación su secretaria – lo están esperando en la junta.

- Gracias, ya voy – se volteo hacia su hijo – ya lo dije una vez, quiero que trabajes y esta vez te lo digo enserio.

Nathan bufó fastidiado

- No serán las tarjetas de crédito la próxima vez Nathan, recuerda que guerra avisada no mata soldados.

Salió sin decir más.

.-.-.-.

- Como se atreve – dijo casi gritando – ¿A que se refiere?, que más podría hacerme, ¿Encerarme?

De repente recordó el folder del que le menciono James

- Acaso – se imaginó un altar – dios, no se atreverían – se estremeció solo al pensarlo.




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