Capricho (arte y Destino)

31

- Y parece que no vendrá.

Esperaba encontrarse con ella antes de salir, quería cobrar un préstamo. Miró su celular.

- ¡Qué demonios!, me voy.

Se dirigió a su habitación en busca de algo abrigador, en el proceso se encontró con la caja de chocolates, este ya hacía en el separador más alto de su ropero. La bajó con cuidado.

- ¡Ey! Niña, ¡Niña!

- Eh – la miró sorprendida – la reconoció era la abuela de aquella vez

- por fin, te llevo hablando un buen rato

- lo lamento – se secó las lágrimas con las mangas

- toma – le entrego una caja, miró a ambos lados y se despidió.

- ¿Interrumpió mi crisis sentimental, solo por esto? – preguntó – ah son chocolates, ¡Gracias!

Sonrió al recordar lo ocurrido.

- Que abuela tan extraña

Estaba agradecida por la empatía que había tenido hacia ella, muy pocas personas la tenían.

- La próxima vez que la vea debo pagarle por los chocolates.

Escuchó el trinar de un pajarillo en su ventana, se acercó a él para observarlo mejor.

- Dime ¿Crees que es el destino? – le preguntó

Pensaba en la extraña forma en la que se había encontrado con Daniel

- No. Solo es una coincidencia – se convenció a sí misma, no podía caer en el mismo error.

Sacudió a ambos lados tratando de alejar aquellas fantasías, tenía la costumbre de emocionarse fácilmente e imaginar cosas que nunca pasarían.

- Si tan solo los cuentos de hadas y princesas fueran reales.

.-.-.-.-

Con las manos colocadas detrás de su espalda observaba detenidamente los postres que se exhibían en la vitrina. Había escuchado atentamente la explicación de los ingredientes de cada uno de las tartas, galletas y otras masitas, pero ninguno le convencía.

- Tiene que ser dulce - pensó - Quiero algo más dulce.

Supo que ese era el correcto. Señaló un pequeño pastel, adornado con círculos de colores, globos y un león adorable con su gorro de cumpleaños.

- Este es … para niños

Por el ramo de rosas que traía en sus manos Wara pensó que trataba de un regalo para una mujer, pero ahora con el pastel estaba desconcertada.

- Es perfecto

- Esta bien, espere un momento por favor

Preparó el pastel para envolverlo en una caja.

- ¿Ustedes hacen los postres?

- Si, este pastel fue hecho esta mañana

- Y no tiene algún número para hacer pedidos.

- Oh – lo pensó un instante - sí.

Buscó uno de los panfletos que había hecho para repartirlos en el centro comercial, sintió un escalofrío al recordar lo sucedido. Y peor aún, el miedo que tuvo cuando Daniel levantó la mirada en su dirección al mencionar a una chica pato.

- Y ahora me encuentro atendiendo a su amigo – pensó – ¿Coincidencia?, tal vez. ¿Destino?, no lo creo.

.-.-.-

Su ropa y su cabello aún goteaban. Nunca pensó que el encargado del supermercado fuese capaz de acusarle con su padre.

- Traidor – pensaba

De vez en cuando hacia pequeños movimientos en su lugar y frotaba ambas manos para mantener el calor. Su padre seguía sentado viendo el computador, sin tomarle la más mínima atención.

- Me voy a resfriar – susurró – no es mala idea – pensó

Cuando se resfriaba le agarraba tan fuerte que le tiraba a la cama por más de una semana.

- Porque abandonaste el trabajo – preguntó su padre sin dejar de escribir.

- No lo abandone, volví – su padre lo miró fijamente – tenía algo importante que hacer – se tocó la nuca.

- Y se puede saber que era importante

- Es … privado

No podía decirle que estaba tratando de atrapar a una chica.

- ¿Al final, no tendré mis tarjetas de crédito de vuelta? – cambió de tema




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.