Capricho (arte y Destino)

54

Se sobresaltó cuando escuchó el grito de la señorita Isabelle, pensó que ocurrió un accidente en la cocina, observó sorprendido cuanto vio a la señorita Wara correr, esa personalidad serena que le caracterizaba había desaparecido y la desesperación en su rostro hizo que se preocupara. Hubiera querido llamar para saber cómo se encontraba, pero no tenía ningún contacto de ella, suspiró mientras miraba el cielo parado fuera de su apartamento.

     - ¡Bienvenido hermano! – haciéndole sobresaltar

     - ¡Saly! Lo asustaras

    - Madre – dijo sorprendido, no se esperaba su visita - ¿Por qué no dijo que iba a venir? – preguntó – habría venido a recogerla.

Mas su madre se quedó en silenció observándolo.

     - ¿Hijo estas bien? – acariciándoles las mejillas

Eso lo desconcertó, ella lo miraba preocupada, buscó a Saly para entender lo que sucedía ¿Tal ves le dijo algo?, más ella parecía igual de confundida que él.

     - Te vez pálido y has adelgazado – miró su cuerpo - ¿Estuvieron alimentándose? – les preguntó a ambos

     - Si mamá – se apresuró a decir Saly, acercándose un tanto preocupada – está bien, no tiene fiebre – después de tocarle la frente – ha estado durmiendo más de lo normal.

Daniel se inquietó en cuanto escuchó a Saly decir eso, rápidamente miró la expresión de su madre, no quería preocuparla.

     - Está bien – no parecía muy convencida – lávense las manos y vengan a cenar.

No tenía apetito, además que ya había comido en Olie, sin embargo, no se quejó y comió en silencio para no alarmar a su madre. Notó que ella le lanzaba miradas a Saly, y que en varias ocasiones murmuraban entre ambas, le pareció sospechoso más fingió no darse cuenta.

     - Hermano – llamó Saly su atención – de casualidad… ¿Sigues saliendo con tu cita?

Su madre se atragantó al oír eso y la regañó con la mirada, pero al final ambas esperaron expectantes su respuesta

     - ¿Eso es lo que tiene preocupada a madre? – pensó

Estaba consciente de que su madre quería que saliera con alguien y que incluso deseaba que contraerá matrimonio. Por lo que dudó en contestar.

     - Nos hemos encontrado un par de veces – continuó comiendo

     - ¿Y cómo se llama? – continuó preguntándole Saly – porque no creo que estuviera con su nombre real en la página.

     - Isabelle – respondió – Isabelle Moore

Ambas se miraron como si hablaran con la mirada, por unos instantes la mirada de Saly se tornó sombría, Danilel las observó curioso.

     - ¿Y cuándo nos la presentaras? – continuó su hermana – si ya se encontraron un varias veces debe ser serio ¿No?

     - Supongo que lo hare en su debido momento

No podía negar que en esos momentos dudaba de las intenciones de la Srta. Isabelle, le era extraño que no lo conociera y que se escondiera en cuanto lo vio en Olie, y no era necesaria mencionar que ni si quiera él sabía en qué términos estaba con ella.

.-.-.-

     - ¿Por qué saldría corriendo de esa forma?

Jugaba con la consola de videojuegos, de vez en cuando estiraba la mano para tomar un pedazo de pizza, óbservó su celular por un instante. En su momento tuvo muchas preguntas sobre Lina, una de ellas, ¿Cómo es que conocía a la cita de Daniel?, era bastante extraño, según él no podían existir tantas coincidencias. Y ahora su actuar repentino.

     - Lina guarda muchos secretos

Tal vez eso era lo que le llamaba la atención de ella, el aire de misterio que la rodeaba, era como una muñeca rusa, sentía curiosidad de saber que escondía detrás de la burbuja había construyó para sí misma. Esa fue la razón por la que se sintió abrumado en cuanto la vio pálida y asustada.

 

Muñeca de trapo

¿Estás bien?

 

Se sintió estúpido, borro el mensaje. Ahora caminaba por la sala, pensativo

Muñeca de trapo

¿Paso algo ma...

 

Volvió a borrarlo. Se tocó la nuca, no sabía que escribirle, repentinamente se le ocurrió una idea.

     - Ahora si – observó su celular – y el toque final – sonrió al ver la foto, era un buen material para burlarse de ella.

.-.-.-

Tocó la puerta en varias ocasiones, indecisa por no querer interrumpirlo giró la perilla con cuidado, al abrir la puerta lo encontró dormido, lo observó con dulzura por unos instantes y acarició su cabeza antes de salir.

     - Tenías que incomodarlo con tus preguntas, ya lo habíamos hablado – Dijo al volver a la cocina.

     - Era la única oportunidad de que hablara – le daba un sorbo a su café – Al menos ya sabemos que se llama Isabelle – con una mirada sombría.




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