Capricho (arte y Destino)

43

 - Primero el niño engreido, Olie y ahora Isabelle. ¡Ah!, tengo muchas cosas en que pensar – se tocó la cabeza

Se encontraba sentada en el bus, esperando que un milagro apareciera, que abriera los ojos y ¡Bum! todo fuera un sueño, se había pellizcado varias veces, solo por si las dudas.

 - Tranquila, te estas ahogando en un vaso de agua tu sola. Solo necesitas calmarte. Veamos – sacó su pequeña libreta para anotar todo lo que le preocupaba – primero están los gastos, que ya casi cumpliré.

Hojeó en búsqueda de su plan para alcanzar la meta y poder pagar los gastos de ese mes, la ventaja, aún le quedaba dinero de lo que le habían pagado en Briguette. Se arrepintió de rechazar la propuesta de ser trabajadora permanente, cuando se lo ofrecieron.

 - Aun no es tarde – se animó a si misma

Megan le aconsejó que fuera a solucionar el malentendido con el Sr. Nathan para no tener problemas.

 - ¡Ah! malentendido con el niño engreído – volvió a tocarse la frente – vamos por pasos Wara, lo siguiente es Olie ¡Como voy a solucionarlo!

Por fuera Wara parecía escribir concentrada en su libreta, nadie imaginaria todo el griterío que había en su cabeza, mientras debatía consigo misma sobre cómo solucionar su vida.

 - Está bien, tranquila, eso lo pensaremos mejor una vez que lleguemos a casa. Lo siguiente es …Isabelle

 

 - Tú nunca viniste a dormir, ni siquiera te importó conocerme, como si hablar con notas fuese suficiente. ¡Si no me quieres aquí, solo dilo!

 

 

 - puede que sea mi culpa – apoyó su cabeza en la ventanilla y suspiró – Lo solucionaré cuando vuelva – sonrió amargada – a este paso todo lo dejare para después.

Al final estaba como en el principio, pero al menos estaba más calmada. Se paró frente a la casa de Nathan Dugan, y la observó por un instante. Le parecía bastante grande para que una sola persona viviera en ella.

 - Soy una envidiosa – se reprochó a si misma

Muy en el fondo lo detestaba por el simple hecho de tenerlo todo, sin tener que esforzarse en ello, toda su vida estaba solucionada, muy diferente a la suya. Movió su cabeza, tratando de apartar esos pensamientos y decidida a solucionar los malos entendidos, tocó el timbre.

.-.-.-

 - Como puedo sacarle palabras

Aún pensaba en la conversación que tuvo con el Sr. Ewen, no conocía esa parte de la historia.

 - Daniel era solo un niño, debió quedar devastado – movía su taza de café - ¿Por qué él nunca me lo dijo? Tal vez simplemente no confía en mi – entristecido le dio un sorbo a la taza – ¡Ag! – reflejo nauseoso – debería aprender manejar la máquina de café, ¡esto esta horrible! – apartó la taza de su vista.

No muy después se escuchó el timbre. Generalmente nadie venia visitarlo a esa hora, además, sus conocidos sabían la contraseña de su casa, por lo que entraban sin pedir permiso. Entonces solo quedaba una persona. Se acercó a la puerta.

 - Ah eres tú – se escuchó decir desde el micrófono – entonces si vino – pensó abriendo la puerta

Wara por un momento sintió la necesidad de sacar su taser y apuntarle con él.

 - Estas loca Wara – pensó ella – buenas noches.

Estaba lista para dar la explicación que de seguro evitaría que acabara en la comisaria y que perdiera el trabajo en Briguette.

 - ¿Eh? – Nathan lo miro de arriba hacia abajo – ¿Por qué no estas con tu uniforme? – preguntó él – ¿no limpiaras la casa?

 - ¡¿Tenía que limpiar su casa?! – pensó – no me dijeron nada de eso en Brigette – miró a un costado. La puerta empezó a cerrarse – Eh ¡Si!, ¡Si! ¡Aquí lo tengo! – señalo su cartera.

Él se apartó de la puerta, dejándola ingresar, ella lo hizo con cautela sin despejar su vista de él. Por unos breves instantes sus miradas coincidieron. Y Nathan dejo escapar una sonrisa.

 - Que rara es – pensó

Aprovecho que Lina se encontraba en el baño para desordenar la casa. Estaba molesto con ella, aunque no quería admitirlo. Además, tenía curiosidad de su reacción, hasta ahora no la había visto enojada. Le parecía muy tranquila, casi como Daniel, con una diferencia, ella era facialmente más expresiva que su amigo.

 - Tú no te hagas problemas, tu limpia. Tal vez no tengas que darle explicaciones – dijo Megan, presidenta de Briguette, quien llamó cuando Wara se estaba colocando el uniforme.

 - Pero yo quiero explicarle. No quiero que haya malos entendidos – pensó – Esta bien – se despidió y colgó – ¡Muy bien!, aquí voy

Dio un pequeño salto cuando salió del baño. Nathan quien la observaba desde arriba elevó las cejas, la chica a veces le daba ternura. Ella no dijo nada, simplemente observo con incertidumbre la casa.

 - Lo hizo a propósito – pensó, entrecerrado sus ojos.

Ella no dijo nada, simplemente se limitó a recoger lo que estaba a su paso y por instinto miro hacia arriba, nuevamente sus miradas coincidieron, esta vez ella lo reto con la suya, como si estuviera reprendiéndolo con ella. Nathan no tuvo más que desviar avergonzado.




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