Capricho (arte y Destino)

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- ¿Cómo se ha comportado? – preguntó él

- Como se encuentra, ¿ya no le duele la espalda? – preguntó ella

La Sra. Dugan creyó que era mejor enviar una de sus sirvientas para que cuidara de Nathan hasta que este se recuperara.

- Se la ha pasado jugando videojuegos, no ha causado inconvenientes – le respondió al Sr. Dugan – ya se encuentra mejor, aunque …

- ¿Paso algo? – preguntó Emma

- No, pero es extraño. No duerme por las noches, por mas de que se encuentre con sueño

- No duerme de noche desde un par de años – respondió la Sra. Dugan – ¿Sera que tiene pesadillas?

- Eso no es importante – dijo el Sr. Dugan – todo el mundo los tiene.

Habían ya pasado alrededor de dos semanas y seguían siendo el centro de atención, Nathan y su familia ya habían explicado lo sucedido para evitar los malentendidos, muchos creían que había sido un intento de suicidio.

- ¿Seguiremos con esto? – preguntó Antony a su esposa cuando estos estaban desayunando a solas

- ¿Con que? – preguntó ella desconcertada.

- Con la boda, creo que ya no es necesario. Nathan empezara a trabajar a partir de hoy, es un avance.

- Si – dijo seriamente – la boda no se suspende

- Pero aún no has encontrado con quien contraerá matrimonio.

- De hecho, la encontré, en unos momentos iré a visitarla – estaba decidida – Querido ¿Crees en el destino?

- No en su totalidad – la observó confundido

- Pues yo sí.

.-.-.-

Su padre se había tomado muy enserio sus palabras, los guardaespaldas no solo tenían la función de que evitar la entrada de reporteros, sino que también evitaban que él saliera. Por lo que fueron los días más aburridos de su vida.

- Aun me siento mal – decía mientras era casi arrastrado por los guardaespaldas.

Trataba de convencerlos.

- Ahh, ¡Que dolor!, la espalda.

Pero sus excusas ya no eran convincentes. Fue al centro comercial chitando la lengua, ya no podía alargar más el tiempo.

- Tiene que haber algo que pueda hacer

Pensó que tener casi dos semanas de descanso le serviría para pensar en un plan, pero no fue asi.

Sabía que tendría que trabajar de todas formas, aun no le habían habilitado sus tarjetas de crédito, pero no quería hacerlo con el temor de que en cualquier momento iban a vender su casa.

Suspiró frustrado, últimamente lo hacía seguido.

Una vez adentro ninguno de los dos habló, el Sr. Dugan parecía estar leyendo unos documentos antes de firmar en ellos.

- Quiero un puesto alto – inicio Nathan

- Empezaras desde abajo – continúo leyendo los documentos

- ¿Perdón? – trató de analizar sus palabras - ¿yo no puedo tener un puesto alto en este lugar, pero James sí?

Fue una de las razones por las que nunca quiso trabajar ahí, sabía que eso iba a pasar.

- Tu hermano también empezó desde abajo, él se ganó su puesto – levantó la mirada.

Nathan miró el techo como queriendo recordar eso, era verdad, recordó a James corriendo de aquí para allá, recogiendo pedidos, ayudando con las ventas y a él burlándose de eso.

- Odio el karma

Si era como asi se le llamaba. Respiró hondo y volvió a mirar a su padre.

- Dónde

.-.-.-

- Entramos a las 7:00 am,

- ¡Que!

El encargado siguió caminando y él siguiéndolo de mala gana.

- Recibimos los pedidos a las 7:30 am, atendemos hasta las 9 pm y cerramos a las 10 pm.

Se estaba empezando a asustar, ¿Trabajaría todo el día?

- Hay dos turnos, usted comenzara en la mañana, a la siguiente semana estará en la tarde – agarró el uniforme del mesón y se lo entrego – póngaselo, empezara colocando precios a los productos.

- ¿Empezare hoy?

Brincó cuando notó que su padre se encontraba observándolo desde afuera, de mala gana fue a cambiarse.

- Será un día largo – dijo - ¿Sí? – colocó el celular en su hombro.

- Sr. Nathan – dijo una mujer – me preguntaba ¿Por qué no ha solicitado nuestros servicios?

Era de Briguette.

Había dos razones, su padre había enviado una de sus sirvientas para que se hiciera cargo de sus cuidados.

- Me tratan como si fuera un bebé – pensó cuando la vio.

Y no tenía dinero con que pagar, dudaba que Daniel le seguiría prestando después de lo ocurrido.

- Ja – rio por la nariz – parezco un famoso en ruina – dijo amargado - ¿desde cuándo mi vida se volvió tan miserable?




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